Los libros que nos agradan…

Conversaciones sobre
los libros y autores
que le agradaron a
Fernando González

Baruch Spinoza

Invitado: Memo Ánjel
—Octubre 19 de 2019—

Libreta de Fernando González con algunos de los escritores que le agradaban

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Sin darnos cuenta nos habíamos salido de Georgia e íbamos por unas calles, hacia oriente, las que al final desembocan en unas mangas que bordean un riachuelo. Es paraje solitario y silencioso, muy agradable. Y de pronto se detuvo y me dijo: «Qué bueno que hubiéramos comprado aquí, cuando la tierra estaba barata, un solar, y ahora podríamos construir un salón para venir a beber café, a conversar y a leer. Tendríamos una biblioteca con sólo los libros que nos agradan».

Fernando González

Citado por Félix Ángel Vallejo en
Retrato vivo de Fernando González

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Baruch Spinoza (1632 - 1677)

Baruch Spinoza (1632-1677) fue un filósofo neerlandés, hijo de judíos españoles emigrados a los Países Bajos. Estudió el lenguaje hebreo y la doctrina del Talmud, cursó estudios de comercio y teología, pero debido a la fuerte influencia que ejercieron sobre él los escritos de Descartes y Hobbes, se alejó del judaísmo ortodoxo. Su crítica racionalista de la Biblia provocó que fuese excomulgado por los rabinos en 1656, tras lo cual se retiró a las afueras de Ámsterdam, donde trabajó como pulidor de lentes.

Durante este período escribió Breve tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad, y parece que también la obra De la reforma del entendimiento y un polémico Tratado teológico-político. En 1673 renunció a la cátedra en Heidelberg para mantener su independencia intelectual. En 1675 terminó su obra más importante, Ética demostrada según el orden geométrico, iniciada catorce años antes y publicada en 1677, después de su muerte. También por esta época emprendió la redacción del Tratado político, que quedó inconcluso.

La filosofía de Baruch Spinoza parte de la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive natura), y representa el mayor exponente moderno del panteísmo. Llevó al extremo los principios del racionalismo, y dedujo toda su filosofía de la definición de sustancia como «aquello que es en sí mismo y se concibe por sí mismo», por lo que sólo podía existir una sustancia, la divina.

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José Guillermo Ánjel Rondó (Memo Ánjel, Medellín, 1954) es comunicador social-periodista y doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana, donde ha sido docente en la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades, la Escuela de Ciencias Humanas y la Facultad de Comunicación Social y Periodismo, de la cual también fue su director. Se desempeña así mismo como columnista del periódico El Colombiano y director del programa radial «La otra historia». Sus libros han sido publicados en Alemania y Suiza, traducidos al alemán, y algunos de ellos son Mesa de judíos, Todas las características de la tortuga, Inventario de mujer de Buenos Aires y Zürich es una letra álef (novelas); Historias del barrio Prado (crónicas); De lo político en Spinoza y De las razones del guerrero ilustrado (ensayos). Es autor del cómic «Adolfo, el pájaro poeta».

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Creo, González, que tienes ya una insinuación de la jerarquía espiritual. Ahora está muy en moda la bibliotecología a lo yanqui. Una verdadera biblioteca no contiene sino unos cincuenta libros, debajo del Sancta Sanctorum; unos doscientos en los misterios especializados, y… algún día te enseñaré mi biblioteca: hay unos diez; encima de ellos, alto, Benedicto Spinoza, con sus satélites, Bruno y Maimónides. Allá, en el Sancta Sanctorum, en donde no hay arriba ni abajo, de donde brota la intimidad, está Jesucristo. Pon una escalera. El que está en este peldaño conoce todos los que preceden, que son infinito número, y por eso dice: Nada humano es extraño a mí. ¿Entiendes por qué es una región la de Epicteto? Porque subes otra escala, y el contenido de nihil humanum aumenta. Es ley o verdad provisional. Vas presintiendo que hay región en donde dicen: nada humano ni otras cosas son extrañas al Hijo del Hombre. Este es el misterio de que el hombre es heredero divino, hijo de Dios. Y, por eso, decía Pablo que los ángeles y todos envidiaban al hombre, porque éste es infinita posibilidad.

Fernando González

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Ética

Fragmento

Por Baruch Spinoza

I.—Por causa de sí entiendo aquello cuya esencia implica la existencia, o, lo que es lo mismo, aquello cuya naturaleza sólo puede concebirse como existente .

II.—Se llama finita en su género aquella cosa que puede, ser limitada por otra de su misma naturaleza. Por ejemplo, se dice que es finito un cuerpo porque concebimos siempre otro mayor. De igual modo, un pensamiento es limitado por otro pensamiento. Pero un cuerpo no es limitado por un pensamiento, ni un pensamiento por un cuerpo.

III.—Por substancia entiendo aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa.

IV.—Por atributo entiendo aquello que el entendimiento percibe de una substancia como constitutivo de la esencia de la misma .

V.—Por modo entiendo las afecciones de una substancia , o sea, aquello que es en otra cosa, por medio de la cual es también concebido.

VI.—Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita .

Explicación: Digo absolutamente infinito, y no en su género; pues de aquello que es meramente infinito en su género podemos negar infinitos atributos, mientras que a la esencia de lo que es absolutamente infinito pertenece todo cuanto expresa su esencia, y no implica negación alguna.

VII.—Se llama libre a aquella cosa que existe en virtud de la sola necesidad de su naturaleza y es determinada por sí sola a obrar; y necesaria, o mejor compelida, a la que es determinada por otra cosa a existir y operar, de cierta y determinada manera.

VIII.—Por eternidad entiendo la existencia misma, en cuanto se la concibe como siguiéndose necesariamente de la sola definición de una cosa eterna.

Explicación: En efecto, tal existencia se concibe como una verdad eterna, como si se tratase de la esencia de la cosa, y por eso no puede explicarse por la duración o el tiempo, aunque se piense la duración como careciendo de principio y fin.

Axiomas

I.—Todo lo que es, o es en sí, o en otra cosa.

II.—Lo que no puede concebirse por medio de otra cosa, debe concebirse por sí.

III.—De una determinada causa dada se sigue necesariamente un efecto, y, por el contrario, si no se da causa alguna determinada, es imposible que un efecto se siga.

IV.—El conocimiento del efecto depende del conocimiento de la causa, y lo implica.

V.—Las cosas que no tienen nada en común una con otra, tampoco pueden entenderse una por otra, esto es, el concepto de una de ellas no implica el concepto de la otra.

VI.—Una idea verdadera debe ser conforme a lo ideado por ella.

VII.—La esencia de todo lo que puede concebirse como no existente no implica la existencia.

Fuente:

Pensamientopenal.com.ar