Presentación
De signos y fotones
De las temperaturas de la luz
—Agosto 16 de 2019—
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Más de treinta artistas nos ofrecen su visión sobre la luz en este libro de entrevistas coordinado por el profesor Óscar Jairo González Hernández, editor, entre otros proyectos, del blog «Mecánica Celeste». Ellos son, en orden alfabético: Adriana Córdoba, Andrés Torres, Azucena Mecalco, Camilo Álvarez, Camilo Restrepo Monsalve, Carlos Barbarito, Carlos Ciro, Claudia Trujillo, Daniel Acevedo Arango, David Marín, Doris Benítez, Enrique de Santiago, Floriano Martins, Hernán Marín, Hugo Mujica, Jacobo Echeverri, Jaime García Maffla, Jorge Esteban Zapata, Jorge Iván Grisales, José Luis Ruiz, Juan Felipe Caicedo, Juan Pascuales, Juan Zapata, Lucía Estrada, Luis Fernando Peláez, María Cecilia Muñoz, Mario Sánchez, Mauricio Arcila Arango, Mauricio Naranjo, Moonica Maar, Raúl González Hernández, Samuel Vásquez, Silvio Bolaño, Susana Wald, Walther Espinal y William Gómez.
Presentación a cargo de Óscar Jairo González Hernández y lecturas de algunos de los artistas entrevistados.
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Cada tormenta de luz nos lleva y trae en sí misma una tormenta de oscuridad, es en esa concentrada forma donde hacemos de ese contacto lo que conocemos. Iluminamos con nuestra oscuridad y somos oscurecidos con nuestra luminosidad.
Es así como sentimos la incandescencia de la luz que nos quema, en el oriente y occidente de nuestra mirada. Quien no tiene luminosidad no puede ni sabe cómo proyectarla, quien la posee lo hace y se mantiene en la irresolución de la luz.
Transparencia de la luz. Inmersión en la luz que es la oscuridad misma. Densidad de la luz en la densidad del símbolo que se transforma. Continuum de lo insoluble y eclosión del misterio de la luz. Indicación reveladora del camino iridiscente.
Intensa tentación de la luz que en el mediodía llena la oscuridad de la medianoche. Y la perspectiva queda invertida e inasible. Dominio de lo maravilloso que excita los sentidos.
Y los hace ocultar de lo uno y de lo otro. Es de nuevo lo que queda del instante de la iluminación. Y se hace secreto. Nadie puede revelarlo. Quema al tratar de mantenerlo, por ello mismo se dice. Y al decirlo se hace raíz en la tierra. Raíz de luz.
Óscar Jairo González Hernández
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Óscar Jairo González Hernández
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Mauricio Naranjo
Poeta y ensayista
¿Qué es para usted la luz y cómo se realizó su relación inicial ante ella, en qué momento se dio ese hecho, qué carácter tuvo para usted y por qué?
Al principio, arrojado al mundo, la luz pobló mis ojos y algo se rompió en mi corazón. Por fuera de las dulces tinieblas maternas, la luz del mundo estalló como un dolor blanco en la inocencia primordial. Después, me he dedicado a morar en las sombras y en la sutil incandescencia de las velas, buscando el origen perdido.
¿Cómo y en qué forma se desarrolló, evolucionó o no interviniendo su ser y hacer estético, qué oquedades o fisuras o consistencias ha tenido o no y por qué?
Primero amaba los amaneceres, en las largas jornadas de insomnio, alcohol y poesía. Después: fascinación por el mediodía, nostalgia por las sombras perdidas. Hoy: los ocasos, los crepúsculos que anuncian el itinerario del insomne, entre árboles de lluvia y batallas sinfónicas donde la noche vence y los soldados del sol huyen, pusilánimes, hacia Asia.
¿Con la obra de qué poeta, escritor, pintor, escultor, fotógrafo, usted descubrió y se transmitió a sí mismo de manera radical e incrementó o no su relación con el tema de la luz y por qué?
Gastón Bachelard, con La llama de una vela, definitivamente. Sólo en ese instante se revelan todos los misterios, sólo con la llama de una vela existe la luz verdadera, aquella que permite la ensoñación, la duermevela: el fuego de la pasión, la luz del conocimiento, el éxtasis fulgurante donde bailan los dioses que nos habitan.
¿Desde dónde en usted considera que esa relación con la luz se mantiene y sostiene intacta o indeleble en usted y su ser y hacer estético o no y por qué?
Iluminado por fantasmas, transito por la creación. La luz sí, pero aquella tenue que se insinúa como una mujer desnuda en la oscuridad de mi ser taciturno e iridiscente. La luz, sí, pero aquella que habita en los ojos como una ilusión, como un acto de magia en el circo de los muertos y en la risa de una ciudad eléctrica que odia las estrellas.
Fuente:
González Hernández, Óscar Jairo (compilador). De signos y fotones – De las temperaturas de la luz. Editorial Ojo Mágico, Medellín, 2019.