Conferencia
Pessoa, periodista
—Agosto 3 de 2007—
Ilustración por Luis Badosa
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Conferencia de Gustavo Adolfo Acosta Vinasco (Pereira, 1974), cronista, editor y colaborador de diferentes publicaciones, comunicador y educador, con estudios en filosofía, literatura y lenguas en diversas universidades del país.
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Profecía italiana
Por Fernando Pessoa
Muchos afirman y muchos niegan la existencia del don profético. En la mayoría de los casos, el lenguaje profético es tan críptico, que puede aplicarse a cualquier hecho, y la abundancia de detalles es tan grande, que es difícil no encontrar un hecho que encaje en uno o en otro de los pormenores. Por ello, el problema fundamental está en el mismo lenguaje. Los que proclaman la existencia del don profético señalan el hecho justificativo; los que niegan la existencia de éste señalan que cualquier hecho, aunque fuese el contrario al que ocurrió, serviría igualmente, y, por tanto, de forma igual de inútil, como justificación.
Con todo, hay profecías que son simples y claras, como el célebre cuarteto de las Centurias astrológicas de Nostradamus, en el que, con más de dos siglos de antelación, se señala la llegada de Napoleón, y se define su carácter. Es el cuarteto que comienza diciendo: “Un emperador nacerá al pie de Italia” (Un Empereur naistra prés d’Italie).
Estas profecías, que son claras, tratan hechos de forma general: son como breves entradas de una pequeña enciclopedia que resume la historia al revés, esto es, antes de que exista.
Sin embargo, hay un caso curioso de profecía clara que contiene, con veintidós años de antelación, no la indicación de los hechos futuros, sino el comentario justo y preciso de ellos, como si los supusiera conocidos. Y ese vaticinio es aún más curioso, pues no proviene, supongo, de un profesional de la profecía.
En el periódico italiano Avanti, del 21 de enero de 1913, se incluye un artículo en el que se lee lo siguiente, y que pido al lector que siga y reflexione palabra por palabra:
Estamos en presencia de una Italia nacionalista, conservadora y clerical, que se propone hacer de la espada su ley, y del ejército, la escuela de la nación.
Habíamos previsto esta perversión moral: no nos sorprende.
Están equivocados los que creen que este predominio del militarismo es un signo de fuerza. Las naciones fuertes no tienen que descender a esa suerte de carnaval estúpido a la que los italianos están hoy entregados: las naciones fuertes tienen sentido de la proporción. La Italia nacionalista y militarista demuestra no tener ese sentido.
Y así sucede que una despreciable guerra de conquista se celebra como si de un triunfo romano se tratara.
Ignoro con qué propósito inmediato se escribieron estas líneas. Lo ignoro y no importa. Son el más justo, claro y cruel comentario de lo que hoy, veintidós años después, está pasando en Italia, o mejor, con Italia.
Al periodista accidental lo poseyó una luz de verdadero espíritu profético.
Por suerte, el artículo está firmado, por lo que no faltan el nombre ni el honor al iluminado por esta súbita inspiración.
El autor del artículo de Avanti es el señor Benito Mussolini.
¡Ya podía haberse quedado en profeta!
Fernando Pessôa, 1935
(Crítica, Madrid, 2003)
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Fernando Pessôa
(1888 – 1935)
Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa, 13 de junio de 1888 – Lisboa, 30 de noviembre de 1935), más conocido como Fernando Pessoa, es uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea. Tuvo una vida discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente, la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos. De día Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche escribía poesía. No escribía “su” propia poesía, sino la poesía de diversos alter egos, diferentes en voz, estilo y modos. Publicó utilizando diversos nombres (de los cuales los más importantes son Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Bernardo Soares), e incluso escribió críticas contra sus propias obras, firmadas por sus heterónimos. Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió durante su juventud, la lengua inglesa tuvo gran importancia en su vida, pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma. La figura enigmática en que se convirtió motiva gran parte de los estudios sobre su vida y su obra. Murió por problemas hepáticos a los 47 años en la misma ciudad en que naciera, dejando una descomunal obra inédita que todavía suscita análisis y controversias. —Wikipedia.org
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