De la rebeldía al éxtasis

Por Ernesto Ochoa Moreno

Una de mis primeras columnas de opinión, tal vez la segunda, cuando me lancé a esta aventura del periodismo, la escribí el 16 de febrero de 1980, en El Mundo. Fue, por supuesto, dada la fecha, sobre Fernando González, en el aniversario de su muerte, ocurrida ese día de 1964. Era casi el cumplimiento de una promesa, o la realización de un sueño. Cuando empiece a escribir en un periódico, me había dicho, dedico mi columna del primer 16 de febrero a la memoria del filósofo envigadeño. Ese fue el decimosexto aniversario. Posteriormente, he dedicado columnas en años siguientes en idéntica fecha.

Ahora que se han conmemorado 40 años de su muerte el pasado lunes, he releído esa columna, titulada así, «De la rebeldía al éxtasis». Dije entonces: «Todavía falta mucho para que esta Colombia catecúmena y colonial descubra a Fernando González… Al cumplirse un año más de la muerte de Fernando González, uno siente que lo invade una inmensa tristeza. Una serena soledad de ceiba al mediodía». Y al año siguiente, el 16 de febrero de 1981, insistía: «Cada nuevo aniversario de la muerte de Fernando González duele como un remordimiento. No es sólo olvido lo que cubre su memoria, sino algo peor: un desinterés que es rechazo, afán por quitarse de encima un fantasma que puede ser demasiado inquietante, una espina que hiere demasiado. La mediocridad es celosa siempre de su tranquilidad, de que no le interrumpan su sueño. Esa pesadilla que es el loco de Otraparte es mejor evitarla. Se vive tan bueno sin zozobras, alejados ficticiamente del naufragio. A los locos, que los encierren, que los entierren. No los dejen resucitar. De pronto va y se tiran en la fiesta».

A contraluz de esas quejas, que sigo considerando justas, bien vale la pena hacer un balance de los muchos y alentadores avances en la difusión y el conocimiento del mago de Otraparte.

Sin lugar a dudas el mayor logro ha sido la creación de la Corporación Fernando González – Otraparte, en Envigado, que dirige con acierto, tesón y entusiasmo el antropólogo Gustavo Restrepo Villa. Recuperada para la actividad cultural y para mantener vivo el legado espiritual y filosófico del maestro, la casa de Otraparte es ya un proyecto imparable de reivindicación de su figura y su obra. Está sembrada también allí la semilla de un proyecto de futuro que redundará en beneficio de Envigado, de Medellín, de Antioquia y de Colombia.

Además, la excelente página web de Gustavo Restrepo (Otraparte.org), es una efectiva punta de lanza en este proceso de inquietar sobre el pensamiento del escritor, así como un valioso instrumento puesto al servicio de la Corporación. Por lo demás, en estos más de veinte años, desde la publicación de la columnita esa a que hago mención, ha habido reediciones de los libros del pensador antioqueño por la Universidad de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana. La Corporación, además, lleva en firme el proyecto de una edición de las obras completas.

De esa fecha a hoy, por otra parte, se enriqueció la bibliografía de Fernando González, con Mis cartas de Fernando González (1983), del padre Antonio Restrepo, Las cartas de Ripol (1989), El Pesebre (1993), Fernando González visto por sí mismo (1995), Correspondencia (cartas a Carlos E. Restrepo, 1995), Cartas a Simón (1997), Nociones de izquierdismo (2000), más la reedición en libro de la revista Antioquia (1997).

Han aparecido también, después de 1980, estudios sesudos sobre su pensamiento, como Retrato vivo de Fernando González (1983), de Félix Ángel Vallejo, El ser moral en las obras de Fernando González (1983), de Jorge Órdenes, Fernando González, filósofo de la autenticidad (1988), de Javier Henao Hidrón, reeditado varias veces, Para leer a Fernando González (1997), de Alberto Restrepo González, El viajero que iba viendo más y más (1999), de María Helena Uribe de Estrada, El pensamiento estético en la obra de Fernando González (1996), de Luis Fernando Macías, como también las obras ganadoras del concurso «El Gran Mulato», celebrado con motivo del centenario del nacimiento del escritor. Y muchas tesis y monografías que han abordado aspectos y temáticas importantes del pensamiento fernandogonzaliano.

Todavía falta mucho para llegar a lo hondo del pensamiento de Fernando González y, sobre todo, para ser consecuentes con sus enseñanzas, pero el balance es positivo, un aire fresco en este atardecer oteando la Intimidad al sombrajo de mis ceibas.

Fuente:

El Colombiano, columna de opinión «Bajo las ceibas», sábado 21 de febrero de 2004.