Presentación
Rocabulario
—19 de septiembre de 2006—
Editorial Icono, 2006
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“La persona que más ha influido en mí
es Juan Manuel Roca, cuando era niño”.
Juan Manuel Roca
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Juan Manuel Roca, como poeta, novelista y ensayista, ha ido elaborando sin proponérselo un glosario de definiciones —¿o sería correcto llamarlas imágenes?— del mundo que lo circunda.
En una búsqueda exhaustiva, tanto en su obra literaria publicada como en su cuaderno inédito, Roca va “desencubriendo” un diccionario personal, un vocabulario que termina siendo —con el ojo avizor de su amigo Henry Posada Losada— un Rocabulario.
En los albores del camino, podemos encontrar al ARRIBISTA como aquel que “no tiene amigos, tiene peldaños”; decir del CIEGO que sus manos “están habitadas. En las aduanas no sospechan los paisajes que lleva escondidos en sus dedos”, y dar el valor que el ENEMIGO merece: “Los enemigos son muy útiles. Nos sirven para darle rostro a lo que odiamos de nosotros mismos”.
Y no podía faltar el término SOLEDAD: “Estoy tan solo, amor, que a mi cuarto sólo sube, peldaño tras peldaño, la vieja escalera que traquea”.
“La HISTORIA DE COLOMBIA está escrita, más que por la punta del lápiz, por el lado de la goma, por el extremo del borrador”, sentencia de manera cruda el poeta, y para rematar, escribe su propio EPITAFIO: “No estoy para nadie”.
Como dice Jaime Echeverri, “este libro es un verdadero festín del lenguaje, la inteligencia y el ingenio. Juan Manuel Roca brinda una vez más toda su riqueza verbal”.
Presentación de Juan Manuel Roca y su obra “Rocabulario” por Pablo Montoya, director del doctorado en Literatura de la Universidad de Antioquia.
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Juan Manuel Roca
Foto por Carlos Mario Lema
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R o c a b u l a r i o
—Fragmentos—
ALCOHOL
Lo malo del alcohol es que en medio de una desmesurada borrachera uno puede suicidarse y al otro día no acordarse de nada.
[“Prólogo”, en Cerrar la puerta.]ATEOS
Hemos llegado al extremo de querer erigir la iglesia de los que no tenemos religión.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]CASA
Quien construye una casa amputa la lejanía.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]DESAMOR
Dice el proverbio chino que no es posible atrapar un gato negro en un cuarto oscuro, sobre todo si el gato no está en él. Por eso mismo, quizá, es que no logro hallarte en mi corazón.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]DESNUDEZ
En un país inocente y desnudo, el strip-tease ocurre al revés. Una mujer desnuda en un tinglado empieza a ponerse ropas, con lentitud, cubriendo su piel hasta quedar completamente vestida. Al final, el absorto público se entristece: ella ha perdido la inocencia.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]DISIDENTE
La supresión de quien disiente, la satanización de quien desafina en el coro o canta a capella, no es otra cosa que una muestra de impotencia cultural.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]ESPEJO
Fabrico espejos, al horror agrego más horror, más belleza a la belleza.
[“Canción del que fabrica los espejos”, en Monólogos.]FLACA
Una mujer delgada con el pelo al viento es como un estandarte, como un asta donde flota la más leve bandera.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]IGUALDAD DE SEXOS
No es cierta la pregonada igualdad de los sexos. El de las mujeres es más hermoso.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]MANO
Una mano traza la palabra pájaro, la otra escribe su jaula.
[“Parábola de las manos”, en Cantar de lejanía.]NIEBLA
La niebla llega y se sienta a manteles en la mesa del comedor y todos metemos las manos en ella para sacar una naranja roja.
[“Dos sueños, dos imágenes”, en Las hipótesis de nadie.]NIÑOS
Los niños son sin duda seres empoderados del espacio, curiosas entidades capaces de crear tormentas marinas con sólo agitar sus blancas mantas.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]PODER
Con coronas de nieve bajo el sol, cruzan los reyes.
[“Epígrama del poder”, en País secreto.]POESÍA
La poesía, esa araña que sube por la escoba que la barre.
[“Memoria del agua”, en Memoria del agua.]POLÍTICO
Con qué franciscana humildad nos pide que lo elijamos para el alto cargo de verdugo.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]RUIDO
Los niños ciegos reemplazaban el balón por una caja de lata y jugaban con el ruido. Cuando el ruido rodaba hacia algún lugar del patio, los niños lo perseguían, lo pateaban corriendo entre las sombras.
[“Mester de ceguería”, en Lugar de apariciones.]SILENCIO
El silencio es una lengua muerta. Sólo algunos pocos lo conocen.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]TRUEQUE
Mujer, te ofrezco mi soledad, dame tu compañía.
[Diario de la noche, cuaderno inédito.]
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El compilador
Henry Posada Losada (La Ceja, Antioquia, 1958). Fue alumno del maestro Estanislao Zuleta en la Universidad del Valle, y se ha desempeñado como periodista cultural en los periódicos El Mundo de Medellín y El Occidente y El País de Cali, además de las revistas Kinetoscopio, Número, Diners, Puesto de Combate y Luna Nueva, entre otras.
Conduce el programa “Tintos y tintas” de la radio de la Universidad Nacional de Colombia, en el cual realiza entrevistas a destacados poetas, escritores, cineastas y artistas colombianos y de otros ámbitos.
En la actualidad dedica parte de su tiempo al ejercicio de la escritura y prepara su libro de poemas Pétalos de sangre.
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Editorial: Icono
Formato: 13 x 21,5 cm
Número de páginas: 152
P.V.P.: $30.000
Precio durante la presentación: $25.000
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Rocabulario de la lengua
Por Jaime Echeverri
No podemos negar que el poeta es el señor de la palabra. El lenguaje es su instrumento y debe mantener con él una relación múltiple. De amo a esclavo, es una. De servidor a amo, otra. Y, en el mejor de los casos, una relación de igualdad. Tal vez este sea el caso de Roca. Con una particularidad: la constancia. En sentido estricto sólo se es poeta exactamente en el momento de la creación, es decir cuando se escribe o se dice el poema por primera vez. Concluido el acto de creación, el autor pierde la posesión, o exagerando un poco, la iluminación, la gracia. Es su autor sí, pero no está ejerciendo, ha creado y al mismo tiempo dejado de crear. Su identidad se consuma y consume en el acto de la escritura. Desde esta perspectiva es difícil hallar al poeta que siga siéndolo después de escribir sus poemas. Tendríamos que encontrar a un ser que esté en ejercicio perpetuo. Y esto sólo ocurre cuando el poeta hace o pretende hacer de su vida un acto de creación. Pero Roca vive en constante ejercicio creativo y usa el lenguaje buscando en él sus múltiples sentidos.
Si se me permite un tecnicismo lingüístico, los juegos verbales son esencialmente hipersemánticos. En mayor o menor medida la composición literaria lo es, ya que en la expresión estética encontramos diversos grados de énfasis, o sea de significación. Planos semánticos que se entrecruzan para expresar o descubrir nuevos relaciones de sentido. La creación por medio de la palabra pone en acción un proceso que se desenvuelve estableciendo conexiones en diferentes niveles. Para lograrlo, el poeta acude a diversos tratamientos de la palabra, instrumentaciones variadas para decir con vivacidad lo que pretende. De allí la retórica, en el más puro de sus significados. Figuras literarias que intervienen la lógica, la fonética o la sintaxis para avivar o extraer significaciones o afinidades insospechadas hasta el momento de su expresión.
Rocabulario es un verdadero festín del lenguaje, la inteligencia y el ingenio. Henry Posada recoge parte de la riqueza verbal de uno de los mejores poetas colombianos. Si el poeta es, ante todo, el heredero del brujo de la tribu, Roca lo ratifica por su peculiar relación con la palabra. Una relación integral donde a veces es amo, otras esclavo y casi siempre su igual. Para que esto sea posible es preciso perder el respeto y estar dispuesto a extraer y exponer sus contenidos ocultos sin ningún asomo de reverencia. Encuentra así los nexos invisibles entre elementos dispersos, distantes y aparentemente opuestos. Ese es su secreto para llegar al fondo de las cosas. A lo esencial.
Cada creador tiene su manera peculiar de tratar el lenguaje, en un proceso de resignificación que instaura un nuevo orden e identifica su universo personal. Abierto o cerrado, oscuro o diáfano. El de Roca es, sencillamente, festivo, cargado de guiños al lector, para invitarlo a desbaratar con él el andamiaje del lugar común y crear así otra topología.
Se trata de travesura y atrevimiento, pero, ante todo, de la disección de los vocablos, para descubrir en su interior otros sentidos. Más que juegos de palabras o calambures, jitanjáforas —o como cada quien quiera llamarlos—, son deslumbrantes imágenes sonoras que estimulan el entendimiento y excitan la imaginación para provocar asombro y despertar el sentido crítico o, en muchas ocasiones el humor.
Este Rocabulario ofrece uno de los mayores placeres, el que se despierta ante una inteligencia que se despliega ante nosotros. Y otro más, el del silencioso sonido de palabras que explotan con nueva significación en el cerebro. Basta abrir al azar alguna página para comprobarlo.
Quienes conocemos y admiramos la obra de este poeta, encontramos aquí un matiz más de este mago de la palabra. Y quienes aún no lo han leído, tienen en este libro una excelente puerta de entrada a la obra ya extensa de Juan Manuel Roca.
Fuente:
El Colombiano, suplemento dominical Generación, agosto 27 de 2006.
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