Presentación

Las limitaciones
de tiempo-espacio

—17 de octubre de 2023—

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YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Álvaro Pérez Sastre (Cali, 1979) es comunicador social-periodista de la Universidad Externado de Colombia y magíster en Filosofía de la Universidad del Valle, donde se graduó con la tesis «George H. Mead: una reconstrucción de su pensamiento psicosocial». Ha publicado los libros de poesía «Conciencia de la espera» (Lima, 2018) y «Las limitaciones de tiempo-espacio» (Bogotá, 2023).

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Álvaro Pérez Sastre posee un léxico refinado, sin caer en rebuscamientos enciclopédicos ni profundas incursiones en los abismos de la mitología. […] Para leer a Álvaro Pérez Sastre se necesita tener los sentidos despiertos, haber leído el mundo con detalle, con la parsimonia del estudiante vago que se distrae en el transporte escuchando el noticiario, dejarse llevar por las imágenes, las palabras, las figuras literarias, por todo ese trabajo […] repasando los ojos por páginas que decantaron su poética. De manera personal, muy personal, invito al desprevenido transeúnte para que se deje atacar por este felino hecho texto, que se sumerja en la penumbra y no se deje aniquilar por el devenir de estos tiempos tormentosos.

O. Alba Cuervo

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Álvaro Pérez Sastre

Álvaro Pérez Sastre

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Tres poemas de
Álvaro Pérez Sastre

Mientras guardo cama

Cuarto día en cama.
Siento la cara roja y el pecho caliente.
Tengo todavía el vientre hinchado.
Jely está en Miraflores —un trámite urgente
en el Ministerio de Justicia—,
pero ha dejado la botella de suero oral y la antología de Watanabe
sobre la mesita de noche, junto al teléfono móvil.
He dormido durante unos veinte minutos
y he soñado algo así como que presido un consejo
de guerra interplanetario;
recuerdo haber dicho algo en el sueño
sobre el poder de fuego de los cazas espaciales.
¿Qué cazas? ¿Los de Buck Rogers? ¿Los de Star Wars? ¿Los de Galáctica?
¡Qué incoherencia entre mi subconsciente guerrerista
y mi consciente antibelicista!
Hago ahora comparaciones con la rara enfermedad
que me tumbó hace una década.
Esta vez no hay médicos desconcertados
ni mangueras hasta el intestino
ni esteroides intravenosos
ni descargas eléctricas para medir el desempeño de los nervios.
En otras palabras,
no hay Entumecimiento-Atragantamiento.
He aquí un cuarto de alquiler en un primer piso;
las ventanas no tienen rejas.
Se filtra la luz de la primavera limeña
a través de las cortinas cerradas;
escucho el tintineo de unas llaves,
alguien empuja el portón de la casa
y lo deja abierto;
el ladrido distante de un perro es a la vez una pregunta y una afirmación.
Nunca hubo —me digo— lecho de enfermo más placentero
ni penumbra más iluminada.
Trump hablará hoy nuevamente del muro
con palabras altisonantes.
Putin fruncirá el ceño ante Ucrania.
Merkel será mesurada en Europa.
Nada saben ellos, desde luego,
de este vientre inflamado
que yo palpo mientras me siento
en el borde de la cama…

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/

Tuviste una infancia acomodada, qué duda cabe

en aquellas vacaciones, sin embargo, pasó algo

el mar no te parecía tan picado, el fondo no se hallaba tan abajo

de repente, sin saber cómo, estabas de cabeza, manoteabas, pataleabas: el mar se te metía por la boca

de alguna forma conseguiste sacar la cabeza al aire, escupiste agua salada

desde los toldos de colores te hicieron señas, te llamaron de viva voz, fuiste

no se lo contaste a tu madre ni a nadie, te limitaste a decir que habías perdido la careta y el esnórquel

te agrada poder contarlo ahora de manera sobria, como si le hubiera ocurrido a cualquier otro

te ocurrió a ti, que estás convencido de que hubo un antes y un después de ese día.

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Informe sobre mis padres

Sí, querido Y., siguen viviendo en el mismo barrio

la salud de los dos en general bien, aunque mi padre está un poco duro del oído

¿mi madre? hoy debe estar con sus amigas del grupo de yoga, viene de visita cada dos o tres meses trayendo consigo las páginas de prensa que según piensa debo leer

acaudalados no son, más bien acomodados —a fin de cuentas, el viejo trabajó esforzada y disciplinadamente durante décadas y contó con suerte

mi madre se esmera en vigilar la dieta de ambos en cuanto a grasa, sal e hidratos de carbono

mi padre continúa renovando el porte de armas, mi madre le habla en voz muy alta cuando hace falta

el pastor alemán es cariñoso con ellos y una fiera con los extraños

son precavidos y procuran pagar puntualmente los planes de salud y el seguro obligatorio del auto

se tienen el uno al otro de manera un tanto distante

separaron las tumbas contiguas hace más de veinte años y El Tiempo [*] les sigue llegando cada día en una bolsa antes del alba.

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* Diario colombiano.

Fuente:

Pérez Sastre, Álvaro. Las limitaciones de tiempo-espacio. Tierra Media, Bogotá, 2023.