Presentación
Una mirada jurídica a
las series de televisión
—1.º de noviembre de 2024—
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Ver grabación del evento:
YouTube.com/CasaMuseoOtraparte
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Johanna Zapata González (@johannazapatag) es abogada, comunicadora gráfica publicitaria de la Universidad de Medellín y especialista en Mercadeo Gerencial de la misma institución. Ha ejercido como comunicadora en el programa de Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín y como comunicadora de proyectos en la ONG italiana Comitato Internazionale per lo Sviluppo dei Populi (CISP). Actualmente se desempeña como conciliadora en Derecho y abogada litigante en áreas de Derecho de Familia y Responsabilidad Civil. Es la creadora del programa «Cocina al Derecho».
Alejandro Gaviria Cardona es abogado de la Universidad de Medellín, especialista en Responsabilidad Civil y Seguros de la Universidad Eafit, magíster en Derecho Procesal de la Universidad de Medellín y doctor en Derecho Privado de la Universidad de Salamanca, España. Se ha desempeñado como juez civil municipal y del circuito en Medellín. Actualmente es abogado conciliador, litigante y consultor en áreas de contratos, su incumplimiento y responsabilidad civil, así como docente universitario de pregrado y posgrado en diferentes universidades del país. Ha sido editor académico de diferentes publicaciones y es autor de diversos textos, capítulos de libros y artículos de revistas especializadas.
Presentación de la obra a cargo de los editores académicos Johanna Zapata González y Alejandro Gaviria Cardona en conversación con algunos de los más de veinte autores que participan en la presente edición.
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Con los cambios que han surgido en la sociedad, se ha hecho necesario explorar nuevas formas de abordar el Derecho, de permitir que sea accesible y más claro, tanto para los estudiantes y juristas como para el público en general.
En el arte se ha encontrado ese camino. Gracias a la literatura, la música, la cocina y el cine, se ha logrado transmitir nuevos conocimientos y transformar los espacios rigurosos e inflexibles en cálidos lugares de aprendizaje.
Hoy en día, las series de televisión que encontramos en las diferentes plataformas están cargadas de un contenido jurídico que permite que los espectadores se formulen preguntas sobre controversias y problemas jurídicos inmersos dentro de las mismas y, gracias a esto, es posible aprender Derecho mientras se observan series.
Por esta razón, y continuando en el mismo objetivo, un grupo de autores nacionales e internacionales han traído una mirada jurídica con algunas de las series más vistas y elogiadas por el público, como por ejemplo: Woo, una abogada extraordinaria; Better Call Saul; Juego de Tronos; Merlí; Succession y The Lincoln Lawyer, entre otras.
Asimismo, algunos de los temas analizados fueron la ética de las decisiones en el ejercicio de la abogacía, la protección de datos personales en Internet, el Derecho Romano, la Responsabilidad Civil Médica, la educación sexual, nuevos modelos de familia, Filosofía del Derecho, el acceso a la justicia y las pugnas del poder.
El texto cuenta con el prólogo del doctor Martín Agudelo Ramírez, magistrado del Tribunal Superior de Medellín, uno de los grandes precursores del arte y el Derecho en Colombia, quien, además, es cineasta, guionista y director de varias películas que fusionan Cine y Derecho, incluyendo Sara, la fuerza del mar, largometraje que ha recibido numerosos premios y reconocimientos a escala internacional.
Esperamos que aprendan algo de Derecho por medio de esta nueva obra y les permita generar nuevas reflexiones jurídicas que enriquezcan el debate.
Los Editores
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Johanna Zapata González y
Alejandro Gaviria Cardona
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~ Prólogo ~
Raíces, series y Derecho
Por Martín Agudelo Ramírez
Kunta Kinte fue el primer personaje central de series televisivas que me cautivó. Era un adolescente cuando lo vi por primera vez, y la fuerza interpretativa de su caracterización aún está en mi memoria. La voz de aquel joven del siglo xviii —secuestrado en su humilde aldea africana por mercenarios que lo llevan a Norteamérica para esclavizarlo— es una oda a la libertad. Los gritos de Kunta resuenan en mi cabeza, y sus palabras interpelan con fuerte intensidad, expresando un canto de rebeldía frente a la injusticia, el cual seguirá presente en sus descendientes.
Libertad. Ese es título del canto de estos héroes. No se trata de un mero concepto abstracto. Pareciera ser una quimera, pero también es un designio realizable en el día a día. Eso fue lo que pude sentir con la historia de Kunta Kinte y su familia en la extraordinaria Roots (1977). Más de cuarenta años han pasado y sigue en mí la huella dejada por tan bella obra audiovisual.
Roots, ganadora de varios premios Emmy, fue un hito en su momento. La serie, distribuida en ocho capítulos, está basada en el best seller de Alex Haley. Es una historia sobre la gesta emprendida por unas personas que buscan vivamente la emancipación; es una obra sobre la entereza de unos seres que se niegan a que sus ilusiones terminen con la muerte. La solidaridad y la fraternidad de los sucesores de Kunta Kinte fueron esos medios indispensables para que sus sueños se mantuvieran firmes, aun en los momentos más críticos de desesperanza.
Mi abuela y algunos primos nos congregábamos semanalmente al pie de la pantalla de nuestro viejo televisor que, aunque pequeño, nos resultaba suficiente para apreciar tan bellas imágenes y escuchar las múltiples voces. Es así como con Roots reconocimos, en palabras de su autor, que «la belleza de un árbol […] no sólo está en sus hojas y flores, sino también en su profundas y firmes raíces». Sabíamos que si intentábamos calzar los zapatos de los personajes y sentirlos en nuestras pieles, siguiendo al buen Atticus Finch, podríamos entender mejor en qué consiste la tragedia de perder la libertad.
Un conflicto dramático, profundo y ricamente narrado, viabilizaba el reconocimiento de cosmos enrarecidos, pero también era viable hacer otro rastreo a partir de Roots: el correspondiente a una gloriosa resistencia, construida desde el amor y los lazos que se tejen en familia y en comunidad; es la otra cara, la del anhelo de seres que desean ser libres. Raíces, al fin, se necesitarán para que el árbol bello siga en pie.
La vida adulta trae sus propios ritmos y afanes. Somos extraños, como lo recuerda Antoine de Saint-Exupéry, y ni se diga de los profesionales del Derecho. Extraños, pero debemos recuperar nuestros procesos de asombro que de niños y adolescentes teníamos. Quienes nos dedicamos al oficio de jueces o litigantes sabemos que el hermetismo es una amenaza para nuestros procesos creativos. Luego, hay que dejar que la fascinación por lo que hacemos sea una constante; con mayor razón cuando esa capacidad puede ser potenciada en un ámbito decisivamente teatral y que cuenta con unas caracterizaciones específicas. Interactuamos con vidas humanas, y para ello tenemos que disponer de materiales suficientes para reconocer múltiples entornos de forma responsable, más allá del tenor literal de la ley.
En los tiempos actuales, una serie de televisión puede ser vista varias veces a través de plataformas de streaming o en dispositivos portátiles. Esto le facilita al espectador que vaya más allá del mero acto de divertimento. Cuando se visiona y se aprecia con detenimiento una buena serie, al igual que una buena película, sus historias penetran con intensidad en el espectador; vidas, representadas en los personajes implicados en la trama y subtramas, son observadas por parte de unos voyeurs dispuestos a ver en todos ellos los espejos de sus propias miserias y grandezas. Por esto, vale la pena ver las series en tiempos extendidos y no precipitados, necesarios para una reflexión pausada. Es una forma de exaltar el espíritu humano, como lo hace un buen libro o una bella obra artística.
Un espectador apasionado, pero igualmente crítico y reflexivo, debe estar dispuesto para visionar y comprender los conflictos dramáticos planteados en series notables y para apreciar artísticamente sus diversos detalles. Eso es ver con madurez: aprovechar de la mejor manera los diversos arcos dramáticos de las secuencias y escenas de todos los episodios de la serie y apreciar todas las apuestas técnicas de fotografía, iluminación y color. Como en Roots, es ver la belleza del árbol en todo su conjunto, poder ver sus sólidas y profundas raíces.
Celebro la extraordinaria labor de Alejandro Gaviria y Johanna Zapata, editores académicos de algunas obras colectivas que se vienen publicando en Colombia sobre Derecho y diversas manifestaciones de la cultura popular, las letras y las artes. Copiosos trabajos han reunido, en esta ocasión, provenientes de varios autores que en este libro ofrecen diversas miradas, a través de dos caminos específicos: unos parten de conceptos jurídicos para vincularlos con los hechos o casos presentados en las series, y otros inician con la evaluación de secuencias, escenas, actos, episodios o la serie en su conjunto, para luego detenerse en el estudio de categorías propiamente jurídicas. Esa es la riqueza del texto que prologo. Reflexiones heterogéneas, las cuales dependen también de los procesos de formación de cada uno de los autores.
Hay series sobre juicios, jueces y abogados. En estos casos, la relación entre el Derecho y el caso presentado es fácil establecerla, y con seguridad numerosos puntos problemáticos para la reflexión son propuestos. Series como The Paper Chase, The Lincon Lawyer, Law & Order, Damages, In Justice, The Jury y The Night Of son muestras para evaluar esta afinidad. Veredictos sobre responsabilidad y culpabilidad, por sí, son fuente maestra para comprender el deber ser de la argumentación y de la decisión judicial, pero en ellos también pueden visualizarse expresiones de injusticia y violación del derecho, actos de poder y arbitrariedad que comprometen los derechos y garantías del debido proceso. Son todas ellas auténticos espejos, representaciones ficcionales únicas. Con seguridad que una buena serie, en este sentido, hará parte de nuestro inventario para el análisis jurídico o como herramienta pedagógica para la enseñanza del Derecho.
En este punto es importante recordar que el Derecho es la vida misma. Una buena serie, en este sentido, permite estudiar e interpretar otras realidades, otros contextos que terminan conectándose con el Derecho. Cualquier obra de ficción sobre conflictos, injusticias, problemáticas sociales, dramas familiares, entre otros, con seguridad, hacen pensar en el Derecho. Al menos este ejercicio es inevitable para los abogados. Una serie como Breaking Bad (2008), por ejemplo, es una obra completa, una obra magna, así como Roots, que ilustra muy bien esta otra perspectiva en la que hago especial énfasis. Vidas decadentes como las del profesor Walter White y su compañero inseparable, Jesse Pinkman, son el fiel reflejo de los múltiples abismos a los cuales puede descender el ser humano. Otro árbol reconocemos en esta ocasión: se trata de un árbol bello porque es una pieza magistral, aunque también es terrorífica en su contenido; cuando vemos sus raíces sólidas y profundas, un gran hoyo salta a la vista, pero lo más importante es que el abogado no vea un concepto jurídico simplista. Es hora de que la reflexión se haga en otro horizonte. Es el nivel de lo trascendental, el ámbito en el que un espíritu humano debe elevarse a la hora de contemplar una gran obra en este mundo tan descuadrado por seres tan extraños como los adultos…
Envigado, 20 de abril de 2024.
Fuente:
Gaviria Cardona, Alejandro; Zapata González, Johanna (editores académicos). Una mirada jurídica a las series de televisión. Lijursánchez, Medellín, 2024, pp. 17-20.