Presentación del Proyecto
Lectura de Viaje a pie
desde el camino
—Mayo 29 de 2010—
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Presentación a cargo de José Lubín Torres Orozco (Aguadas, Caldas, 1967), ingeniero con maestría en Sistemas de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, sede Medellín, y Doctor en Geografía de la Universidad de Dusseldorf (Alemania). Se ha desempeñado como docente en las universidades Nacional y de Antioquia, y trabajó en el Laboratorio de Sistemas Complejos UNAL (2000 – 2008). Pertenece a diversos grupos de investigación y académicos que estudian temas como “Cambio climático en ecosistemas de alta montaña tropical”, “Modelación de sistemas complejos naturales”, “Sistemas de información geográfica y cartografía digital” y “Caminería y estudios de dinámica del paisaje y del territorio”. Actualmente participa en el proyecto “Sistema de Información de Caminos o Atlas Digital de Caminería para Antioquia – UNAL” y ha pertenecido a varios grupos de caminantes. Desde 2007 ha sido Presidente y Vicepresidente de la Organización Caminera de Antioquia (OCA) y es el Coordinador General del programa “Lectura del Viaje a pie del filósofo Fernando González desde el camino”.
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Fotografías de los viajeros a pie
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Trepando por esa vertiente meditamos acerca de la atracción y del péndulo. La ley de éste es verdadera en todas las manifestaciones de la vida: todo alejamiento de la línea vertical trae otro correspondiente hacia el lado opuesto. El péndulo tiende, debido a la atracción terrestre, a disminuir las reacciones hasta quedar en posición vertical; no sucedería así con un péndulo ideal sobre el cual no ejerciera su atracción la Tierra; pero entonces no habría línea vertical y no se movería el péndulo; toda posición sería justa, indiferente. El péndulo tiene repugnancia a separarse de la línea que se dirige al centro de la Tierra. Es cuerpo suspendido que siempre señala o desea señalar hacia el centro que lo atrae. Nosotros somos péndulos atraídos irremediablemente hacia el centro de la materia. El movimiento no es otra cosa que las reacciones de los seres efectuadas para recuperar la línea dirigida al centro de la gravedad. Y la Tierra, y los planetas, y todos los soles se mueven. ¿Qué centro de gravedad los atrae? Los atrae la perfecta armonía, el fin de los fines, Dios. (…) Ved cómo trepando la vertiente hacia Aguadas terminamos en un misticismo trascendental.
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Resumen del viaje realizado
Por José Lubín Torres Orozco
El Viaje a pie del filósofo y caminante Fernando González Ochoa y su amigo y compañero Benjamín Correa, realizado entre diciembre de 1928 y enero de 1929, incluyendo lo que hoy se conoce como Parque Nacional Natural de Los Nevados, y luego en tren hasta Buenaventura, es nuestra carta de navegación de estas travesías culturales y patrimoniales que han apasionado a un grupo de amigos desde hace algunos años. En 2009 comenzamos con el nombre “Lectura del Viaje a pie del filósofo Fernando González desde el camino”, y luego elegimos el nombre “Viajeros a pie” para darle continuidad al proyecto y al sentimiento del filósofo.
Descubrir y compartir con otros las bellezas escénicas de paraísos escondidos, tal como son los caminos antiguos, los bosques naturales, ríos y cascadas, valles y montañas infinitas que circundan nuestra geografía andina, parece ser una de las coincidencias que une a antropólogos, geógrafos, historiadores, sociólogos e ingenieros, entre otros profesionales, que se han sumado a esta aventura.
La primera excursión de este proyecto fue en Semana Santa de 2009 con un pequeño grupo de entusiastas caminantes que creímos en el sueño de llegar de Envigado a Aguadas por los posibles caminos y paisajes que recorriera en su periplo el filósofo de Otraparte. Fueron seis jornadas que marcaron el inicio y la lectura de un territorio referenciado con base en el libro del maestro.
El segundo recorrido fue en la Semana Santa de 2010. Reflexionamos sobre los conflictos territoriales de indígenas, españoles, mineros, colonos y actores armados, y sobre la fuerte dinámica paisajística alrededor de las grandes urbes, con castillos enmarañados en alambres por doquier (“Hoy Manizales parece un molar de la mandíbula Andina relleno de cemento”), que crecen a una velocidad vertiginosa lejos de las aguas durmientes multicolores, los profundos cañones que nos recuerdan la ley de la gravedad y los artesanos, campesinos y arrieros testigos de nuestro paso. Fuimos testigos del miedo a caminar en la noche, de la idea de la muerte y de la brevedad de la vida, de la alegría de percibir los aromas frescos del bosque, de abrazarnos a un árbol y a la tierra.
Al igual que el escritor y su amigo, disfrutamos del deseo de libertad y del descubrimiento de nuevos espacios al alejarnos de la ciudad amurallada y estresada, purificándonos en el caminar por tierras vírgenes y descubriéndonos como átomos únicos de un universo infinito y nunca estático.
Atravesando hacia el sur parte del territorio de la colonización antioqueña que partió en búsqueda del mítico tesoro del cacique Pipintá, o de un lugar digno para su existencia, en 2010 un puñado de entusiastas excursionistas tienen otro atrevimiento: seguir no sólo los pasos, sino el espíritu del Brujo de Otraparte.
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Aquel día fue el de las aventuras. Se nace aventurero; las aventuras están dentro de nosotros y se realizan. Por dentro llevamos la carreta de nuestras vidas. Un bobo puede recorrer toda la Tierra y nada le sucederá; pueden haberlo fusilado en México, y nada le habrá sucedido. Aventurero es aquel que realiza su corazón por el mundo; el tipo lleno de vida que crea las circunstancias y cuya llegada produce una transformación del ambiente.