Presentación

Baldomero Sanín Cano

Guerrero letrado de América

—22 de febrero de 2022—

Portada del libro «Baldomero Sanín Cano, guerrero letrado de América»

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Baldomero Sanín Cano (1861-1957) fue un liberal nacido en Rionegro, Antioquia, que por línea familiar se formó y educó en los ideales políticos de la Constitución de 1863, de contenido ideológico progresista, estirpe romántica y visión revolucionaria. No obstante, se puede decir que fue un intelectual de izquierda militante. Santiago Pérez Triana (1858-1916) y Sanín Cano, con la «Revista Hispania» (1912-1916) en Londres, constituyeron una página memorable de la historia intelectual latinoamericana, referente de lectura obligada en el mundo en ese entonces. Desde allí rindió testimonio a su «oficio de lector», de asiduo divulgador de obras y autores europeos y latinoamericanos. En el presente libro los lectores podrán hallar reconstruidas varias fases intelectuales de Sanín Cano, aspectos de su vida y obra, acaso no explorados con suficiencia. Con su publicación, Ediciones Unaula rememora no solamente los ciento sesenta años de su nacimiento, sino que fortalece el patrimonio bibliográfico regional. Y hace un seguimiento en detalle de aspectos constitutivos y esenciales de la existencia del autor como «el guerrero letrado cosmopolita».

Conversan Valeria Isabela Nieves González Peláez, licenciada en Educación de la Universidad de Antioquia; José Fernando Saldarriaga, sociólogo, especialista en Análisis Político de la Universidad Autónoma Latinoamericana, magíster en Ciencia Política y Relaciones Internacionales y doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana; y Rafael Rubiano Muñoz, sociólogo, magíster en Ciencia Política de la Universidad de Antioquia y doctor en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Flacso (Argentina), en cuya tesis doctoral se fundamenta la presente obra.

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Ediciones UNAULA

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El habla humana no es en un todo producto natural; los eruditos, los poetas, escritores de tendencias artificiosas, introducen en ellas vocablos de creación especial destinados a expresar nociones útiles o acepciones caprichosas. Hay palabras cultas, o sea términos de creación personal, plasmadas a espaldas del pueblo o por encima de la índole natural del idioma. Estas palabras desfiguran un tanto el lenguaje y en algunos casos podrían hacer pensar en que su unidad se rompe, sea por el sonido, por el significado, por sus accidentes. Pero, por sobre estas derogaciones de la ley general, la palabra humana, el más alto valor de cuantos haya creado la inteligencia, proclama la unidad de la especie y proscribe, como contrarios a la evolución natural del espíritu, los criminales intentos de hacer aparecer a unos pueblos como superiores a otros para cumplir en el mundo la función que les señala a todos su manifiesto destino.

Baldomero Sanín Cano

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Baldomero Sanín Cano

Baldomero Sanín Cano

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Estudio preliminar

~ Fragmento ~

Por
Dr. Rafael Rubiano Muñoz
Dr. José Fernando Saldarriaga
Licenciada Valeria Isabela Nieves González Peláez

En 1955, Baldomero Sanín Cano recibió de manos del poeta comunista colombiano Luis Vidales el Premio Lenin de la Paz auspiciado por la URSS. ¿Cuáles fueron las circunstancias que se conjugaron para que fuera laureado con dicho premio? Hay que recordar que el galardón se otorgaba a quienes se consideraban luchadores y abanderados de las ideas comunistas en el mundo en un contexto de guerra fría [5]. La promoción para ser premiado Sanín Cano fue incitada por el poeta comunista chileno Pablo Neruda. Los dos latinoamericanos compartieron actividades, proyectos, compromisos y batallas con los ideales de justicia social y de igualdad como valores humanos.

Más adelante mostraremos cuáles fueron las circunstancias que rodearon el Premio Lenin obtenido por Sanín Cano en nuestras tierras. Es necesario ubicar a los lectores y decir entonces que tanto la amistad con Neruda como también su oposición a las guerras coloniales imperialistas y el apoyo a organizaciones antifascistas, antifalangistas y, en especial, su antiimperialismo norteamericano, fueron los criterios que, entre otros, permitieron al rionegrero ser laureado. Promovió congresos desde los cuales, en medio de la guerra fría y en el contexto latinoamericano, apoyaban las actividades de propaganda y de promoción de la cultura comunista soviética y de hecho alentó en nuestro país actividades que edificaron los centros culturales colombo-soviéticos.

Los colombianos Jorge Zalamea y Luis Vidales obtuvieron igualmente el Premio Lenin y, de otro lado, es posible corroborar que el rionegrero fue galardonado también porque se contrapuso a la explotación imperialista de las potencias desarrolladas que, en la primera mitad del siglo xx, intervenían diplomática y militarmente en los llamados países del Tercer Mundo. Desde muy temprano, Sanín Cano fue un defensor de la paz, al punto que siempre estuvo convencido de que era necesario regular los conflictos nacionales e internacionales mediante reglas, normas y acuerdos, y por ello fue nombrado miembro en la sección de cooperación intelectual de la Sociedad de las Naciones, luego institucionalizada como la ONU. De hecho, asistió a muchas de las reuniones y encuentros auspiciados por ese organismo. Los años que condujeron a la segunda posguerra mundial produjo otra guerra, la guerra fría que enfrentó a los bloques norteamericano y soviético. Bajo esa coyuntura se originaron disputas que implicaron a América Latina y se desató una contienda ideológica que se trasladó a los intelectuales. Karina Jannello [6], en un artículo reflexivo, la reconfiguró bajo el concepto de guerra fría cultural. En ese escrito analizó las consecuencias de ese conflicto en América Latina, las disputas ideológicas que se dieron entre los intelectuales y sus alcances políticos. Tanto la CIA como la KGB estuvieron implicadas en gestionar la propaganda mundial, utilizando para ello la cultura como dispositivo de información y de comunicación de masas. Al respecto, es muy clara Jannello en la mención de dos colombianos eméritos, Sanín Cano y Germán Arciniegas.

Sobre Sanín Cano se destaca que:

«Cuando en marzo de 1953 arriba Julián Gorkin a Santiago de Chile para presentar e introducir Cuadernos, ya se había llevado a cabo el IV Congreso General de la Confederación de Trabajadores (con fuerte hegemonía del PC) y estaba en marcha un nuevo movimiento: en julio de 1952, el poeta Pablo Neruda, asistente a los Congresos organizados por el CMP de París, Praga, Varsovia y Viena, contando con el apoyo que había recibido su regreso a Chile, comenzaba a organizar el Congreso Continental de la Cultura (CCC) con la connivencia del FP y con la idea de generar una “cita de hombres y mujeres de todas las tendencias y producir un contacto para contribuir a las mejores causas americanas” (Teitelboim, 1994: 363). Para exhortar a la intelectualidad americana en su conjunto, Neruda contactó a “tres figuras de la cultura continental que poseían autoridad suficiente para convocar” (ibíd.): la poeta premiada con el Nobel, Gabriela Mistral, el reconocido escritor colombiano Baldomero Sanín Cano y el costarricense Joaquín García Monge, editor del célebre Repertorio Americano. Según el escritor comunista Volodia Teitelboim, Secretario General del Congreso, “el llamado encontró eco desde Canadá hasta Argentina y Chile” con adhesiones como las de los brasileños Oscar Niemeyer, Cándido Portinari, Vinícius de Moraes y Jorge Amado, quien se trasladó a Santiago para convertirse en un organizador de la reunión (ibíd.)» [7].

Y para contrarrestar las iniciativas comunistas al Congreso Continental de la Cultura, alentadas por izquierdistas latinoamericanos como el poeta Neruda, en Estados Unidos se promovió el Congreso por la Libertad de la Cultura, de quien se sabe Arciniegas fue uno de sus impulsores, y por ello admite Jannello que:

«Finalmente, el 26 de junio de 1950 se dio apertura al Congreso por la Libertad de la Cultura en Berlín con cerca de cuatro mil asistentes, entre otros Arthur Koestler, Denis de Rougemont, Ignazio Silone, James Burnham, Germán Arciniegas, Guido Piovenne, Arthur Schlesinger, Upton Sinclair y Tennessee Williams (Congreso por la Libertad de la Cultura, [c1961]). Allí se firmó el Manifiesto de los Hombres Libres y se decidió “crear una asociación permanente destinada a combatir todo atentado, abierto o disimulado, a la libertad de la cultura” (Congreso por la Libertad de la Cultura [c1953]). El Manifiesto de los Hombres Libres contaba con catorce puntos y hacía especial referencia a lo que entendían los congresistas participantes por “Libertad” y “Paz”, sin duda una respuesta al Congreso Soviético por la Paz» [8].

Los congresos con fines de propaganda ideológica en el contexto de la Guerra Fría dan cuenta de las batallas entre intelectuales que, para el caso colombiano, es claro: de un lado el maestro (Sanín Cano) y de otro, el discípulo (Germán Arciniegas). ¿Pero cómo era posible dicha disensión y aun así, constatar que esos dos personajes mantuvieran un rasgo de amistad? Eduardo Sáenz Rovner comenta cómo Arciniegas se movió entre la libertad y el establecimiento, de hecho, durante décadas, el defensor de América, bogotano, fue catedrático en Estados Unidos y por ello señaló que:

«Arciniegas dirigió la revista Cuadernos entre 1963 y 1965. Esta revista, fundada en París en 1953, hacía parte de las publicaciones del Congress for Cultural Freedom. El Congress for Cultural Freedom, fundado en 1950, fue el brazo intelectual de los Estados Unidos durante la guerra fría; tenía como fin desacreditar el Comunismo y resaltar los valores liberales. Connotados intelectuales, básicamente de Europa y de los Estados Unidos, tuvieron conexiones o participaron en la organización. Muchos de ellos no sospechaban (aunque otros sí sabían) que el Congreso era financiado por la CIA, a través de ciertas fundaciones. En 1966, el New York Times publicó una serie de artículos que denunciaban la manipulación de los intelectuales por la CIA durante casi dos décadas» [9].

De modo que el Premio Lenin de 1955 otorgado a Sanín Cano no era ni material, ni simbólicamente insustancial, menos aún, un recurso oportunista por manipular el nombre del antiqueño —quien era ya reconocido como el Maestro de América— para fines políticos de la izquierda, como lo pueden interpretar algunos, dada la longevidad del personaje, tenía ya noventa y cuatro años de edad. Como los lectores podrán juzgar en las siguientes páginas, el libro se propone mostrar una cara sobre el rionegrero que se quiso ocultar por razones de las condiciones sociales y políticas de Colombia y que en este estudio preliminar nos proponemos reconstruir con registros y fuentes, de modo que nos enfocaremos a construir la imagen del guerrero letrado latinoamericano quien simpatizó con las ideas de izquierda.

No cabe duda que nuestro personaje fue un liberal nacido en Rionegro (27 de junio de 1861), quien por línea familiar fue formado y educado en los ideales políticos de la Constitución de 1863, una codificación de contenido ideológico liberal y progresista, si se quiere, de estirpe romántica, y con una visión revolucionaria para nuestro país en esos años. Como se recuerda en muchos estudios especializados [10], la constitución de los liberales de la convención de Rionegro de 1863 garantizó algunas libertades (palabra y pensamiento, cultos, movilidad, domicilio, de imprenta, matrimonio civil, educación laica, supresión de la pena de muerte), entre otras.

Al revisar los cientos de registros en los que se puede comprobar la inclinación ideológica de Sanín Cano con las ideas liberales de izquierda, se puede afirmar que fue un pensador anticolonialista, pero, ante todo, un antiimperialista y defensor de la soberanía de los pueblos latinoamericanos. El lector podrá comprobarlo al leer su conferencia sobre Sandino y Nicaragua [11], en el Teatro Municipal de Bogotá en 1928, que se realizó en el contexto de varias conferencias organizadas por Germán Arciniegas en el marco del tema a debatir sobre los problemas nacionales y la injerencia de la juventud universitaria en la política del país. Expusieron como invitados Alfonso López Pumarejo, Laureano Gómez, quienes luego descollarían en la política nacional. La exposición de Sanín Cano fue memorable y produjo entendiblemente en el país acérrimos debates y discusiones a causa de la oposición del rionegrero contra los Estados Unidos.

La tendencia de Sanín Cano a denunciar los abusos imperialistas de los Estados Unidos en nuestro continente data de muchos años atrás. Desde Londres denunció el robo de Panamá (1903) en variados impresos de Europa y con suma ironía se burló del presidente norteamericano, Teodoro Roosevelt [12], lo trató de cazador de fieras e inepto líder político, quien fue un actor principal en la pérdida de ese territorio para Colombia. Se puede decir que el rionegrero no fue un intelectual de izquierda militante; no obstante, se le podría enmarcar como un pensador comprometido, a carta cabal con las ideas socialistas.

No solamente el Premio Lenin lo valida, basta acercarse a su producción escrita y oral y deducir que efectivamente el antiqueño tuvo afectos por ideas y por personajes de la izquierda mundial y latinoamericana. Además, que, en no pocos casos, su participación en organizaciones antiyanquis lo acercó a la agenda o a los temas de personajes de izquierda en el siglo pasado. En el libro Historia del Partido Comunista de Colombia [13], Medófilo Medina, por ejemplo, hace variadas referencias y notas en las que Sanín Cano se muestra como uno de los impulsores de las ideas socialistas en nuestro país. Y lo ratifica el reconocido pensador de izquierda Gerardo Molina, quien no por casualidad documentó en sus dos libros: Las ideas liberales en Colombia [14] y Las ideas socialistas en Colombia [15], que Sanín Cano fue, entre algunos colombianos, de los primeros en proponer un liberalismo orientado hacia el socialismo, o lo que es lo mismo, un «Liberalismo de izquierda» en los años veinte [16].

Según refiere Molina en esos dos libros, en el diario El Espectador del 6 de abril de 1923, estando todavía en Madrid y después de largos años en Europa, el rionegrero le envió una carta a Luis E. Nieto Caballero donde planteó el agotamiento del liberalismo individualista y que, de acuerdo con las condiciones del mundo, el liberalismo debía mirar hacia el problema social y apuntar a ideales colectivos [17], esto es, al socialismo. Cita Molina la carta donde Sanín Cano afirmó explícitamente que:

«Madrid, febrero de 1923

Señor Doctor
Luis E. Nieto Caballero

Muy estimado colega:

Sin acabar de leer Ideas Liberales, cuyo contenido me apasiona vivamente, y temeroso de que al acabar su lectura no pueda disponer del tiempo que ahora tengo para escribirle, me apresuro a darle las gracias y a felicitarle por su trabajo […]. La guerra ha sido la bancarrota definitiva de las teorías individualistas. El liberalismo que invocaba la necesidad de ciertas libertades, el que las conquistó entre nosotros, y el que en otras naciones supo mantener esas libertades e incorporarlas a la vida pública en forma de sentimiento, ese liberalismo, digno de respetuosa memoria, llenó su objeto, cristalizó, como era de rigor, y ha debido cederles el paso a otras corrientes, pero, por desgracia, los partidos triunfantes, según lo enseñan la historia y la fisiología, no se modifican de adentro hacia afuera, hay que transformarlos de afuera hacia adentro o eliminarlos. Es lo que está sucediendo en Europa. En unas partes brutalmente y de un tajo como en Rusia, en otras por tandas y a pedazos como en Austria» [18].

Esta capacidad de análisis en Sanín Cano solamente fue posible en un pensador adelantado y con una sensibilidad analítica inigualable. De hecho, se podría decir que se adelantó en una década al sociólogo alemán Herbert Marcuse, quien en su texto La lucha contra el liberalismo en la concepción totalitaria del Estado [19], había reflexionado que, en 1933, tras el golpe democrático de Hitler en Alemania, los liberales según entendieran las condiciones sociales, girarían o al comunismo o al fascismo. Al examinar la producción intelectual de nuestro personaje es perceptible que, desde el año de 1912 a antes del final de su vida, fue un opositor declarado contra los tiranos y déspotas, contra los abusadores del poder y, especialmente, se contrapuso a los países colonialistas e imperialistas del siglo xx.

Su activismo se enmarcó en lo que podríamos llamar un guerrero letrado, quien mediante variadas actividades, por ejemplo, la cultura impresa, la cátedra, los congresos, la actividad diplomática o su experiencia de viajero y cosmopolita, le condujo a ser considerado como representante de un sector de pensadores de izquierda mundial y continental, algunos de quienes, con su obra, opiniones y pensamiento, se comprometieron con luchas sociales en el siglo pasado. Pero lo que más se puede referir con relación a los vínculos y nexos de Sanín Cano con la izquierda, fueron sus lazos de amistad, o dicho desde la perspectiva de la historia intelectual, mediante las sociabilidades intelectuales.

Notas:

(5) Gaddis Lewis, John. Nueva historia de la guerra fría. México: Fondo de Cultura Económica, 2009.
(6) Jannello C., Karina. «El Congreso por la libertad de la Cultura: el caso chileno y la disputa por las “ideas fuerza” de la Guerra Fría». En: Revista Izquierdas. Universidad de San Petersburgo, Rusia, n.° 4, diciembre, 2012, pp. 14-52.
(7) Ibíd., pp. 34-35.
(8) Ibíd., p. 25.
(9) Rovner Sáenz, Eduardo. «Germán Arciniegas, entre la libertad y el establecimiento». Revista Historia Crítica, n.° 21, Bogotá, Universidad de los Andes, enero-junio de 2001, pp. 76-83.
(10) Valencia Villa, Hernando. Cartas de Batalla. Una crítica del constitucionalismo colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia-Cerec, 1987.
(11) Sanín Cano, Baldomero. «Nicaragua». En: Revista Universidad, segunda época, n.° 96, Bogotá, agosto de 1928, pp. 204-210.
(12) Rubiano Muñoz, Rafael; González Peláez, Valeria Isabela. «Nueva Campaña de Mr. Teodoro Roosevelt». En: Baldomero Sanín Cano, un colombiano para todos los tiempos. Errante, humanista y crítico. Medellín: Centro de Estudios en Ciencias y Humanidades, 2018, pp. 103-109.
(13) Medina, Medófilo. Historia del partido comunista en Colombia. Bogotá: Ceis, 1980.
(14) Molina, Gerardo. Las ideas liberales en Colombia. Bogotá. Tercer Mundo. 1974.
(15) Molina, Gerardo. Las ideas socialistas en Colombia. Bogotá. Tercer Mundo. 1987.
(16) Molina, Gerardo. «Los intentos de socializar al liberalismo». En: Las ideas liberales en Colombia. Bogotá: Tercer Mundo, 1974, pp. 129-137.
(17) Molina, Gerardo. «El socialismo en los años veinte». En: Las ideas socialistas en Colombia. Bogotá: Tercer Mundo, 1987, pp. 242-243.
(18) Sanín Cano, Baldomero. «Las ideas de Sanín Cano». Diario El Espectador, Bogotá, 6 de abril de 1923.
(19) Marcuse, Herbert. «La lucha contra el liberalismo en la concepción totalitaria del Estado». En: Cultura y sociedad. Buenos Aires: Editorial Sur, 1969.

Fuente:

Baldomero Sanín Cano: guerrero letrado de América. Rubiano Muñoz, Rafael; Saldarriaga Montoya, José Fernando; González Peláez, Valeria Isabela Nieves. Selección, transcripción y estudio preliminar. Ediciones Unaula, Medellín, 2021, pp. 15-23.