”Allí vamos a poner esa pila de hierro que le quitaron a la plaza de Caldas…”. —Fernando González
“Otraparte” es el nombre que el maestro le ha puesto a su casa y su jardín. “Otraparte”, porque él no es parte alguna, porque se opone encarnizadamente a dejarse localizar en ningún sitio. Un hermoso jardín sembrado de carboneros, totumos, orquídeas y naranjales rodea la casa por los cuatro costados, la aísla de la carretera y de los paseantes y proporciona al maestro la vida vegetal que necesita para sentirse comunicado con la tierra. Porque Fernando González es cualquier cosa menos un intelectual desarraigado. Para él la savia no es un líquido ajeno, como no le son ajenas las penas del árbol, los sudores del cucarrón o la sombra del carbonero que él mismo plantó hace treinta años.
Juan Salas