Presentación

Revista Gris

Número 2

—Octubre 13 de 2016—

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Con este nuevo número de la “Revista Gris”, en Atarraya queremos seguir perpetuando la tranquilidad en la constancia. Tal vez Atarraya sea igual que el caracol, sigilosa, pero no deja de moverse, y en esta segunda edición de la revista evidenciamos ese movimiento. “Gris” busca hacer una conexión propia, si no novedosa, entre la literatura que se hace hoy en día y la ilustración. La revista insiste en el deleite de la imagen que acompaña a un texto, o en el degustar el texto que acompaña a las imágenes: eso depende de cómo lo miren los lectores que se encuentren con nuestra revista en sus manos. En últimas, siempre habrá algo que leer. En esta edición, además de invitar a poetas y a ilustradores jóvenes de la ciudad por medio de nuestra primera convocatoria abierta, incluimos escritores de prosa que participan con cuentos cortos de toda índole.

Lina María Parra Ochoa es compradora compulsiva de libros, escritora disimulada, docente trasnochada. Sigue atrapada bajo el peso de su biblioteca; nadie ha ido a sacarla. Ahora usa un libro de Patti Smith como almohada.

Santiago Rodas Quintero es escritor de poemitas y de poemas, ilustrador, muralista. Actualmente es profesor universitario y editor de la “Revista Gris”. Ha publicado los libros “Gestual” (2014) y “Trampas Tropicales” (2015).

Escritores: Daniel Esteban Bustamante, Hebert Rodríguez García, Helmer Cañaveral, Juan Felipe Arroyave, Lina Lemont, Luis Santiago Jaramillo Tobón, Manuela Lopera y Marita Lopera Rendón.

Ilustradores: Alejandra Arboleda Tilano, Andrés Layos, David Londoño Mesa, Dissors Delta, Federico Fernández Gärtner, Johan Salazar, Leonardo Romero, Sara Serna y Señor ok.

Presentación a cargo de Lina María Parra y Santiago Rodas (editores). Lectura y conversación con varios de los autores e ilustradores que participan en este número de la revista.

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“El sargento removió la tierra y se incorporó con dificultad, con la piel apretándole bajo una película gruesa de pantano y sangre seca. Caminó vacilante entre las barrigas descubiertas, entre los cuerpos desmembrados, envuelto por la humareda negra de la pólvora y la carne requemada. Sintió el suelo desplazarse de repente y abrió los brazos para mantener el equilibrio; su bota se había hundido hasta el tobillo dentro de una cabeza agujereada”.

Juan Felipe Arroyave
(Fragmento “Amantes”)

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Ilustración © Alejandra Arboleda T.

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Un correo

Por Marita Lopera Rendón

De vez en cuando recibo un amigable correo de Facturanet para recordarme que alguna de mis facturas inscritas está a punto de vencerse, que si deseo pagarla y que, si quiero, puedo usar fabulosos servicios de débito automático; otras veces, me llegan mensajes de Groupon Medellín —con promociones que nunca adquiriré—;  he pensado varias veces en darle clic al enlace “unsubscribe” y, sin embargo, no me atrevo: a lo mejor un día de estos me sale una promoción que valdrá la pena, así que me contengo, nunca se sabe, ¿no es cierto?; Adidas me escribe con cierta regularidad y con un similar cariño al que me profesan Tania, Prodiscos, Banco Falabella, Bancolombia, Facebook y Google Plus; la Red de Poetas del mundo me ha invitado en variada ocasión a que viaje a Tailandia para escuchar a los poetas nigerianos, húngaros y del Tibet que se encuentran reunidos allí para celebrar las palabras de todos —y que ninguno entiende sino por la maravillosa prosodia de las lecturas en voz alta—; de mis artistas “favoritos” me llegan mensajes con sus próximos lanzamientos —que puedo comprar online en Itunes, Amazon, Spotify o Apple Music— junto con las boletas para sus conciertos en Londres, Australia o New York —¡vaya!, pienso, sólo está a un par de semanas de Viaje a pie, ¡la locura, loco!—. De vez en cuando, esta enorme cantidad de correos logra consternarme con sus manifestaciones de aprecio: «Querida Marita, para nosotros es muy importante conocer tu opinión sobre los servicios recibidos el día eme, con tu producto jota, y sobre cómo te atendieron en nuestro centro de servicios al público hache»… Es imposible sentirse solo cuando tenés tantos remitentes que se preocupan por vos… Me quedo viendo en la pantalla los caracteres, el diseño web, la encriptación necesaria para devolverle a mi vida toda la nostalgia perdida en el trabajo. Y pienso, inevitablemente, en cuánto me conmovería encontrar un día, así no más, entrelazado entre tantos mensajes imprescindibles que llegan a mi buzón, un correo tuyo.

Fuente:

Revista Gris n.º 2. Atarraya Editores, Medellín, 2016.