Fernando González y nosotros
Germán Pinto Saavedra
1995
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La obra de Fernando González, particularmente en lo que tiene de mayor relación directa con el acontecer político del país, con las características de su sociedad y de su cultura, no es fácilmente abordable desde la segura trinchera del esquematismo, así sea del esquematismo historicista.
Empresas, como la varias veces intentada de extraer fragmentos «representativos» de la obra de un autor para confrontarlos con parte de lo apuntado en el capítulo del «marco histórico» y concluir, finalmente que, «en efecto, Fulano de tal fue un hombre de su tiempo», o que «su obra pone al descubierto las contradicciones de la sociedad de su época», resultan, tratándose de Fernando González, tan inútiles como en cualquier otro caso, pero, además de eso, muy probablemente ridículas. Las pretensiones del envigadeño no son las del historiador ni las del historiógrafo, no son tampoco las del periodista —para él vanas—, no son las del sociólogo ni las del filósofo. Fernando González hace literatura todo el tiempo y, sobre todo, realiza una literatura de ficción a partir de personas, hechos y circunstancias reales, mencionadas muchas veces por sus nombres propios y, por supuesto, a partir de su propio yo, que constituye, así mismo, un personaje tan real cuanto imaginario. La vida social de su época es, simultáneamente, la vida histórica, realísima, con todas sus notas de realidad auténtica, pero también es el escenario en el cual el autor dispone el movimiento de sus personajes, haciendo uso de lo que denominan «actitud omnisciente» los técnicos de la literatura. La historia nacional, la historia personal y la historia de sus obras resultan coincidentes, pues, en el fondo, son una sola, en lo cual se echa de ver lo ya reconociera Antonio Machado, es decir, que «también la verdad se inventa».
El autor
Pinto Saavedra, Germán. Fernando González y nosotros. Primer puesto Concurso «Fernando González, Gran Mulato Americano». Concejo de Medellín, Comisión Asesora para la Cultura, octubre de 1995.