Conversación
128 sentencias inéditas
de Fernando González
Historia de un providencial
rescate jurídico-literario
—12 de diciembre de 2022—
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Ver grabación del evento:
YouTube.com/CasaMuseoOtraparte
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Conversación con los abogados Carlos Arturo Barco Alzate y Juan Simón López sobre la historia de cómo una visita informal al Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales dio como resultado el hallazgo providencial del «Copiador de Sentencias Criminales» de 1922 del joven juez Fernando González Ochoa, documento que durante años los invitados y la Corporación Otraparte habían buscado infructuosamente.
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Carlos Arturo Barco Alzate es abogado especialista en Derecho Administrativo y en Derecho Laboral, magíster en Derecho Laboral y de la Seguridad Social, magíster en Literatura y exmagistrado auxiliar de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia. Ejerce como conferencista y columnista en medios jurídicos especializados y es docente de pregrado y posgrado en reconocidas universidades del país. Prologó la edición centenaria de Una tesis, publicada por la Editorial Eafit y la Corporación Otraparte en septiembre de 2019, y actualmente se desempeña como socio director de litigios en la Firma Álvarez Liévano Laserna.
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Juan Simón López es historiador y abogado de la Universidad de los Andes y especialista en Memorias Colectivas, Derechos Humanos y Resistencias del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO. Tiene experiencia y publicaciones en investigación histórica y jurídica y se ha desempeñado como periodista en las revistas Semana y Arcadia, abogado del grupo de defensa de la Comisión de Regulación de Comunicaciones – CRC y consultor jurídico independiente. Actualmente cursa la maestría avanzada en Ciencias Jurídicas de la Universidad Pompeu Fabra y escribe su tesis de grado para la maestría en Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona.
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Un siglo ha pasado desde el parto de aquel provocador compendio de reflexiones, inicialmente nombrado El derecho a no obedecer, que asombró a quienes se dieron a su juiciosa lectura y que ocasionó el deleite de unos y el desgreño de otros. Su título oficial finalmente fue Una tesis y constituyó el trabajo de grado con el que Fernando González optó al título de doctor en Derecho y Ciencias Políticas en 1919 en la Universidad de Antioquia, tras haber publicado con notable éxito la obra Pensamientos de un viejo tres años antes. Las ovaciones que con tino se escuchaban desde la academia y algunas tribunas de prensa contrarrestaron las enconadas críticas apocalípticas de la Iglesia y algunos de los sectores más conservadores de la sociedad antioqueña. El eco de la reyerta superó los límites del departamento y se instaló en las salas de redacción al otro lado de la cordillera para continuar un debate que ubicó a los administradores de la fe de una parte y a los defensores de un pensamiento auténticamente libre y desinhibido, de la otra.
Carlos Arturo Barco Alzate
(Ver Boletín n.º 160 y Boletín n.º 167)
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Sentencia n.º 27
N.º 27. Radicado 85. Abril 6. Pedro Fernández. Causa: Homicidio. Tribunal Superior del Distrito Judicial. Manizales, abril seis de mil novecientos veintidós. Sala de Decisión. Vistos: Pedro Fernández y su defensor apelaron de la sentencia a la cual el juez 2.º Superior declara notoriamente injusto el veredicto que dio en la presente causa un jurado de calificación compuesto de los señores doctor Eduardo Vallejo, Luis Toro y Abigaíl Posada. Fueron las siguientes las preguntas contestadas negativamente por el jurado: «1.ª ¿El acusado Pedro Fernández es responsable del hecho de haber dado muerte, premeditada y notoriamente a José Hercidio Zamora, por medio de una herida hecha con proyectil de arma de fuego, hecho que ocurrió en las primeras horas de la noche del diez y seis de octubre del año de mil novecientos veinte, en el Alto del Chocho de la jurisdicción de Riosucio?». 2.ª ¿El acusado Pedro Fernández cometió el delito que se menciona en la cuestión principal, con todas o alguna o algunas de las circunstancias siguientes: En alevosía o a traición y sobreseguro sorprendiendo descuidado, indefenso o desapercibido a Hercidio Zamora?». Previa declaración de que el juicio no está viciado de nulidad, la Sala procede a examinar la sentencia materia del recurso. Según las declaraciones primeras del expediente, Pedro Fernández, sin motivo alguno suficiente para un hombre normal, le hizo tres disparos de revólver a José Zamora, abriéndole tres heridas, una de ellas en el vientre, la cual le causó su muerte poco después. Luego, cuando la defensa comenzó a trabajar, se presentó el asunto de un modo diferente. Entonces, aparece que José H. Zamora, su padre y hermanos estaban enemistados con Pedro Fernández porque éste como director de trabajos en una finca de don Edmundo Gartner, habría tenido un disgusto con los hermanos Zamora; que el padre de José H. Zamora y éste habrían manifestado deseos de darle muerte a Fernández; que para ello estuvieron comprando y le enviaron razones amenazantes a Fernández; que José H. Zamora dijo que si peleaba con Fernández, uno de los dos quedaría muerto; que el día mismo de la tragedia, José dijo a su padre, cuando éste desafiaba a Fernández: «No se le de nada, que hoy mismo arreglo esto»; que Victoriano Zamora decía a su hijo José, ese mismo día, que se fuera a esperar a Pedro Fernández en el camino… Según aparece de las pruebas de la defensa, Rafael Saldarriaga, uno de los declarantes que más comprometió a Fernández, manifestó, dos días después de la muerte de Zamora, que daría una declaración en contra de Fernández, porque éste le habría quitado la novia. Según estas mismas pruebas, Victoriano Zamora estuvo comprando declaraciones en contra de Fernández. Según el reo, él disparó contra Zamora porque éste lo atacó injustamente. Así lo asegura el testigo presencial Luis Felipe Calvo (Folio 92). Para apoyar esta confesión calificada están los hechos anteriormente enumerados y el de que Fernández resultara con una herida confusa en una mano. El reo dice que Zamora lo atacó con peinilla y palo; aparece comprobado que esas armas llevaba en ese día Zamora. Pasa la Sala a copiar las declaraciones en que constan los hechos antes enumerados: Dice Eliseo Guevara: «Es cierto y lo afirmo porque lo vi; que al pasar el suscrito declarante, el diez y seis de octubre del año pasado, y como a las cinco de la tarde, más o menos oí cuando Victoriano Zamora padre de José Zamora le dijo a éste que se fueran ligero para “Pueblo Viejo” a esperar a Pedro Fernández, pero yo no vi que hubieran salido en la dirección indicada. Yo seguí el camino para mi casa de “Las estancias”, y los Zamora se quedaron en donde estaban, cerca a una “guardería” que hay en la calle de la salida para “El oro” y “Las Estancias”; los Zamora estaban un poco embriagados, según observé». Evangelista Vanegas [***] dice: «Es verdad que Rafael Saldarriaga me manifestó personalmente, dos días después de haber muerto José Zamora, que daría una declaración en contra de Pedro Fernández porque éste le habría quitado la novia, Ester Julia Clavijo…». Luis Felipe Calvo dice: «Es cierto, sé y me consta, porque lo presencié, que el diez y seis de octubre del año próximo pasado, como a las seis de la tarde yendo ya de esta población para “Puebloviejo” a dar una serenata, me detuve en el Alto del Chocho a esperar unos amigos que iban por otra calle y estando allí vi que iban por otra orilla del camino un grupo de personas compuesto de José Zamora y sus hermanos, y momentos después llegó allí Pedro Fernández, tranquilamente y sin que agrediera a nadie, el mentado José Zamora se le abalanzó con una peinilla y un palo, diciéndole: «A ver, viejito, qué es lo que sabemos». Fernández, viéndose agredido, retrocedió como ocho o diez varas diciendo: «No me tire», sin que Zamora cesara en su ataque. En esto, sonaron dos disparos, y los otros Zamoras se abalanzaron contra Fernández a quien estaban esperando según lo habían manifestado antes…». Enrique García [***] dice: «Es cierto que algunos días después de la muerte de José Zamora, un día sábado, cuyo mes y fecha no recuerdo, estando yo en la guardería de la plaza de la “Candelaria” de esta población, el Sr. Victoriano Zamora, padre de José Zamora, me propuso que si quería dar una declaración en contra de Pedro Fernández, a lo cual me negué yo, por no constarme nada sobre el particular». Juan B. Castillo (folios 96) dice: «Es cierto y me consta porque lo presencié; que José Nicolás Saldarriaga era peón de Victoriano Zamora, antes y después de la muerte de José Zamora y que siempre vivía con ellos en la misma casa». Primitivo Hernández (folios 96) dice: «Es cierto y me consta que al pasar yo por el frente de la casa del tío de José Zamora el sábado diez y seis de octubre de mil novecientos veintiuno a eso de las siete de la noche, en compañía de Francisco Hernández, vi a José Zamora y vi que le decía a Pedro Fernández que siguiera para arriba, señalando el camino que conduce al Alto del chocho, donde después fue herido Zamora». Miguel Carmona dice a folios 97: «Es cierto que algunos días después de la muerte de José Zamora el padre de éste, Victoriano Zamora, me propuso que diera una declaración en contra de Pedro Fernández, a lo cual me negué». Joaquín Osorio a folios 98 dice: «Es cierto que Rafael Saldarriaga me contó que el día en que fue herido Zamora, aunque él, Saldarriaga, andaba con quien me interroga en calidad de compañero, llevaba malas intenciones, pues que en el encuentro que tuvo en la falda de El Chocho, entre José Zamora y el preguntante bastante más acá, y un rato antes de los sucesos definitivos, Saldarriaga dizque tenía un cuchillo en la mano, con ánimo de tirarle al preguntante al tiempo que lo atacara José Zamora». Rodolfo Estrada (folios 100) dice: «Fue cierto que estando yo el día diez y seis de octubre pasado, es decir, la fecha precisa en que fue herido José Zamora, como a las tres de la tarde, cerca al lugar donde venden guarapo a caballo en la plaza de mercado, vi cuando pasaba por allí cerca al preguntante que iba como de la casa del Doctor Gartner, y habiéndose acercado a ese tipo Victoriano Zamora con su hijo José, ambos como embriagados a tomar la mencionada bebida, vieron pasar al preguntante, y el primero, o sea Victoriano, con aires de provocación le lanzó algunas palabras ofensivas, a lo cual contestó quien me interroga que no quería pelear y entonces José le dijo al citado Victoriano que no tuviera cuidado que eso lo arreglaría “hoy mismo” y no puedo asegurar que ese mismo día le fuera a buscar pelea, por las palabras ya dichas y por saber yo que entre Fernández y los Zamora mediara enemistad». Efraín Betancourt (folios 101) dice: «Es verdad y me consta por conocimiento personal que pocos días antes del diez y seis de octubre de 1929, fecha en que fue herido José Zamora, éste me propuso que le vendiera mi revólver al mismo tiempo que me manifestó el disgusto que tenía con José Zamora por cuyo motivo quería comprarme dicha arma, agregando que si le tocaba disgustar con Pedro Fernández uno de los dos tendría que darle muerte al otro. Yo le contesté que sí se lo vendía, pero no efectuamos el negocio por no haber convenido en el precio del revólver». Al numeral 3.º dijo: «El día en que tuvo lugar la herida de José Zamora, hallándome en el patio, a solas, de mi casa de habitación, ubicada en el comienzo de la falda de “El Chocho”, vi que Pedro Fernández le decía a José Zamora: “Hombre, yo no peleo”. A continuación oí que Zamora dijo: “Que hubo viejo; suba, no le de miedo”». Felipe Becerra (folios 2012) dice: «Es verdad que el sábado diez y seis de octubre, es decir, el día en que fue herido José Zamora, estaba yo como a eso de las tres de la tarde en la plaza de mercado, cerca al lugar de venta de guarapo, a caballo, cuando llegaron a dicho lugar con el objeto de tomar la mencionada bebida, Victoriano Zamora acompañado de su hijo José, y al ver el primero pasar a Fernández por allí cerca lanzó varias expresiones indicativas de disgusto o provocación, a lo cual José contestó o arguyó que no tuviera cuidado que eso lo arreglaban hoy mismo, expresión que yo entendí en el sentido de que ese día se encontraría José Zamora con mi preguntante Fernández». Continúa el declarante: «Fue cierto que yo al caer la tarde de ese día más bien oscuro, me encontré un poco más allá del “Alto del Chocho” con Victoriano Zamora y otros, y con ellos José Zamora, y más adelante no sino más atrás con Pedro Fernández y otros; a pocos momentos oí dos disparos como de revólver y enseguida sentí un tropel como del lado donde sonaron los tiros; vi a un individuo corriendo y otros que lo perseguían armados como de palos o machetes o algo así parecido a peinillas. Por haberme detenido allí un rato, supe por el mismo Victoriano (sic) Zamora que quien corría de huida era mi preguntante Fernández y eran los parientes de Zamora quienes perseguían al mencionado Fernández y entre ellos iba el mismo Victoriano (sic) Zamora». Jesús Hernández (fs 103) dice: «Es cierto que una tarde un poco antes de ser herido José Zamora, estando yo trabajando en “Lombardía” sembrando micay en el potrero de la “Picardía” con otros peones que dirigía el preguntante, hubo una discusión con los Zamora porque no hacían de buena gana lo que disponía el que me interroga, alegando que a don Edmundo Gartner le obedecían en todo, pero que al preguntante no por ser un adulador (lambón) dijeron ellos». Al punto 2.º dijo: «Fue cierto que quien me interroga no les hizo caso y solo cuando ya salimos del trabajo, por la tarde, cuando les preguntó quién me interroga, si se iban bravos con él, Adán se armó del machete con que cortaba la semilla de micay y Gerardo con un palo y un cuchillo y cuando quisieron tirarle al preguntante [***] los golpes con un [***] sin aporrearlos». Benigno Saldarriaga (fs 104) dice: «Es cierto que una tarde un poco antes de ser herido José Zamora, estando yo trabajando en “Lombardía”, sembrando micay en el potrero de la “Picardía” con otros peones que dirigía el preguntante, hubo una discusión con los Zamora porque no querían hacer lo que el preguntante disponía, alegando estos que a don Edmundo sí le obedecían en todo, pero que a quien me interroga no, y no recuerdo haber oído si le dirían a mi preguntante adulador o lambón». Al punto 2.º dijo: «Fue cierto que quien me interroga no les hizo caso, y solo cuando ya salimos del trabajo por la tarde, les preguntó si estaban bravos con él y Adán se armó del machete con que cortaba la semilla de micay y Gerardo con un palo y un cuchillo, y cuando quisieron tirarle al preguntante les aparó los golpes en un [***] sin aporrearlos». Opina la Sala que el jurado pudo tener en cuenta lo anterior para dudar de que Fernández fuera responsable de muerte de Zamora. Es preciso considerar que al jurado no obligan las mismas normas que a los jueces de derecho en materia de pruebas. Así lo dicen terminantemente nuestras leyes. Por motivos el Tribunal, oído el concepto fiscal, y administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, revoca la sentencia apelada; declara que el juicio no adolece de nulidad y termina el procedimiento contra Pedro Fernández por el delito que se le ha imputado. Póngasele en libertad inmediatamente. Cópiese, notifíquese y devuélvase el expediente. Fernando González. Abigail Piedrahita. Víctor M. Urrea. Juan de J. Gómez secretario.
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Índice y primera página del
«Copiador de Sentencias Criminales».