Andrés Ripol y Fernando González
(1953 ó 1954)
Al gallinazo que volaba más alto le encantaba dejarse caer, de pronto, desde bien arriba. A los demás no les gustaba volar con él, porque los dejaba atrás; ni juntarse con él, porque creían que les decía mentiras. Había unos poquitos gallinazos, de los más chiquitos y menos pesados, que sí lo querían. Y era porque como eran chiquitos y casi no pesaban, él se los montaba encima de las alas y los llevaba volando, a pasear, por allá arriba, arriba. Desde allá les mostraba todas las cosas maravillosas que él veía, y pasaban muy contentos.
Regina Mejía de Gaviria