Fernando González
Julio de 1952
La trascendencia de su pensamiento y la inmanencia de su vida no se dan sólo porque el maestro González haya logrado traspasar las fronteras físicas de su Envigado y de Colombia, o porque su reconocimiento se dé más en el extranjero que en nuestro país, sino por el eco de contemporaneidad que adquieren su reflexión y su escritura. ¿Por qué pensar entonces a Fernando González como educador latinoamericano? Entre otras razones, porque se considera que no se es maestro sólo por la formación únicamente restringida a la obtención de un título, tampoco porque se estudie pedagogía o se tenga un doctorado en ésta, ni por la validez y especificidad científica de los conocimientos que alguien logre adquirir alrededor de una disciplina. Se es maestro, quizá, por la historia que configura la vida de un ser humano; por la fuerza, el deseo y el apasionamiento de un pensamiento; por la huella que deja en las mentes y, sobre todo, en los cuerpos de los otros; por la forma en que la propia vida permite configurar formas otras de existir, otras posibilidades de crear, de pensar, de soñar.
Diana Milena Peñuela Contreras