Ciclo de Conferencias

El mapa de los
objetos perdidos

Del licor, lo etílico y
otras ebriedades literarias

—8 de noviembre de 2024—

El alquimista de David Teniers el Joven (1610-1690). Galería Real de Pinturas Mauritshuis (La Haya, Países Bajos).

* * *

Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

* * *

No hay un brebaje más ancestral y de fácil creación para el ser humano que el alcohol en sus diversas formas y transformaciones. Tanto que para celebrar hemos dejado llenas en tiempos de abundancia las alforjas, jarras, cantimploras, barriles, toneles. Pero al tiempo nos guardamos vasos, botellas y copas para llorar nuestras penas. Desde usos rituales hasta signos sagrados alrededor del mundo cada vez que se bebe. Pero la moral y las leyes han hecho licito e ilícito su consumo a lo largo de los años. Vivimos entonces el inicio de la sobriedad hasta las mafias, los alambiques caseros, la vida rural contra la urbana, persecuciones en páramos, caminos de mulas y botellas quebradas a lo largo del camino. Hagamos entonces un brindis de citas, libros, novelas y poemas para recordar a nuestro compañero de fermentación y destilación, que es igual de amigo como nuestras mascotas.

El mapa de los objetos perdidos responde a una preocupación por el territorio hispanoamericano y las formas de construcción memorística en torno a elementos concretos de nuestra realidad. Por ejemplo, ¿qué nos contaría una victrola si le diésemos voz? ¿Hablaría bambuco, son cubano o quizá tango? Y ¿acaso estos lenguajes no contienen en sí una gran parte de lo que es Hispanoamérica? Al mirar una construcción cusqueña, cualquier paseante avisado notará que en la piedra comulgan la cultura inca y la española; el pasado y el presente unidos por el mestizaje en forma de muro. ¿Por qué no hablar entonces de las piedras y la historia de un pueblo? ¿Por qué no hablar de los ríos y la guerra, ya en nuestro contexto más cercano? Para establecer dichas relaciones empezaremos por caminar un sendero que nos es familiar y conocido: el de lo literario. El programa de Estudios Literarios (@estudiosliterarios) debe cruzar a la otra orilla y explorar diferentes instancias con el fin de enriquecer su entramado discursivo y fortalecer la divulgación de los productos académicos, tanto del cuerpo docente como estudiantil.

Expositor:

José David Palacios Rincón es estudiante de octavo semestre de Estudios Literarios en la Universidad Pontificia Bolivariana. Ganador de la segunda convocatoria de estímulos de 2021 de la alcaldía de Guarne, Antioquia, en la categoría Literatura. Fotógrafo aficionado obsesionado con las flores e insectos. Gourmet de la literatura gastronómica y autor de diversos poemas publicados en la Gaceta Literaria El Galeón, proyecto con el cual fue tallerista en Fiesta del Libro y la Cultura en la ciudad de Medellín en las ediciones de 2022 y 2023. Actualmente labora como practicante y tallerista en la empresa Tablero Mágico.

* * *

Invita:

Universidad Pontificia Bolivariana

* * *

Volví junto a Bill. Me echó el aliento para mostrarme el frío que hacía, y siguió tocando. Me senté a una mesa y miré los cuadros de la pared. Había uno de conejos, muertos; otro de faisanes, también muertos; y un tercero de patos muertos. Todos eran oscuros y parecían ahumados. Había un aparador lleno de botellas de bebidas alcohólicas. Las miré todas. Bill seguía tocando.

—¿Qué te parece un ponche de ron caliente? —propuso—. Esto no va a mantenerme en calor indefinidamente.

Salí y expliqué a la mujer qué era un ponche de ron y cómo se hacía. A los pocos minutos entró una chica con un jarro de tierra que humeaba. Bill abandonó el piano, se acercó, y bebimos el ponche caliente mientras oíamos el viento.

—No hay suficiente ron.

Me dirigí al aparador, traje la botella de ron y eché medio vaso en el jarro.

—Acción directa —dijo Bill—. Es mejor que seguir la ley.

Ernest Hemingway
Fiesta

*

Los componentes para la destilación no eran numerosos. Se precisaba de recipientes adecuados para la fermentación y mezcla de las sustancias como calabazos, barriles o toneles de madera. También era preciso tener una olla medianamente grande, donde se cocía a fuego lento pero constante las melazas fermentadas junto con el agua, la panela y otros componentes saborizantes como el tomillo o pedazos de fique. Encima de la olla y unida a ésta por boñiga o masa de maíz, se adhería un artefacto de dos piezas desiguales completamente unidas por el cuello, con un tabique interno divisorio agujereado en dos partes, y un tubico exterior de poco más o menos cinco centímetros de diámetro. A este dispositivo llegaba el vapor producido por la cocción de las sustancias fermentadas. Sobre dicho artefacto, popularmente conocido como mico o cabezote, estaba una paila de cobre o aluminio con agua fría que periódicamente se cambiaba para refrigerar el vapor contenido en el mico. Por el orificio tubular del cabezote se insertaba y sujetaba un tubo de guadua, cañabrava o coyabra, a través del cual salía pausada y constantemente el aguardiente. Solo restaba enfrascar la preciada bebida en botellas, vasijas, damajuanas y los demás recipientes.

Luis Alfonso Díaz Ospina
De Guarne… y de todas partes

*

Nací en Bello, población de Antioquia, departamento de Colombia, en 1895; nací con tres dientes y mordí a mi madre, que murió por un cáncer que se le formó allí. Nací con dientes porque mi padre era alcohólico, y eso hace madurar pronto. En todo me he adelantado, pero soy niño en dejar de fumar y beber: llevo la cuenta y he comenzado trescientas siete veces a dejar los vicios. Una vez los dejé durante un año. Así, yo soy un técnico en métodos para curar de la nicotina y del alcohol. Ahora veremos. Soy un eterno estudiante. […] Yo quiero fumar. Yo quiero beber. ¿Qué significado tienen estas frases? Que el conjunto de células que forman el organismo se ha habituado a vivir en un medio formado por alcohol y por nicotina. Cada célula necesita de esos ingredientes, y el conjunto de sus necesidades se sintetiza en la palabra yo. La necesidad de beber se manifiesta a la conciencia en forma de sequedad de la garganta, y la de nicotina, en forma de fiebre en las venas, irritabilidad nerviosa y ruidos arteriales en la cabeza. De lo anterior se deduce que el mejor método es el gradual: reglamentar el vicio en escala descendente y tratarse mentalmente por medio del espejo. Hay muchos otros métodos, pero no puedo ocuparme ahora de ellos.

Fernando González
Don Mirócletes

* * *

Ernest Hemingway (1899-1961). Fotografía © Tore Johnson. The LIFE Images Collection / Getty. Publicada en The Newyorker.