Cuaderno de recortes de
Fernando González y doña Margarita.
Cuando llegaban gentes al Consulado y veía que casi todas eran menores que yo, me preguntaba: “¿Qué diablos voy a ofrecer al espíritu? ¿Qué primaveras puedo sacrificar?”. Por eso atizaba estos amoríos de mi carne madura, y cuando Tony me entregó un papelito que decía, “J.V.A.”, yo te amo, corrí a la iglesia de la calle Paraíso, me arrodillé y le dije al espíritu: “Vengo a ofrecerte este papelito…; en cambio, dame conocimiento…”.
Fernando González