Raíces aldeanas
de la corrupción
Por Ernesto Ochoa Moreno
Publicado en 1984, en Manizales, el libro del escritor envigadeño Alberto Restrepo González, reeditado por la Corporación Otraparte, que dirige Gustavo Restrepo Villa, es un estudio sociológico que, como anota el prologuista, Luis Enrique Agudelo Pino, “interpreta maravillosamente las interrelaciones aldeanas de la ciudad. Su hipótesis de que la aldea corrompe a la ciudad se prueba en los efectos de un trasplante inmaduro e inoportuno. Por esta razón —añade— la ciudad está signada de fatalidad, ‘por su inmadurez originaria, por su violencia generativa’, ‘porque surge para morirse’”.
Son 18 capítulos que configuran la radiografía tanto de nuestros pueblos, nacidos de coloniajes, colonizaciones e invasiones, como de estas ciudades nuestras que son el resultado de despojos, de desplazamientos, de exilios y de fugas. El origen de la corrupción, sus raíces, están ahí, en los vicios y pecados de la “aldea-aldea”, que una vez en la “ciudad-aldea” se han vuelto incontrolables. Es la tesis del autor: no son las ciudades las que han corrompido los pueblos, sino estos los que han corrompido la ciudad.
Los cinco primeros capítulos son un acercamiento al problema desde lo social, desde lo histórico. Los restantes, una enumeración descriptiva, real y descarnada, tanto de los fenómenos y comportamientos de la población pueblerina, encerrada entre montañas o perdida en llanuras ilímites, como de las élites enriquecidas o de las barriadas empobrecidas de las ciudades que, naufragando en el asfalto, añoran su pasado campesino mientras reniegan de él. El capítulo final es una propuesta que sabe a utopía. Un canto a la esperanza que, como todas la utopías, tiene un extraño deje de desilusión, de desesperanza.
Vale la pena transcribir los títulos de esos 18 capítulos, como antojo para una lectura: —¿En qué consiste la corrupción? —La aldea y la ciudad. —La “ciudad” colombiana. —Génesis y desarrollo de la ciudad-aldea. —La indisciplina aldeana. —El trauma aldeano. —El tradicionalismo. —“El cacique”. —La religiosidad aldeana. —La legalidad aldeana. —La política aldeana. —La economía aldeana. —El amor en la aldea. —El ludismo aldeano. —La educación aldeana. —La comunicación aldeana. —Soluciones, metas y métodos.
El autor, con lenguaje franco, directo, duro, desnuda el idílico e ingenuo romanticismo de los pueblos y desentraña las realidades y los pecados de la que llama “aldea-aldea”, proyectándolos en clave de corruptela a la “aldea-ciudad”. Es así como brota, como sigue brotando, la corrupción que nos tiene atrapados.
La solución que propone Alberto Restrepo tiene claro sabor de profetismo bíblico, de escatología religiosa. De utopía, como ya dijimos. La “revolución aldeana” la llama él, y con un término de alto contenido bíblico y clara referencia a la escatología que inauguró la teología del Vaticano II, la define como “la revolución del RESTO (mayúsculas del original), de lo que somos, de lo que queda”.
La corrupción, en Colombia, siempre ha existido. Hoy, como nunca, está vergonzosamente de moda. Indagar por su raíces tal vez no sea la solución. Pero destaparla, descubrirla en el fondo de nuestra condición de colombianos, es una voz de esperanza. Que es, siempre, una voz de profeta. Una voz de anuncio. De redención.
Fuente:
Ochoa Moreno, Ernesto. “Raíces aldeanas de la corrupción”. Suplemento Generación de El Colombiano, domingo 2 de abril de 2017, p.: 20.