Presentación

Lábil cuerpo

—4 de mayo de 2023—

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Rafael Aguirre (Medellín) es psicólogo, escritor y editor. Ha publicado «La hortensia: una historia del barrio» (1992), «Historia de una parroquia» (1998), «Las tentaciones de Tánatos» (cuentos, Editorial Eafit, 2002; 2006; 2010), «Los Octámbulos I» (muestra literaria de la tertulia de escritores del mismo nombre, 2006), «La bruja que me amó y otros cuentos de amor» (Editorial Eafit, 2007; 2010), «Nuevos cuentos colombianos» (coautor, Cooperativa Confiar, 2009), «El cuento de mi cuento y otros minicuentos (Ediciones Los Octámbulos, 2011), «Los Octámbulos II» (2016), «Las valijas del tiempo» (novela, Ediciones Los Octámbulos, 2018), «Deshielos de tinta» (director y compilador, antología del taller Letra-Tinta, 2019), «Premio Municipal de Poesía y Cuento» (coautor, Itagüí, 2020), «De poetas y poesía en Itagüí: crónica, ensayos y memoria» (2021) y «Lábil cuerpo» (2022), su primer poemario. Así mismo, ha publicado cuentos, reportajes y ensayos en revistas y periódicos literarios, y uno de sus cuentos fue traducido al alemán en la revista de arte y literatura «Xicóatl» en Salzburgo, Austria. Es cofundador de la tertulia de escritores Los Octámbulos y tallerista en Escrituras Creativas en la Casa de la Cultura de Itagüí, la cárcel de Itagüí (2016-2019) y la cárcel de mujeres del Buen Pastor (Pedregal, Medellín, 2017-2019). Fue invitado al Parlamento Internacional de Escritores Ciudad de Cartagena como lector de distintos ensayos literarios (2014-2019) y ha obtenido varios premios, menciones especiales y distinciones, entre las que se destacan la Exaltación del Concejo Municipal de Itagüí en Honor al Mérito Cultural (2018) y el Premio La Tagua al Mérito Literario y Cultural (2019).

Presentación del autor y su obra
por Óscar Jairo González Hernández.

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El verdadero escritor es esencialmente un poeta. Que escriba cuentos o crónicas, novelas o ensayos, es apenas cuestión de formas, importa es su lenguaje, su visión, su capacidad de revelar lo que la cotidianidad oculta, ese «otro lado» de las cosas; el mundo, el universo, el amor, el tiempo, el misterio, el ser humano en su totalidad y todo cuanto en él mismo se manifiesta. En Rafael Aguirre, la poesía no es un hecho extraño a su ocio de toda una vida, sin ella, su escritura no habría alcanzado la expresión y el vuelo que hoy le reconocemos.

En este libro, Lábil cuerpo, concebido desde «El juego» y «El fuego», hay una consciente asunción de la forma poética ya madura, depurada, rica en sugerencias y resonancias que, de alguna manera, coronan su trabajo de décadas con la prosa, como quien al cabo del día decide recogerse en una zona de luz e intimidad más cercana al silencio, para reencontrar y contemplar su origen y el camino recorrido.

En estos poemas, Rafael Aguirre nos entrega una experiencia bella, plena de memoria, sensibilidad y sabiduría vital que los lectores recibirán con dosis de reflexión, gozo y gratitud.

Pedro Arturo Estrada

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Rafael Aguirre

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Cuatro poemas
de Rafael Aguirre

Felicidad

A veces llega con timbales de fantasía
Hasta que un perro muerto aparece en la carretera.
Perdido en selvas de zarzamora,
Un cielo azul vuelve a seducir.

Ah, la felicidad…
Ratón enjabonado
Que se deja atrapar por la cola.

Para volar lejos, muy lejos…
Me ofrecen la eternidad,
Su húmedo manto de azúcar
Me eleva
Como pez volador en aguas bravas.
Mujer de libros abiertos,
Vida para morir de vida.

Encallado en mares de poca sal,
Me enseña sus alas de papel.

Con ser feliz en carne y hueso,
Para qué la eternidad.

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Sanguinolencias

Un cuchillo es un cuchillo,
Utensilio útil, muy útil
Para el cocinero pelar papas,
El artesano labrar pinochos de pino
Y para el oficio impío del matarife.
Tiene un primo hermano llamado puñal:
Arma de acero de veinte a treinta centímetros de largo,
Que solo hiere con la punta.
Ambos, cuchillo y puñal, caben en ese rincón de la mente
Donde anidan como víboras las malas intenciones.
Es saludable no tener enemigos
Aunque la guerra nos persiga.
Tengo un puñal en la mano de malos pensamientos enrojecido.
¡Tranquilos…!
A nadie hago daño,
Solo el papel sangró para cometer el poema.

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Guitarra

Sin ser músico,
Cada que veo una guitarra en la pared
O seduciendo en la vitrina,
Me insta a tocarla, acariciarla como a un gato angora.
Paso mis dedos por sus curvas barnizadas,
Olfateo su caderamen, pulso tres cuerdas,
Aprieto una clavija.
Me obsesiona su forma mujeril.
Las manos del concertista
Van y vienen por su cuello encordado,
Borbotea diamantina la música.
Yo solo vulgarizo las notas.
Miro por su agujero central,
Trato de ver sus entrañas:
El vacío es la preñez de sus notas.
Sin ser músico,
Tomo la guitarra en abrazo de aprendiz,
Le arranco acordes discordes,
Burdos, metálicos, chillones…
Sin medir el desconcierto,
Sin saber cómo ni por qué,
La baraúnda llega a mis sentidos
Como el tosco retrato de mi vida.

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Quijotemas

Cuaderno de notas:
Placenta, cuna, guardería y clínica
De malcriados poemas,
Algunos flotan o duermen en cuarentena,
Mientras se abortan otros.

Como en la vida,
Las palabras saborean
Los inconvenientes de existir.

Sartal de inconformismos:
Entre dibujos de pájaros y lagartijas,
Alumbro con un lápiz
Extraviados poemas de amor.

Borradores impredecibles:
Ebrios molinos de papel
Para procurar la imagen detonante
Del poema que aún no logro escribir.