Presentación

Cuentos y unas
cuantas estocadas

—27 de julio de 2023—

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YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Carlos Andrés Herrera Penagos (Medellín) es comunicador audiovisual y multimedial de la Universidad de Antioquia. Considera que sus relatos son una muestra del arte súbito, cargados de misterio y oquedad. Sus historias abarcan temas como la pasión, el suspenso, el tabú y la fantasía, y como seguidor del género del cómic se apoya en sus características para estructurar su estilo narrativo. Así mismo, ha incursionado en la minificción y en la escritura de guiones.

Candrescritor.wordpress.com

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Carlos Andrés Herrera Penagos

Carlos Andrés Herrera Penagos

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El pozo que habla

Por Carlos Andrés Herrera Penagos

Que el iris de sus ojos sean crisoles gríseos, en los cuales se refleje el cerúleo firmamento de tu cada amanecer. Que su carnosa lengua te enzalame en lenguajes forasteros. Que su semblante sea objeto de presunción. Que nade, toque al piano; sea capaz de caminar parado de manos hasta el otro lado de la sala de estar. Que haya aprobado el examen de chico explorador. Que del empeine hasta el talón tenga una fina curvatura, y que sus piernas se vean largas, como de liebre, cuando se acueste en el césped. Que sus eructos sean música, y su mal olor, discreto. Que coleccione corbatas, calcetines y cargaderas. Que su recreo sea comprar terrenos, y por donde camine, broten nabos y calabazas. Que pare el tiempo y lo acelere. Que los colores del prisma combinen con su piel. Que nunca haya quemado un pan tostado, y si lo hizo, haya sido motivo de risas y carcajadas. Que nunca haya tenido ni por asomo un enemigo. Que cabalgue, madrugue sin la asistencia de una alarma despertadora, ame a los sin techo y tenga la bendición de las monjas. Que cuando lances una piedra en su pozo, sólo se escuche el sonido de su rebote en el fondo; que al gritar sólo se oiga el eco de tu voz.

¿Recuerdas cuándo gritaste en aquel pozo, y el pozo hablaba? Fue asombroso. Le hablaste, y el pozo te respondió con voz propia. Así es, un pozo que hablaba. Al principio te pareció imposible, luego inusual, y después te pasabas las tardes conversando con la voz del fondo del pozo. Era algo tan familiar que se convirtió en tu amigo secreto. En algún instante, las palabras del pozo no fueron las que quisiste escuchar, y arrojaste pesadas rocas en su interior. Ya la idea de que un pozo hablara te pareció absurda, pese a lo extraordinario. Ahora, en cada oportunidad que gritas en un pozo, esperas a que responda, pero el eco de tu voz te alivia. No hay voz en el pozo. ¡Eso es, calla! Los pozos no hablan, piensas. Claro está, los pozos no hablan. Te viene a la mente el cubierto por las rocas. Pestañeas. Ante un Dios carnívoro, ¿cómo juzgar a Caín como el malo, con sus uñas magulladas llenas de tierra, sirviendo la ensalada ante un sobrevalorado, afeminado, ovejuno y mamón Abel? Su pecado, ensuciarse las manos. Hablamos de tiempos primigenios… Seamos francos, todos queríamos ver si sangraba, aunque fuese un poco.

Así que quédatelo, asegúralo, pero no lo leas. No hay qué. En esos terrenos no tiene poder, ¡me pertenecen! De mis mil gracias, ¡el escribir!

Fuente:

Herrera Penagos, Carlos Andrés. Cuentos y unas cuantas estocadas. Amazon, noviembre de 2022.

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