Fernando González y Benjamín Correa,
exjesuita y compañero de Viaje a pie.
Fernando González y este pobre diablo se conocieron en Carolina, en plena juventud. A gente del municipio de Medellín, González compraba terrenos para establecer la planta de Guadalupe y saneaba los títulos de adquisición. Prometió llevarme a trabajar con él en la rama judicial, tan pronto como lo eligiesen juez. Y cumplió su palabra. Enseñaba en Copacabana, cuando me nombró escribiente de su juzgado. Pronto aprendí a recibir declaraciones, hacer notificaciones y sustanciar juicios.
Benjamín Correa