Con su Música a Otraparte
Sesión Videodj
Supertramp, un paseo
por esta banda
—29 de septiembre 2012—
Supertramp
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Selección de videos
El Café de Otraparte
Entrada Libre
Coordina:
Manel Dalmau
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Supertramp tuvo el mismo dilema que otras bandas de formación bicéfala como Pink Floyd, (Waters / Gilmour), The Beatles (Lennon / McCartney) o The Rolling Stones (Jagger / Richards). “Me gustaba con Roger Hodson” o “Me gusta con Rick Davies” son las opiniones de los admiradores en sus tertulias sobre la obra, milagros y mutaciones de Supertramp.
Pues bien, cuando se marchó Hodson de la banda en 1983 a mí me toco verlo en solitario en diversas giras y verlos con Davies al frente y a su fiel escudero, el saxofonista John Helliwell. Esto es lo que padecemos los fetichistas de la música: una fiebre alta mezclada con mitomanía enferma y largas discusiones hasta altas horas de la madrugada sobre quién es el verdadero gurú de este tipo de bandas.
Supertramp nunca fue profeta en su tierra, Inglaterra, saturada en los setenta con otras formaciones británicas que acapararon por completo el camino del rock sinfónico / progresivo o el soft rock. Con Pink Floyd al frente, secundados por Yes, Genesis, Jethro Tull, King Crimson, The Moody Blues, The Nice, Electric Light Orchestra o Mike Oldfield, los canadienses Rush, y desde Alemania los Tangerine Dream o los Neu!, poco les quedaba a los Supertramp para innovar, pero se subieron al bus de la moda progresiva y supieron dejarnos composiciones que se han encumbrado con el tiempo como grandes clásicos del progresivo suave.
Estas bandas nacieron a mediados de los sesenta, explotando a lo largo de los setenta y cayendo en un lento crepúsculo en los ochenta. Tan sólo King Crimson, Jethro Tull, Rush o los mismos Supertramp siguen en eternos regresos a los escenarios con giras mundiales para reavivar la llama del recuerdo.
La dupla Hodson / Davies se rompió en 1983 después de un largo proceso de enfrentamientos creativos que comenzaron en 1977 con Even in The Quietest Moments, último largo duración en que ambos firmaban el total de los temas grabados. A partir de ahí, cada uno por su lado aportaba sus temas al grupo.
Un Hodson lanzado y melancólico, con sus lamentos vocales, con unas letras rozando lo místico, con melodías intensas y en permanente progresión, se encaraba frente a un Davies muy correcto en el planteamiento global de las canciones, pero sin duda inclinado por el sonido más pop y de rock suave de Supertramp.
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