Los niños: Álvaro, Ramiro, Pilar y Fernando. Don Carlos E. Restrepo, Embajador de Colombia ante la Santa Sede, y doña Isabel Gaviria de Restrepo. A la derecha, Fernando González.
Querido suegro, doctor Carlosé Restrepo: […] He encontrado lugares deliciosos para beber café o cognac; pequeños paraísos que me hacen creer que cuando todo el hogar marcha bien, seré feliz. Usted continúa haciéndome mucha falta. No olvide escribirnos con frecuencia. Desde el lunes estamos averiguando por el café; pero nos hacen falta los datos del vapor en que llegó, la fecha probable, la marca del bulto, el peso. Pero ahora se fue Leonidas Sega, el canciller, a seguir en la busca del café. Inmediatamente que haya resultado se lo comunicaré. Los cigarrillos son muy caros. No olvide pedir bastantes Pielroja por mi cuenta cuando haga el pedido para usted. Nosotros no podemos introducir. Necesito unos trescientos paquetes. Apenas estemos instalados iré para llevarles la hija y los nietos y para que salgamos por Roma. Me hace falta callejear con usted. Es necesidad que siento como la de beber café colombiano.
Fernando González