Taller
Cata de café en
El Café de Otraparte
Invita: Café Lavaive
—Sábado 2 de noviembre—
Hora: 4:00 p.m.
* * *
Costo: $15.000
Cupo limitado: 20 personas
(Incluye una bolsa de café de 250 g)
* * *
Para justificar nuestro bajo consumo de café, los colombianos argüimos la dificultad de acceder a marcas que sean de alta calidad, la carencia de un dispositivo para hacerlo o el hecho de no conocer una correcta técnica de preparación. Sin embargo, lo que realmente se esconde tras estas razones es que no conocemos las características que hacen que un café sea mejor, y tampoco sabemos cuáles son los beneficios que su consumo nos puede aportar.
Café Lavaive invita a una cata en El Café de Otraparte, donde explicaremos los diferentes métodos de preparación para que los amantes de esta bebida tengan herramientas que les permitan deleitarse, al igual que los profesionales, con uno de los mejores cafés del mundo. Nuestro lema es: «No tienes excusa: ¡te lo damos todo para que tomes el mejor café!».
* * *
Informes e inscripciones:
Juan Felipe Jaimes Vásquez
(313) 720 37 52
* * *
«Más o menos a las ocho y media podemos encontrarnos en Georgia, iremos donde don Luis y después de que caminemos un rato por callejones y mangas, regresaremos a beber café y a seguir conversando sobre muchos misterios que tenemos pendientes. ¡La vida toda, y todo en la vida, es muy bello y misterioso!», díjome al despedirnos, sonriendo y abriendo mucho los ojos endemoniados.
*
Sin darnos cuenta nos habíamos salido de Georgia e íbamos por unas calles, hacia oriente, las que al final desembocan en unas mangas que bordean un riachuelo. Es paraje solitario y silencioso, muy agradable. Y de pronto se detuvo y me dijo: «Qué bueno que hubiéramos comprado aquí, cuando la tierra estaba barata, un solar, y ahora podríamos construir un salón para venir a beber café, a conversar y a leer. Tendríamos una biblioteca con sólo los libros que nos agradan».
*
Mayo 28 de 1959. A la salida de misa de nueve me encontré con el Mago en el atrio de la iglesia. Estaba decaído y silencioso. Me dio la mano y, con voz apagada y gesto amargo, me dijo que había pasado una noche en el infierno… Y en seguida me invitó a que nos sentáramos, al sol y al aire, a beber café allí en una de las cafeterías de la plaza.
*
Cuando salí de Otraparte eran más o menos las dos de la tarde. Habían transcurrido cerca de tres horas, y su magia socrática de conversador infatigable estaba en todo su apogeo… Tan pronto como venció los titubeos iniciales para encontrar la punta del hilo perdido, reapareció también su semblante iluminado. Regresé al café en donde hemos conversado otras veces y allí, con el primer sorbo de una cerveza, sentí la tentación súbita de reconstruir, siquiera en parte y en forma esquemática, algo de lo que me dijo ese día…
Félix Ángel Vallejo
* * *