Personajes de Envigado
“Doctor Arango Pérez” y
“Retrato” por Débora Arango
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Es inteligente nuestro pueblo; está por encima de su clase ilustrada. No lee, porque no tiene a quién. Ahí está listo para que lo pinten, pero carece de pintores; ahí está listo para que lo conduzcan, pero carece de políticos. ¿Por qué? Colombia no ha tenido escuela ni universidad. Colombia tiene pueblo y no tiene clase directiva.
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José Miguel de la Calle
(1755 – 1839)
Nació el 31 de agosto de 1755 y hallándose en peligro de muerte, fue bautizado por necesidad para luego suministrarle el bautismo solemne el 21 de septiembre. Alternó el poder civil con el eclesiástico de Antioquia. Hizo sus estudios en un famoso Seminario que existió en Envigado a mitad del Siglo XVIII. Se tituló en Derecho Canónico en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá. Fue coadjutor en el Municipio y luego cura de Rionegro. Miembro de la Asamblea Constituyente del Estado de Antioquia en 1818, y al año siguiente fue Diputado a la Asamblea y de la Legislatura que proclamó la Independencia de España. En 1814 fue Gobernador de Antioquia, cargo desde el cual sancionó la Ley sobre la Libertad de Esclavos. Huyó del régimen español y se ocultó en las montañas. Luego de la vuelta del “Pacificador”, el obispo de Popayán lo nombró Vicario General y Gobernador de la Provincia de Antioquia. Falleció en Santa Fe de Antioquia, el 26 de diciembre de 1839.
José Félix de Restrepo
(1760 – 1832)
He aquí el más ilustre hijo de Envigado y uno de los colombianos más notables en toda la historia de la nación. Alguna vez el Maestro Germán Arciniegas, reconocido como el mejor historiador contemporáneo, dijo que para la historia de Colombia eran de igual importancia la vida de Bolívar, Santander y las de los Restrepos de Envigado: José Félix y José Manuel. El 28 de noviembre de 1760 nació en el partido de Envigado y fue bautizado en la iglesia parroquial de dicha Villa por el Presbítero Juan José Restrepo. Doctor en Derecho Civil y uno de los más destacados educadores de Antioquia; Consejero de Estado; Ministro de Relaciones Exteriores; Secretario del Interior; Parlamentario; Magistrado y Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Redactó el Proyecto de “La Manumisión de Esclavos” y lo defendió en forma elocuente, lo que le valió el título de “Libertador de los Esclavos”. Murió en Bogotá el 23 de septiembre de 1832.
Miguel Uribe Restrepo
(1792-1841)
Llamado “Demóstenes Colombiano” por sus dotes oratorias. Nació en Envigado el 19 de junio de 1792. Fue discípulo del Sabio Caldas y de Camilo Torres. Reemplazó a Caldas en las cátedras de Matemáticas e Ingeniería. Primer profesor de Filosofía que tuvo la Universidad de Antioquia. Enloqueció ante el fusilamiento de Camilo Torres, por lo que le perdonaron la vida los españoles. Sin embargo, recuperó la cordura y fue Consejero de Estado y Presidente del Senado, siendo siempre reconocido por inconforme y contestario. Casó pelea intelectual con Simón Bolívar, a quien tildaba de monárquico. El domicilio donde naciera el prócer es desde hace varios años la Casa de la Cultura del Municipio. Esta Casa de la Cultura, la cual lleva su mismo nombre, “Miguel Uribe Restrepo”, es considerada una de las más bellas sedes culturales del Valle de Aburrá.
Alejandro Vélez Barrientos
(1794 – 1841)
Nació el 26 de noviembre de 1794. Fue discípulo de José Félix de Restrepo en Filosofía y del Sabio Caldas en Altas Matemáticas e Ingeniería Civil. Comandante del Batallón Girardot y Capitán de Ingenieros en el Estado Mayor General. Fue Cónsul General de Colombia en los Estados Unidos, Diputado por Antioquia al llamado Congreso Admirable, Gobernador de Antioquia, Ministro de Relaciones Exteriores, Consejero de Estado y Senador de la República. Murió en Bogotá el 19 de marzo de 1841.
José Manuel Restrepo Vélez
(1781 – 1863)
En la vida de la República de Colombia, durante la mayor parte del siglo XIX, el nombre de José Manuel Restrepo Vélez tiene notabilísima importancia. Prócer envigadeño denominado “Padre de la Historia Nacional”. Nació en Envigado el 30 de diciembre de 1781. Fue Diputado al Congreso de las Provincias Unidas; Gobernador de la Provincia de Antioquia en 1818; Presidente del Congreso Nacional, cargo desde el cual firmó la Ley de la Libertad de los esclavos. Se destacó como escritor y su obra “Historia de la Revolución de Colombia” es considerada su obra cumbre. Murió en Bogotá el 1° de abril de 1863, a la edad de 81 años.
Marceliano Vélez Barreneche
(1832 – 1923)
Nació en la ciudad de Envigado el 18 de junio 1832, en la finca de propiedad de don Avelino Mejía, a ocho cuadras de la finca “La Paz”. La casa donde nació había servido en 1776 como capilla de la naciente Parroquia de Santa Gertrudis La Magna. Obtuvo el grado en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquia, llamada en ese entonces Colegio Provincial, siendo el primer Doctor que graduó el Alma Máter. Fue un militar aguerrido, ocupando cargos como Fiscal; Juez de Circuito; Rector de la Universidad de Antioquia; Alcalde de Medellín; Senador de la República y Gobernador de Antioquia, cargo que ejerció en cinco ocasiones. Murió en Medellín el 13 de abril de 1923 a la edad de 91 años.
Jesús María Mejía Bustamante
(1845 – 1927)
Nació en Sonsón, el día martes 8 de julio de 1845. Fue bautizado por el Padre José Tomás Henao y confirmado en 1874 por Juan de la Cruz Gómez Plata. A sus 20 años viaja a Medellín y se matricula en el Colegio de Jesús teniendo como profesor al Doctor Pedro Justo Berrío y como condiscípulo a Don Fidel Cano. El 17 de diciembre de 1868 fue nombrado Perfecto de Estudios del Seminario y luego de recibir las otras órdenes se le confiere el Presbiterado el 7 de marzo de 1869 en Medellín. Sus primeros cargos ministeriales fueron como Párroco de Jericó en 1874; Párroco en Aguadas; Predicador de misiones populares en Antioquia y Rector del Colegio Oficial de Manizales. Llega entonces a Envigado como excusador para ayudar al Pbro. Julián María Upegui en 1869 y se produce esa singular simbiosis que operó desde el primer momento entre este inteligente sacerdote y la comunidad envigadeña. Es nombrado Párroco en propiedad de Envigado en el año de 1880, curato en el que permanece hasta 1918. Su principal obra fue el magnífico templo de Santa Gertrudis en cuya construcción gastó más de 20 años, considerado como uno de los más bellos del país y agregado oficialmente a la Basílica de San Juan de Letrán en Roma por el Papa León XIII. Fundó el Colegio de Jesús y el Hospital que Envigado tuvo en ese entonces. Construyó el Colegio de La Presentación y dotó el Templo de Santa Gertrudis del hermoso retablo del altar mayor, el púlpito, la decoración interior, la admirada imaginería religiosa europea. Implantó en las mentes y corazones de los envigadeños la práctica cotidiana de las buenas costumbres, el respeto a la ley moral y la ley civil, el amor a los semejantes sin distinguir raza o posición económica, la práctica acendrada de la caridad cristiana y la convivencia entre todos. Se le dio sepultura en la Parroquia de Santa Gertrudis el 21 de febrero del año 1927.
Francisco Restrepo Molina
(1898 – 1976)
Nació en Envigado el jueves 9 de junio de 1898, hijo de Don Francisco Restrepo Lalinde, quien había sido Alcalde de Envigado. Realizó su carrera de Medicina en la Universidad de Antioquia, que terminó en el año de 1924. A partir de 1949 regentó la cátedra de Medicina Tropical y Medicina Interna en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, ejerciendo su legendario trabajo de docente por espacio de 23 años. Pero lo que en realidad más asombra del periplo vital de Francisco Restrepo Molina fue la forma total como se entregó al servicio de los envigadeños desde todas las formas posibles de su múltiple e incansable personalidad. No fue sólo en el ejercicio profesional de la medicina como se conocieron los numerosos ejemplos de su humana bondad, sino también en su conciencia de la pobreza, que lo llevó en muchas ocasiones a no cobrar o a dejar dinero para las medicinas. Por eso ocupó y ocupa un lugar tan privilegiado en el corazón de Envigado. Fue entonces apenas natural que su muerte, acaecida el 13 de junio de 1976, no sólo llenara de dolor a sus hijos sino que enlutara a la sociedad envigadeña que de alguna manera sintió que también quedaba huérfana. Se casó con doña Graciela González Ochoa, hermana del “Brujo de Otraparte”.
Jorge Franco Vélez
“Hildebrando”
(1922 – 1996)
Nacido en Envigado, el 19 de diciembre de 1922. Doctor en “Medicina y Cirugía” de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Catedrático de Medicina Tropical en la famosa Sala San Roque del Hospital Universitario. Trasegó también como burócrata por el Seguro Social en su parte administrativa y trabajó en la Clínica de Santa Gertrudis de esta Institución en Envigado. Pero fue su vena de escritor la que realmente lo lanzó a la fama y a la admiración y consideración nacional. Obras suyas son: Palabras del Transeúnte, Terapia Ocupacional, El Quijote a lo Paisa, Las Gazaperas de Argos y Marceliano, entre otras. Pero por sobre todas, Hildebrando, novela que ha sido y sigue siendo un auténtico éxito de ventas con varias docenas de ediciones y que incluso fue llevada televisión. “La Biblia de los Alcohólicos”, como la bautizó Joaquín Vallejo Arbeláez.
Débora Arango Pérez
(1907 – 2005)
Sin duda una de las más rutilantes estrellas en el firmamento envigadeño del siglo XX. Y realmente nació accidentalmente en Medellín, pues su ancestro familiar en nuestro solar nativo se remonta por varias generaciones. Bien elocuente es el hecho incontrastable de que su padre, Don Castor María Arango Díez, nació en la misma Casablanca que habría de ser más tarde la residencia permanente de Débora. Nuestra pintora es la octava hija de un total de catorce descendientes, quien nace en Medellín el 11 de noviembre de 1907. Estudió con las hermanas de La Presentación y cuando dejó sus estudios en 1923 siguió practicando la pintura, indagando en su trayectoria plástica al mismo tiempo que, como autodidacta, iba nutriéndose de filosofía y literatura, para participar en 1937 de una exposición colectiva y comenzar a trabajar intensamente en su taller. En los años 40 viajó primero a México donde aprendió la técnica del fresco con el Maestro Antonio María Ruiz. Los murales de Orozco, Rivera y Siqueiros le impresionaron e influyeron en su estilo y color, para después viajar a New York, donde se nutrió de todas las sugerencias artísticas de la ciudad de Hudson. Esta artista, quien hace parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, es la clara muestra proyectada de su integridad plástica y humana, entendiéndose a nivel nacional e internacional como una pintora a carta cabal, pupila de Pedro Nel Gómez y Eladio Vélez, logrando como los grandes superar a sus maestros y anticiparse a su época. Su arte duro, brutal y profundamente humano, no sólo fue incomprensible para la década de los años 40, sino además rechazado y condenado en un ambiente que no le fue propicio, por lo que debió conformarse con el retiro voluntario y permanecer en el exilio durante más de 30 años en su querida Casablanca en Envigado. Para fortuna de los envigadeños y del mundo entero, esta es una historia pasada, hace mucho tiempo ya que la autenticidad y la calidad de su trabajo plástico ha dejado de ser motivo de debate, y la figura de Débora Arango ha pasado a inscribirse por derecho propio entre la lista de los artistas colombianos y mundiales más importantes del siglo XX.
Fuente:
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