Érase una vez… en Otraparte
Lecturas en voz
alta para niños de
todas las edades
Roald Dahl
Creador de Matilda y otros
personajes entrañables…
Coordina: Mauricio Quintero
—Septiembre 15 de 2019—
Ilustración © Quentin Blake
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Este será un espacio para leer juntos, para acercarnos a las palabras, al disfrute que ellas nos proporcionan desde siempre. Palabras que se trenzarán en poemas y cuentos para chicos y grandes, imágenes que saltarán por las ventanas hasta nuestros ojos, sensaciones de no tiempo y no lugar como en el paraíso de la infancia. Paladear los acentos, los ritmos y las desconocidas sonoridades que llevarán de la mano a nuestros niños (y a nosotros mismos) por paisajes e historias que de otro modo no habríamos soñado.
Se trata especialmente de abrir a los niños, en su experiencia cotidiana, un lugar para que no pierdan el asombro ni las preguntas, para cultivar su mirada y su sensibilidad, su percepción de la vida. Se trata de restituirles una región de la belleza y el sueño que en esta época de consumo y derroche tecnológico han empezado a perder.
La lectura y disfrutar el arte libremente será para ellos una experiencia enriquecedora que el tiempo, nuestra ciudad, nuestro país y la vida misma sabrán agradecer.
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En esta sesión recordaremos al escritor noruego Roald Dahl (1916-1990), creador de «Charlie y la fábrica de chocolates», «James y el melocotón gigante», «Matilda», «Los gremlins» y otras entrañables historias y personajes. Veremos cortometrajes, prepararemos chocolate en homenaje a Willy Wonka y también leeremos y regalaremos las historias de Rapunzel y Pulgarcito, editadas por el Ministerio de Cultura y su programa Leer es mi Cuento.
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El Principito
A León Werth
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada.
Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria:
A León Werth cuando era niño
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Matilda
Por Roald Dahl
Capítulo 1
Matilda es una niña muy lista pero a sus padres no les importa, están ocupados con trabajos estúpidos, les parece más importante la televisión que los libros. Con un año y medio hablaba, con tres leía periódicos y con cuatro leía perfectamente. Mientras su hermano iba al colegio y sus padres a trabajar, ella se iba a la biblioteca. La señorita Phelps estaba sorprendida porque una niña tan pequeña leyese libros tan buenos. Matilda supo que podía llevarse libros a casa y todas las semanas se pasaba por la biblioteca a por alguno.
Capítulo 2
Mr. Wormwood compraba coches viejos muy baratos, que hacían ruido con la caja de cambios, y los vendía más caros. Para que se les quitase el ruido llenaba la caja de cambios con serrín y aceite. Compraba coches con 150.000 millas y los vendía como nuevos. Para ello con un torno hacía mover hacia atrás el cuenta kilómetros y en pocos minutos lo ponía a 10.000 millas. Matilda decía a su padre que esto no era honesto.
Mr. Wormwood no dejó a Matilda tomar la cena en el salón para leer un libro y ella se enfadó.
Capítulo 3
Una mañana Matilda puso pegamento en el sombrero de su padre. Su padre se puso el sombrero y no pudo quitárselo en todo el día. En la cena su mujer se lo intentó quitar, no pudo y tuvo que dormir con él. A la mañana siguiente su mujer se lo cortó dejando una señal.
Un día estaba Matilda leyendo y su padre le arrancó las hojas del libro para que no lo hiciese, ella estaba preocupada porque el libro era de la biblioteca y se le ocurrió un plan para vengarse de su padre.
Matilda pidió a su amigo Fred su loro. Lo escondió en la despensa y simuló como si fuese un fantasma. Al oírlo sus padres salieron corriendo de la habitación y estuvieron tranquilos con Matilda bastante tiempo.
Un día después del trabajo Mr. Wormwood le puso un problema a su hija para que averiguase cuánto dinero había ganado ese día. Matilda lo acertó y su padre se sorprendió.
Capítulo 4
Matilda empezó el colegio con cinco años y medio porque a sus padres se les olvidó enviarla antes. La directora del colegio era Miss Trunchbull, una mujer muy mala.
La maestra de Matilda era Miss Honey. El primer día de colegio preguntó a los niños que quién sabía multiplicar por 2. Matilda levantó la mano y no solo sabía por 2, sino que también por otros números muy altos. Miss Honey se sorprendió mucho con esto.
Miss Honey preguntó también que quién sabía leer. Matilda respondió y dijo que había leído todos los libros de niños de la biblioteca y que ahora leería otros más difíciles.
Capítulo 5
Miss Honey acudió al despacho de Miss Trunchbull para decirle que Matilda era muy lista y a pedirle que la pusiesen en la clase con niños de 11 años. La directora contestó que no porque pensaba que Miss Honey quería quitársela del medio porque era un demonio. Miss Honey quiso ayudar a Matilda dándole lecciones de cursos posteriores y decidió ir a la casa de Matilda a contarles a sus padres lo lista que era su hija, pero parecía que a sus padres no les importaba mucho.
Capítulo 6
En el colegio hablaban de que Miss Trunchbull tenía en su despacho una despensa donde encerraba a los niños. La despensa era pequeña y tenía trozos de cristal para que los niños no se pudiesen sentar ni apoyarse dentro.
Un día en el patio del colegio Miss Trunchbull le dijo a Amanda, una chica con el pelo muy largo, que tenía que cortárselo porque a ella no le gustaba el pelo largo.
Miss Trunchbull la cogió de los pelos y la lanzó por los aires.
Al día siguiente Miss Trunchbull entró en el comedor a preguntar por un chico para acusarlo de haberse comido su pastel de chocolate. Como castigo la directora le obligó a comerse un pastel bastante grande. El chico se lo comió casi sin problemas y Miss Trunchbull le rompió el plato en la cabeza.
Miss Honey avisó a los niños que Miss Trunchbull les daría una clase esa semana. Indicó que la directora siempre quiere un vaso de agua en su mesa para dar la clase. Lavender se ocupó de ello y puso un tritón dentro del vaso de agua.
Capítulo 7
Mientras Miss Trunchbull daba la clase maltrataba a los niños cuando no sabían contestar bien las preguntas. Miss Honey le decía que les estaba haciendo daño y la directora le recriminaba que era muy blanda con ellos, que leyera un libro que hablaba de cómo educar. Matilda se levantó y dijo que lo había leído. La directora la avisó diciéndole que la vigilaría porque no le gustaba la gente lista.
Miss Trunchbull fue a beber del vaso de agua y encontró el tritón, le echó las culpas de esto a Matilda. Ésta se enfadó y sus ojos se pusieron rojos, y mirando al vaso de agua deseó que se cayera. El vaso se cayó, manchó a Miss Trunchbull y ésta echó de nuevo las culpas a Matilda. La niña con gran tranquilidad y sin miedo dijo que ella no había sido.
Capítulo 8
Matilda habló con Miss Honey y le explicó y demostró que ella había hecho lo del vaso pero que lo hizo con sus ojos. La profesora la invitó a su casa a tomar té.
La casa de Miss Honey era muy pequeña y tenía pocos muebles, y Matilda preguntó por qué.
Miss Honey le explicó a Matilda que su padre y ella vivían en una casa grande con su tía tras morir su madre. Cuando murió su padre de suicidio, la casa pasó a ser de su tía y tuvo que vivir con ella haciendo todas las tareas, limpiar la casa, cocinar… Después consiguió el trabajo de profesora y se fue a vivir sola pero tenía que pagar a su tía dinero. Su tía vivía en la casa grande y era Miss Trunchbull. Por todo esto Miss Honey estaba tan pobre. A Matilda se le ocurrió una idea para ayudarla.
Capítulo 9
Matilda estuvo practicando para mover cosas con los ojos.
El jueves Miss Trunchbull les dio clase y siguió maltratando a los niños por no saber las respuestas.
De repente la tiza comenzó a escribir sola en la pizarra. Decía que era el padre de Miss Honey y que iría a por Miss Trunchbull si no abandonaba la ciudad. La directora se desplomó y nadie la volvió a ver.
Pronto a Miss Honey le llegó el testamento de su padre y pudo vivir en la casa grande. Un nuevo director llegó al colegio y Matilda pudo avanzar unos cursos.
Los padres de Matilda estaban cargando las maletas en el coche porque se iban a vivir a España. Matilda no quiso ir y se quedo viviendo donde la señorita Honey.
Fuente:
Quieroapuntes.com
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Ilustración © Quentin Blake