Bien, Alcalde
Por Óscar Domínguez Giraldo
Alcalde Gallo: En buena hora, usted y su entorno aclararon que se meterán la mano al dril para perpetuar la Casa Museo Otraparte que orienta el Quijote Gustavo Restrepo Villa, el hijo de María Eugenia, con la segunda voz de Sergio El Callado Restrepo Jaramillo.
Me subí a un taburete para poner el grito en el cielo ante el peligro de que Otraparte pudiera convertirse en iglesia, universidad o peluquería de garaje.
Imposible cerrar un parche donde coinciden niños, viejos, señoras, señores, vírgenes, escritores, artistas, ateos, ilusos, periodistas, comunistas, uribistas, soñadores, pragmáticos. Todos van detrás del maná llamado Fernando González.
Tenía que ser falsa la especie de que el municipio más platudo de la parroquia, estaba negando la cuenta como los viejos borrachitos de La Puerta del Sol, La Macarena, Jardines, Atlenal.
Leer a González alborota la alegría de vivir. Semanalmente distribuyen por correo electrónico un capítulo de alguna obra suya que se puede bajar con horqueta de www.otraparte.org.
Pagan y los invito al monasterio de las monjitas de clausura (con celular) del Barrio Mesa donde venden exquisitos bizcochuelos. Pregunte por la hermana Margarita. Ella le hace descuento, y le encima la receta revelada por el Espíritu Santo.
¿Qué dirían del imposible cierre las ceibas del parque de Envigado? Las palomas de Santa Gertrudis habían decidido fijar hora cero para extrovertirse fisiológicamente sobre los visitantes y sabotear el turismo.
Vea, alcalde, si usted no quedó pintado en el mural de la Alcaldía, le buscamos espacio para incluirlo. Claro, desatrásese primero.
En Otraparte, además, se pueden ver películas que solo presentan en cinematecas de Nueva York, París, Madrid. Anoche pasaron Carácter, dirigida por Mike Van Diem. El domingo presentan Aladino y el rey de los ladrones. Entran desde niños de pecho a recibir su primer teterado en fernandología.
Sería capaz de poner plata —poquitiquitica— para hacer vaca que impida el cierre de una sola rendija de Otraparte, convertida en obligado punto de encuentro cultural. Y de tolerancia.
Allí cualquiera puede mejorar no solo su currículo filosófico y cultural. También el gastronómico, pidiendo helados con o sin licor como Simón González (helado, café, amaretto, crema de leche); Lucas Ochoa (helado, chantillí, pasas, nueces, salsa de chocolate); Viaje a pie (flor de Jamaica, limón, vodka, azúcar, hielo).
Que nadie piense que a la administración y al Concejo del municipio que es una fábrica de hacer amigos, le quedó juanchona la cuota.
No es por lamberle, pero le cuento que les había asegurado a mis parceros y a dos o tres enemigos que me alegran la rutina, que son calumnias de la oposición, que usted es un gallo de pelea pa’ levantar billete, que tiene palabra de gallero, que no ha nacido el gallo que lo aleje de sus deberes, y que el dinero aparecerá antes de que el gallo de las castas señoritas Espinosa cante tres veces.
Fuente:
El Colombiano, jueves 25 de junio de 2009, Columna Desvertebrada.