Presentación

Inundada

—Jueves 19 de septiembre—
(Presencial / Virtual)
Hora: 7:00 p.m.

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Ver transmisión en vivo:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Lugar:
Casa Museo Otraparte

Entrada libre.

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Valentina Cadavid Gaviria (Medellín, 1986) (@letras.valientes) es psicóloga con estudios de posgrado en Cooperación Internacional. Ha trabajado en asuntos sociales durante más de 15 años, liderando procesos para la construcción de paz con víctimas y excombatientes del conflicto armado colombiano. Se considera una feminista y su escritura ha estado dedicada al amor, al desamor, al conflicto armado, a la paz, al encuentro de las personas con su alma y al empoderamiento de las mujeres. Su poema «Vívame» fue publicado en 2020 por la editorial y plataforma de proyectos emergentes «Hago Cosas» de España, y un año más tarde la editorial chilena Casa Bukowski publicó tres de sus poemas y la invitó a diversos recitales. Es creadora de «Paz en las Raíces», proyecto de talleres de sanación donde combina técnicas de psicología, meditación, yoga y respiración consciente con escritura creativa y terapéutica. Actualmente articula su quehacer profesional con su proceso de formación en la poesía y en la escritura. «Inundada» es su primer libro.

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«La poesía es una metafísica instantánea», nos dice el filósofo francés Gastón Bachelard. La poesía se niega a la duda, a los principios, a los preámbulos, a la prueba. Bajo ese conjuro y sofisticación se envuelven los versos y el discurso de la poeta colombiana Cadavid Gaviria, quien en esta primera obra nos «Inunda» de todo lo que ha visto transitar por Antioquia; lleva colgando sus amuletos contra el amor inmenso que la sacude con fuerza y el cañón del río Guatapé que es el fondo marino de donde emana el océano que rodea la galaxia de su alfabeto. Tenemos entonces frente a nosotros, queridos lectores, un rutilante poemario construido por un ojo primaveral y cosmopolita en una de las ciudades más emblemáticas del siglo xx de nuestra América Morena.

Ivo Maldonado
(Poeta chileno)

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Valentina Cadavid Gaviria

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Dos poemas de
Valentina Cadavid Gaviria

El zaguán

Le dije que me salvara del tedio
le hice un boceto de la puerta
le hice un mandato para que entrara
le hice una orden para que midiera cuánto dura
el espacio entre el zaguán de mi casa
y su patio trasero

Le rogué que se quedara
le exigí sentarse en la mesa
le enfaticé mis intenciones
que me llevara entre sus dientes
que oliera con ferocidad las ventanas
que empañara las juntas de los azulejos

Entre la sombra de sus rodillas
entre la superficie de las grietas
entre las ranuras donde se filtra el agua
le pedí que rasgara el atrio
le pedí ensañarse en las paredes
le pedí no deambular las esquinas

Acornisada
le dije que arribara
que bailara en mis cornisas
Habitada
le ordené albergarme
que prendiera el agua
que se sumergiera en las entrañas
que volviera horno los pies

Temeraria
le susurré que me desmadejara
que limpiara las telarañas del balcón
que residiera en el sótano
que arrendara su estadía
que permaneciera en los cimientos

Acorralada
le hice un murmullo
para que traspasara el patio central
para que hurgara exhalaciones
le susurré tragarse las fugas
le susurré que moviera los tapetes
le susurré desordenar

Recorrió el zaguán de la casa
me enzaguané
Esperando la entrada a la penumbra
me empenumbré
Inconcluso
deslizó por los bordes sus ausencias
me desbordó
Invadió de olores la habitación
Me habitacionó
Escondió su carne
disipó sus movimientos
reconoció los cerrojos
no abrió las ventanas

No quiero quedarme en memorias
no quiero ser comida de la alacena
no quiero ser un florero
no quiero ser la luz que se filtra
por las rendijas de la puerta
le dije

Quiero rasgar los espejos
quiero ser los cubiertos de la mesa
quiero ser las lámparas encendidas
quiero permanecer en los soportes

No quiero ser el porvenir
venirme quiero en el tejado
quiero quedarme en los adornos
quiero ser las velas
diluirme en los cerrojos
quiero ser lo que se evapora
le escuché

Reubica los astros de mi nacimiento
conoce estas geometrías
No alargo temporadas en el estanque
solo quiero las aristas, me dijo

Exploró las líneas de las paredes
nadó esquivando las sillas
sin inmersiones
voló en los zócalos
sin estadías

Fue el gozo de lo entredicho
como quién bucea de noche sin linterna
fue la ferocidad de lo insolente
la irritación de lo que no sucede
sin hechos
con prisas
sin homenajes
con artilugios

Paralicé el presente en el zaguán
aseché su valentía
usé mis talismanes
usé todas las llaves
usé los cuadros en los que no creo
conjuré las letras
Desapareció

Hay un pendiente
que invade la casa
que sucumbe la casa
que irradia la casa
que ensucia la casa
que aglomera la casa
que asfixia la casa
que poliniza la casa
que pone en ácaros la casa
y un zaguán que miro
cuando goteo

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Insurgentes

Solo queda que nos narren
como las gallinas de la guerra
gallinas carmesíes que no ponen huevos
gallinas estresadas
gallinas que no hicieron nada

Aun así, fuimos gallinas que cacarearon
gallinas que ampararon los huesos no encontrados

Solo queda que nos llamen sangre
las que olían a rojo sangre
a rojo homicida, a rojo hambre

Aun así, olíamos a rojo río
a rojo carne
a rojo montaña
a rojo escritura
a rojo regla
a rojo tobillos

Solo queda que nos juzguen por nuestros fusiles
Por el fusil que metía la lengua
y hacía el amor por la noche

Por el fusil color volcán
que salvó del aislamiento

Por el fusil estatua
que ametralló confesiones mientras derretía
por el fusil que acobardó la muerte
cuando vimos al águila aparecer y gritar nuestros nombres
la muerte que se siente con furia desgarrada del clítoris
la muerte que se siente de donde sale la vida

Solo queda que nos recuerden por las culpas
por los difuntos y desvelos
Aun así, tuvimos nuestros cadáveres
lloramos con rojo iracundo del vientre
Nadie pensó en nosotras
ni en nuestros rojos
ni en nuestra sinfonía de muertos

Solo queda que alardeen que saben nuestros secretos
que las gallinas son brujas, que somos brujas
Aun así, somos gallinas que llevaron paz a la selva
gallinas que vieron pieles verdes llevándose hombres
brujas, gallinas que resistimos
brujas, gallinas que luchamos
brujas, gallinas con pies arañados de coraje

Solo queda que digan que fuimos a la guerra porque sí
Aun así, fuimos buscando amantes
a parientes escarlata, a amigos esmeralda
con piernas propias, con párpados
con el dedo meñique del pie, con tímpanos
con ideales de acabar desigualdades
divergencias partidistas, inventos bancarios
aunque no sabíamos de desigualdades
ni de divergencias partidistas, ni de inventos bancarios
aunque seguimos sin saber de desigualdades,
de divergencias partidistas, de inventos bancarios

Solo queda que nos narren
como las gallinas de la guerra
las del laboratorio de exiliados de madre
las de la costilla de Adán torcida
las del endometrio obligado
las de la piel de gallina

Aun así, somos las mujeres de la pluma
las mujeres de los huevos
las mujeres que picotean
las mujeres que se bañan en el polvo
las mujeres que escarban en el suelo
las mujeres que vuelan

Fuente:

Cadavid Gaviria, Valentina. Inundada. Casa Bukowski Editorial, Santiago de Chile, 2024.

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