Hana Matsuri 2011
A la sombra de
los cerezos en flor
(Un diálogo con
la cultura japonesa)
—Abril 30 de 2011—
“Reclining lady with a fan”
Mai Thu
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Muestra artística y gastronómica en el contexto del lanzamiento del Tercer Festival de Cultura Japonesa Hana Matsuri 2011.
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“El espíritu se levanta
por encima de la ola”.
Marco Antonio Mejía
Hay en el viento una música que no escuchamos, palabras y sonidos cavando en el misterio que todavía somos. Pero también hay oídos atentos y manos que trabajan la tierra como si levantaran un imperio. Se trata, pues, de un diálogo, de una ceremonia de reconocimiento y fervor. Una comunión de presencias que aparecen de pronto en el perfume de los cerezos, en la fortaleza que revisten sus ramas, en el secreto que tiembla en los bosques de bambú, en el sol que pastorea los campos y las colinas y los altos montes donde guardan su conocimiento milenario los dioses y los hombres.
Al paso de la ola, en los descendimientos de la tierra, en los fragores de la noche nuclear, ninguna sutileza se ha perdido. Nadie habla más alto. Nadie grita. Todos saben que el espíritu siempre se repondrá de estas cosas. Todos saben que lo esencial está a salvo y se levantará y emprenderá de nuevo el camino. Todos saben que basta un leve trazo en la piedra o en el blanco papel de arroz, un suave gesto de la mano en el aire quieto de la mañana, un pequeño canto de diecisiete sílabas, una boca dispuesta a la sonrisa pero también al asombro y a la serenidad, para saber que todo renace tanto más si su corazón es tan antiguo como su deseo.
Esta vez nos reuniremos en torno a la cultura japonesa como bienvenida al Festival Hana Matsuri, que se realizará entre los días 8 y 10 de julio. De la mano de sus organizadores, volveremos la mirada al Fuji, al rostro enigmático de las muchachas que pasean su silencio entre sedas y tintes oscuros. Volveremos el rostro a la exactitud, a la voluptuosidad de los colores pálidos y las formas simples, a los aromas suaves y a los sabores fuertes, a la coherencia entre verdad y honor. Nos acercaremos —sin tener en cuenta los códigos que nos separan— a las atmósferas de su más alta literatura, a lo sugerente de sus danzas y su música, al poder de sus imágenes, a la compleja sencillez de su pensamiento. Habrá lecturas en voz alta de distintos autores japoneses, un pequeño adelanto del festival gastronómico japonés, música, cine y un delicado ambiente para celebrar.
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Progama:
- Gastronomía japonesa: una deliciosa oferta de comida preparada por el chef japonés Hiroshi Kaneko.
- Música en vivo.
- Lectura de poesía y literatura japonesa en la Casa Museo Otraparte.
- Antología de cine japonés.
- Elaboración de grullas en origami como parte del homenaje al pueblo japonés que se rendirá en julio en el marco del III Festival de Cultura Japonesa Hana Matsuri 2011.
- Venta de agendas, camisetas, sake y otros productos.
- Carta habitual de El Café de Otraparte.
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La puesta en marcha del festival Hana Matsuri se ha constituido en un paso a la inclusión de la cultura japonesa en el proceso de construcción cultural de nuestra ciudad y del país. Somos conscientes de que la nuestra es una cultura en formación, muy juvenil y fogosa, razón por la cual son aún muy relevantes algunas características negativas propiciadoras de la violencia y del conflicto social.
Las artes de inspiración japonesa proponen un aprendizaje y una práctica artística orientados en su esencia al autoconocimiento, a la reverencia, el respeto por la naturaleza y todos los seres, a la acción serena, atenta, concentrada y espontánea, es decir, a la práctica del arte como un camino o vía espiritual. Esta búsqueda consciente del “despertar” o “iluminación” por medio del arte es un elemento diferenciador de las artes de origen japonés que justifica plenamente su difusión y apropiación por parte de las comunidades urbanas y rurales de nuestro país sometidas a tanta presión y agobio en las últimas épocas de nuestra historia.
El nombre Hana Matsuri se inspira en el festival que en el mes de abril, cerca del equinoccio de primavera, celebra en Japón el nacimiento de Siddhartha Gautama Sakyiamuni, el Buddha. Esta fiesta de natividad suele estar engalanada con abundantes flores de diversas formas y colores y propicia el encuentro de las familias extensas alrededor de la cándida leyenda del fundador de una de las más profundas y nobles sendas espirituales.
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¡Débiles son mis piernas!
Pero está en flor
el monte Yoshino.
Matsuo Basho
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Poemas de
Sei Shonagon
(Siglo XI)
El libro de la almohada
Nubes
Me encantan las blancas, purpúreas y negras nubes, y las nubes de lluvia cuando las lleva el viento. Es encantador al amanecer ver las oscuras nubes que poco a poco se vuelven blancas. Creo que esto ha sido descrito en un poema chino que dice algo sobre “los tintes que se retiran al amanecer”.
Es conmovedor ver pasar un tenue jirón de nube sobre la luna brillante.
Cosas que emocionan
Pichones de gorrión. Pasar por un lugar donde juegan niños de pecho. Ver un espejo extranjero con su luna manchada. Una persona de alta condición detiene su carroza, y ordena a su sirviente que solicite una cita. Encender un incienso muy bueno, y acostarme sola. Lavarme el cabello, maquillarme y vestir ropas perfumadas. En este caso me siento feliz y noble, aun cuando nadie me observe. Una noche que espero a mi amante, al escuchar el ruido de la lluvia en mi puerta y el golpeteo del viento, sin motivo y de repente me sobresalto.
Poco después del
vigésimo día del Noveno Mes
Poco después del vigésimo día del Noveno Mes, fui de peregrinación al Templo de Hase y pasé la noche en un alojamiento muy sencillo. Exhausta, de inmediato caí profundamente dormida. Me desperté de noche, y la luz de la luna se filtraba por la ventana iluminando las ropas de cama de todas las personas en la habitación. Su claro brillo blanco me conmovió enormemente. Es en ocasiones como esta cuando se escriben poemas.
Recuerdo una mañana clara
Recuerdo una mañana clara del Noveno Mes. Había llovido durante toda la noche. A pesar del sol, las gotas de rocío aún cubrían los crisantemos del jardín. En los cercos de bambú y las varas de los setos veía telarañas. A medida que sus hilos se quebraban, las gotas de lluvia quedaban colgando de ellos como perlas de un collar. Estaba conmovida y encantada. Poco a poco, el rocío fue desapareciendo del trébol y de las otras plantas en las que tan pesadamente se había posado. Las ramas, más livianas, se agitaron casi imperceptiblemente y luego, de repente y con toda armonía, se alzaron. Más tarde describí a los demás toda la belleza que había visto. Pero mi relato no causó ninguna impresión, y quedé desasosegada.
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Shuinsen de 1634
(“Barco de sello rojo”)
Museo de Ciencia Naval de Tokio
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