Boletín n.º 44
Abril 20 de 2006
El Café de Otraparte,
una realidad
Luis Suárez, arquitecto ad honorem, y Sergio Restrepo, Director Cultural de Otraparte. Fotografía por Carolina Macías.
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Nos instalamos en una casita encalada de barandas en el corredor, detrás de su residencia para evitar las visitas. Moviendo arrumes de libros (de sus propios libros que no había vendido) hicimos espacio. El Maestro cogió la escoba y con toda unción barrió la salita y el corredor. En esta salita, a la luz de una ventana, nos instalamos. Sobre el burro, el armazón de alambre esperaba que la greda fuera tomando forma. Pasaban las horas en discreto silencio. El Maestro sentado en su silla mecedora escribía algunas veces y otras leía en voz alta fragmentos de obras suyas y de otros autores. Lentamente de esa masa informe y gris fueron apareciendo rasgos humanos.
León Posada Saldarriaga
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De atormentados macabristas León de Greiff |
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“Luego, un domingo, Gonzalo Arango se me apareció en un café de Envigado, y lo reconocí y fue como si me hubiera llegado yo mismo a mí con los ojos asustados y atisbadores de mis 27 años. Fue una fiesta en mi larguísimo viaje que ni el ojo vio ni el oído oyó y nadie podrá ya borrar ese encuentro”.
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Apreciados amigos:
El lunes 10 de abril, día del cuarto aniversario de la Corporación Otraparte, se dio comienzo a los trabajos de remodelación y adecuación de lo que pronto será El Café de Otraparte, que estará ubicado detrás de la Casa Museo, en la casita que Fernando González utilizaba como biblioteca y para guardar herramientas. El local forma parte del terreno de 3.050 metros cuadrados donde en el mediano plazo se construirá el Parque Cultural Otraparte.
Anteproyecto del Parque Cultural Otraparte. Arriba, a la izquierda, El Café de Otraparte.
Con la aprobación de la Junta Directiva de la Corporación y contando con el visto bueno del alcalde de Envigado y de los dueños de la propiedad, el primero de abril se arrendó la casita para empezar así la realización de este importante proyecto.
La Corporación Otraparte es una entidad sin ánimo de lucro que administra por medio de comodato la Casa Museo Otraparte, propiedad del Municipio de Envigado. El señor alcalde Héctor Londoño Restrepo, según lo expuesto en su Plan de Desarrollo y como lo ha expresado reiteradamente, ya está gestionando la compra del terreno y liderará la financiación del Parque Cultural Otraparte, pero la Corporación debe fortalecerse como empresa cultural para generar sus propios recursos y el Café con toda seguridad se convertirá en una importante fuente de ingresos y en un complemento perfecto para las actividades que desarrollamos continuamente en la Casa Museo Otraparte.
Según los estimativos, la Corporación necesita cincuenta millones de pesos para abrir El Café de Otraparte. De estos cincuenta, ya contamos con 17 millones, gracias al apoyo de la Cooperativa Financiera Confiar, y 3 millones más recibidos de dos amigos de la Corporación. Acudimos, pues, a su generosidad, de forma que podamos completar el capital que nos permita adelantar las tareas más urgentes.
Además de ofrecer un espacio amable para los visitantes y asistentes a las diversas actividades culturales que en la actualidad ofrece la Corporación, el propósito del Café no es otro que generar recursos que nos permitan cumplir los objetivos principales de la entidad, que son difundir la obra del maestro Fernando González Ochoa y preservar su casa Otraparte como museo y centro cultural.
Quienes deseen apoyarnos pueden hacerlo mediante consignación en alguna de nuestras dos cuentas bancarias, a nombre de la Corporación Fernando González – Otraparte (Rut 811.033.607-4):
Cooperativa Financiera Confiar
Cuenta de ahorros 09780910-7
Bancolombia
Cuenta corriente 029-224452-59
(Por favor enviar copia de la
consignación al fax 331 85 19
del Vivero La Campiña)
Les agradecemos de antemano por su amable atención y ayuda. Ya saben que Otraparte es su casa.
Saludos,
Corporación Otraparte
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Una “vaca” así de linda es
la que estamos organizando…
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El café literario
en Colombia:
Símbolo de la
vanguardia
en
el siglo XX
—Fragmentos—
Por Brigitte König
El café como lugar público de reunión tiene una larga historia. Al comenzar el siglo XX surgieron algunos en Europa, convirtiéndose en centros de tertulias literarias. En el ambiente de estas tertulias nacieron ideas políticas, culturales, literarias de vanguardia y también correspondientes a obras de literatura. Casi lo mismo ocurrió en América Latina. Este artículo estudia los Cafés Literarios en Colombia, especialmente en Bogotá; describe el desarrollo histórico de estos Cafés, sus tertulias, así como las generaciones y grupos que en ellos se reunían. Analiza la importancia que tuvieron como lugares de nacimiento de ideas de vanguardia, para el progreso político y cultural en general y para la literatura colombiana. Nombres como Germán Arciniegas, Alberto Lleras Camargo, Ricardo Rendón, León de Greiff, Gabriel García Márquez, para nombrar sólo algunos pocos, no se les podría rememorar sin mencionar su presencia en los cafés bogotanos como el Windsor, el Asturias, el Automático y otros. Así el Café Literario se convirtió en un símbolo de vanguardia en el siglo XX.
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En Medellín, El Globo y La Bastilla tenían gran importancia para la vida cultural de Antioquia; eran focos de inteligencia y de genio.
(…)
Los precursores de la tradición de las tertulias de los Cafés Literarios en Bogotá fueron los miembros de la Gruta Simbólica, que no se reunían en cafés, pero que realizaban sus tertulias en forma semipública. Sus textos no son de mucha relevancia, pero ellos fueron los primeros que rompieron con viejas convenciones y que llevaron la tertulia del ámbito privado al público. Su representante de mayor fama es Clímaco Soto Borda, cuya apariencia y modo de vida se asemejan mucho a los de algunos literatos europeos como Peter Altenberg, Fernando Pessoa y otros.
El verdadero literato de café de la primera y de la última hora fue León de Greiff. Sus textos, igual que los de su contertuliano Luis Vidales, son innovativos, originales y provocantes, sobre todo en los años veinte. Los dos poetas se dejaban inspirar por la tertulia, empleaban los tópicos surgidos en las reuniones, y tematizaban el café como lugar de vida. Luis Vidales se comprometió también políticamente, mientras que de Greiff, a pesar de sus ocupaciones administrativas, veía el sentido de la vida en la literatura y en la música. Componía su poesía y prosa sobre todo en el contexto y permanente intercambio de Los Nuevos en el café Windsor. Producía textos que demuestran parámetros temáticos y formales que pueden ser considerados constitutivos de la literatura de café en general, pero también textos con otros característicos. De Greiff, Vidales, Luis Tejada, Ricardo Rendón y Germán Arciniegas son representantes de una vanguardia colombiana cuya trascendencia es, a veces, subestimada. Producía cambios esenciales en la poesía, la literatura, la cultura en general e incluso en la política. Esta vanguardia tuvo su punto de partida en los cafés literarios.
El Automático sigue existiendo. El retrato de León de Greiff sigue colgado en la pared; como en los años veinte, exclusivamente hombres están sentados en las pequeñas mesas, charlando y conversando, pero ya no se trata de la élite de la intelectualidad bogotana. Los intelectuales y poetas contemporáneos viven dispersos en la gigantesca urbe de Bogotá; los bogotanos, en cuanto puedan, huyen del antiguo centro de la ciudad donde existían numerosos cafés como refugios de la inteligencia. Los literatos viven en los barrios residenciales del norte, y los cafés allá son frecuentados por dinámicos jóvenes del neoliberalismo que no recitan sonetos sino cotizaciones de Bolsa.
Tal vez sea necesario crear otra vez un Windsor donde se agrupen los jóvenes intelectuales de todos los campos, y no sólo en Bogotá, sino también en todas las capitales del mundo, para tener una vanguardia que enfrente la crisis mundial.
Fuente:
Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela).
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“Estoy aquí (11 a.m.) en la antigua trastienda de Pacho Díez (que hoy es café), en una mesa, bebiendo una pequeña cerveza Pilsen Unión, muy sabroso…”.