Presentación

Diálogo de raíces

—Agosto 6 de 2019—

Portada del libro de cuentos «Diálogo de raíces» de Santiago Andrés Gómez

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Santiago Andrés Gómez (Medellín, 1973) es escritor, crítico de cine y literatura y realizador audiovisual independiente, galardonado en 1996 con el Premio Nacional de Video Documental por «Diario de viaje». Redactor y colaborador de la revista Kinetoscopio entre 1991 y 2011, del extinto suplemento Literario Dominical y del suplemento Generación, ambos del diario El Colombiano. Es autor de las novelas «Madera salvaje» (2009), «Todas las huellas – Tres novelas breves» (2013) y «El cuarto asesino» (2016); de los libros de ensayo «Certeza de lo imborrable – El cine en busca de sentido, vol. 2» (2017), «Régimen de criterios – Cines y cineastas colombianos» (2018) y «La musa asesinada – Conversación en La Catedral, de Vargas Llosa: novela marxista» (2018); y de los libros de cuentos «Los deberes» (2012) y «La caminata» (2015). Actualmente es candidato a doctor en Literatura de la Universidad de Antioquia.

Presentación del autor y su obra
por Óscar López Castaño.

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Fondo Editorial Universidad Eafit

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El arte, en la narrativa de Santiago Gómez, es edificado con la naturalidad de quien aborda con convencimiento que las formas inéditas pueden ser la realidad misma o que en el entrelazamiento de los diálogos, gran parte de ellos mientras los personajes caminan o están dentro de un vehículo en movimiento, precipitan preguntas, sirven para compartir pasajeras experiencias sexuales, para fumar un porro de marihuana o buscar a un amigo de andanzas. En toda esa vitalidad desbordada, el colegio, la universidad, la disciplina individual y la familia son difuminados porque, no lo dicen de modo explícito, esas manifestaciones de las instituciones modernas están por fuera de su radar ajeno a las culpas o al sentido del deber.

Óscar R. López Castaño

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Santiago Andrés Gómez

Santiago Andrés Gómez

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Diálogo de raíces

Cuento

Y soñé que pronto aterrizaría un avión, y vi la escalera en el rocío, iluminada por lejanos temblorosos faroles que se acercaban y se perdían y no volvían. Vi las manchas de sangre en las escaleras y ropas andar por la pista sin nadie, y supe que el avión aterrizaría solo, y una voz de capitán hablaba en silencio desde las nubes, antes del amanecer. Y me decían que todo estaba preparado, que ya todo había terminado. Y más tarde los verdes pálidos de la grama mojada bailaban con hileras de gotas de rocío que giraban en espirales y hacían diademas para su alma. Y los pasajeros veían todo como si fuera un solo instante sin sucesiones que el espacio no hubiera ya agotado, y pensaba yo que sería posible con ellos fundar la humanidad otra vez de un amanecer sin nombre. Y quise relatarles el lentísimo gotear de la noche iluminada en el día bueno y prometedor, y me quedé sin palabras, y advertí que en medio del bosque de corolas y miradas atónitas y silvestres, estaba inmóvil. Que no reconocía nada. Que había recordado mi nombre en el vacío universal de nombres, en el olvido de un ocaso sin tierra. Y para mi gran asombro, sonrieron, todos sonrieron. Luego fue igual todo y desperté.

Fuente:

Gómez, Santiago Andrés. Diálogo de raíces. Editorial Eafit, Medellín, 2019.