Matrimonio de Fernando González Ochoa y Margarita Restrepo Gaviria – 1922
Doña Margarita era la pasión suave y contenida. Una presencia impalpable, que reforzaba la grandeza. No era imagen agachada o sumisa, sino la comprensión pura, limpia de toda vanidad y de toda escoria. De esa presencia arrancaban la fuerza y la pasión de Fernando González. Y allí volvían. […] Qué suavidad la suya allá en esa banca del corredor de Otraparte, cuando Lucas de Ochoa —burlón y alegre y sarcástico y triste y placentero— iba nombrando las cosas y la vida. Doña Berenguela era la firmeza impalpable: qué presencia tan aguda la suya. Nos envolvía, y parecía que no estaba con nosotros. […] Por Margarita Restrepo se ve la grandeza de Fernando González.
Alberto Aguirre