Presentación

Pequeña historia
de mi país

—25 de marzo de 2021—

Portada del libro «Pequeña historia de mi país» de Omar Ortiz

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Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Omar Ortiz (Bogotá, 1950) es abogado de la Universidad de Santo Tomás y gestor cultural, director de la revista de poesía «Luna Nueva». Ha publicado los libros de poesía «Las muchachas del circo» (Ediciones Embalaje, 1986, 1989), «Diez regiones» (El Equilibrista, 1987), «Un jardín para Milena» (Ediciones de los Lunes, Lima, 1992; Ediciones El Propio Bolsillo, 1993), «La luna en el espejo» (Trilce, 1999), «El libro de las cosas» (Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia, 2002; Universidad del Valle, 2018), «Diario de los seres anónimos» (Universidad del Valle, 2002; La Mirada Malva, Madrid, 2015), «Cequíagrande» (Universidad de Caldas, 2011) y «Lista de espera» (Domingo Atrasado, 2017). En 2019 la editorial francesa L’Harmattan publicó «Diario de los seres anónimos / Journal des êtres anonymes» con traducción del profesor Yves Monino. Es compilador de «El yagé y otros cuentos» de Germán Cardona Cruz (1986), «Luna Nueva, muestra de poesía latinoamericana actual» (1999), «Luna Nueva, once miradas a la poesía colombiana» (2007), «Luna Nueva, diez y siete miradas a la poesía colombiana actual» (2012), «Luna Nueva, diez y nueve miradas a la poesía colombiana» (2017), «Vivir la poesía, poetas en la UCEVA» (2011) y «Contar en Tuluá, narradores en la UCEVA» (2011). Sus poemas han sido incluidos en antologías de poesía nacionales e internacionales y la Alcaldía de Tuluá lo condecoró en 1997 con la Medalla al Mérito Cultural «Germán Cardona Cruz». Actualmente es profesor de la Universidad Central del Valle de Tuluá y dirige el Centro Cultural Gustavo Álvarez Gardeazábal.

Presentación del autor y su
obra por Luz Mary Giraldo.

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Editorial Letra a Letra

Editorial Letra a Letra - Colección de poesía

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Al leer Pequeña historia de mi país fue inevitable pensar en el sentimiento de rabia, desolación e indignación que movió a Jorge Zalamea Borda a escribir dos de sus libros emblemáticos: El Gran Burundún Burundá ha muerto y El sueño de las escalinatas. Constatar que nuestra historia sigue siendo el fluir de un mismo río de sangre, ante una indolencia creciente, produce una primera sensación de tristeza. Sin embargo, el libro de Omar Ortiz está lejos de la claudicación.

Más bien nos invita a ver lo que ve el poeta, a buscar y defender lo que es esencial, contra quienes reducen la vida a una estadística o a un indicador de éxito. El problema no es la muerte, sino la banalización de la vida. ¿Y qué es lo esencial? Lo esencial es el derecho de todos a vivir dignamente y el respeto por un planeta que nos ha soportado por miles de años nuestra arrogancia de creer que con nosotros desaparecerá el Universo. En estos poemas de Omar Ortiz la magia, lo mítico, se nos revela como un atributo de lo humano. Y se nos advierte que cada vez que perdemos algo de esa magia, perdemos también algo de lo que nos conecta con el planeta, poniéndonos cada vez más en riesgo de sucumbir.

Los seres humanos somos de las pocas especies que son capaces de convertir en un muladar el lugar donde viven. Basta echar un vistazo a nuestras ciudades. En este sentido, Omar ha escrito un libro necesario, que pone por encima del deseo de la gran obra, su necesidad de decir lo que piensa y siente sobre la realidad de su país. Y es preciso decir aquí que la gran lección que uno recibe de la poesía de Omar Ortiz es que la obra ideal no es aquella que aspira a la perfección estética sino aquella que se compromete con lo humano y lo humano es doloroso, festivo, imperfecto, fugaz.

Mauricio Ramírez Gómez

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Omar Ortiz

Omar Ortiz

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Tres poemas
de Omar Ortiz

Palabras de un
viejo guerrero

Luego de los azarosos tiempos de trompetas
y estandartes,
cuando las mujeres cabeza de pájaro
reinaban en acantilados
y en islas perdidas.
Mi padre, la mano izquierda puesta sobre su vieja cicatriz,
decía a quien quisiera oír:
«Hace años nuestros mayores transitaron el sendero de la guerra.
Vencieron. Hoy seremos vencidos.
Grave y dolorosa es la victoria».

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Pequeña historia de mi país

No hay tren, solo muerte y desasosiego.
En la estación se amontonan las pieles de los desolados.
Un canto fúnebre alude al viento del salitre, al triste aullido del coyote.
El Señor de todas las cosas peregrina en la negra noche.
Torva pluma de buitre en su sombrero.
Arden los túmulos.
Una fusta de sangre golpea al brioso alazán.
En el palacio las ayer ultrajadas preparan el banquete.
Celebran sacerdotes y brujos el resplandor del Innombrable. La peste, se confunde con la resaca de pedófilos, traficantes Y monjas de clausura.
¿Dónde el sosiego?
La ciudad borra la imagen abominada.
Una grieta del azogue estalla en dos soles negros.
Se disuelve en gotas de sombra la crueldad de los furiosos.

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Quisiera escribir poemas
con finales felices

Parodiando a Nazin Hikmet,
quien pedía a su amigo y compañero de luchas,
Wala Nureddin que le enviara a prisión libros
con finales felices, juro que quisiera que mis poemas
tuvieran también finales felices.
Donde no se encontraran niños muertos de hambre,
o bombardeados por el ejército de mi país,
y no tuvieran que dar cuenta de gente asesinada
por dejar las armas,
o por reclamar su tierra,
pero no la que les echan encima cuando caen acribillados.
Poemas que exultaran el canto de nuestras muchachas
y no la manera en que las ultrajan y violan.
Versos optimistas sobre la riqueza de la patria,
que se reparten, entre orgías de sangre, unos pocos.
Amorosos cánticos que dieran cuenta de las manos,
los abrazos y los corazones que se estrechan,
no noticias de cómo manejan los traficantes
los cuerpos y las almas de mis compatriotas
que son subastadas
entre los envenenados cauces de los ríos,
los bosques incendiados
y Wall Street.
Donde tuviéramos muchos pastores de cabras,
infinidad de tejedoras de historias
y los poetas se odiaran menos.

Fuente:

Ortiz, Omar. Pequeña historia de mi país. Letra a Letra, colección Poesía, n.° 21, Bogotá, 2021.