Fernando González, Tony, Simón, Fernando y Margarita. Marsella, Francia, 1933.
Tú dices que mi libro, tal como me nació, es pornográfico e ilegible, y yo te contesto que pornográfica es toda esta Suramérica hija de clérigos, hombres tapados por la vergüenza a la vida. Por eso, nuestra raza es estéril, avergonzada: raza de hombres que hacen las cosas y se esconden, avergonzados de estar vivos. (…) Yo no le hice mal a Tony, no la dejé abandonada, desempeñando el oficio de ramera. El instinto aristocrático me impidió causarle miseria. ¡Y yo soy el perverso, yo soy el pornográfico! Cualquier colombiano la habría arrojado a la calle de la Pouterie, les habría contado a los compañeros para que fueran a acabar la obra de manchar, de envejecer, de prostituir; sí, les habría contado, pero en voz baja, en voz parecida a “prenda de vestir”… Y yo cuento todo lo que sucedió, las tentaciones que tuve, mis impulsos e inhibiciones. ¡Yo dizque soy el pornográfico!
Fernando González