Carta al padre Ordóñez
Envigado, mayo 25 de 1942
Al Padre Ordóñez
Colegio de San Ignacio
Medellín
Muy querido amigo y señor:
¡No puede imaginar lo agradecido que le estoy por haberme guiado en ese mundo de actividades y experiencias personales de nuestro padre San Ignacio! Es un mundo su vida y por eso me siento anonadado al querer entenderlo. He demorado dos libros que tengo de los que me prestó. ¡Qué hombre y qué santo era Íñigo duro, amable y admirable, muy imitado y jamás igualado. Paso buscándolo para que me dé de su valor, paciencia, tenacidad y no quiere. Aquí me tiene, objeto agua abajo, llamando a Ignacio para que me dé de lo que tuvo y ¡nada! Parece que conviene que vaya de aquí para allí, buscando al que está a mi lado, dentro de mí y cuya presencia no siento sino a ratos (Dios).
Tenga paciencia conmigo y con sus libros, que estoy en fiera lucha con el hombre que se decidió y que ya nunca más se volvió del camino.
——————————— Así, línea recta, fue San Ignacio. Mis ensayos son ya muchos y el libro adquiere forma.
Me ha dado mucha brega comprender a San Ignacio en sus relaciones con aquellas señoras de Barcelona que le ayudaron en París, durante sus duros estudios y luego en su obra. Hasta que no comprenda esto no estaré satisfecho.
Mil gracias y perdone a su servidor en Cristo.
Fuente:
Cortesía de la revista Aleph. Comunicación personal.