Carta de expulsión
del colegio San Ignacio
Agosto 20 de 1911
Señor D.
Daniel González
Muy estimado Sr.:
El jueves pasado escribí una breve carta, suplicando a U. tuviera la bondad de venir al colegio esa noche o la del viernes para tratar un asunto muy importante relativo a Fernando, su hijo. Sin duda las ocupaciones de U. le impidieron venir, lo que he sentido en gran manera.
Es el caso que desde el año pasado se dio Fernando con sumo ahínco a la lectura, primero de obras literarias y luego este año de obras filosóficas principalmente. Sin duda en la lectura de tales libros procedía sin mucha selección al principio, no advirtiendo el inmenso mal que de semejante proceder podía seguírsele. Y así ha sucedido, en efecto, como U. habrá tenido que advertirlo; pues al ojo avizor de un padre solícito, jamás se ocultan los cambios que en el hijo van verificándose. Comenzando apenas sus estudios de filosofía y no bien cimentados aún sus principios religiosos ha leído con verdadera pasión obras de Voltaire, Víctor Hugo, Kant y sobre todo Nietche (sic), las cuales han apagado en su entendimiento la luz de la fe y han secado en su corazón todo temor saludable. No cree absolutamente, afirma él a sus compañeros, en la divinidad de Jesucristo ni menos en la Iglesia Católica. Imbuido en las ideas de Nietche (sic), sostiene que hasta ahora los hombres han estado cegados con falsas preocupaciones, como el infierno, que un genio ha de hacer desaparecer para sustituirlas con otras nuevas y mejor fundadas. Así lo dice, casi de continuo, a sus compañeros; esto ha sostenido a su profesor de filosofía, el P. Quirós y en parte también al Rdo. Padre Rector, sin admitir razones de ninguna clase.
Tenía yo la esperanza de que los ejercicios espirituales, que durante tres días tuvieron los alumnos la penúltima semana, hubieran de aprovecharle y abriera su corazón a la divina gracia, pero el último día de las confesiones no vino al colegio, y menos el día de la comunión. El lunes pasado le dije debía comulgar el martes, fiesta de la Asunción, conforme al reglamento, y tampoco lo hizo.
Por todos estos motivos tengo la pena de comunicarle que la Junta Directiva del colegio ha resuelto que Fernando queda excluido del colegio, y en consecuencia suplico a U. tenga la bondad de enviar por el pupitre y los libros al colegio.
Al cumplir tan penoso encargo aseguro a U. continuaré pidiendo con toda mi alma a Dios Nuestro Señor ilumine a Fernando y le dé gracia para volver al buen camino.
De U. atento y seguro servidor,
Enrique Torres S. J.
Fuente:
Archivo Corporación Fernando González- Otraparte. Ver facsímil aquí.