Más allá del silencio
Dirigida por Caroline Link
Alemania, 1996 – 150 minutos
Lara es la brillante y talentosa hija de una pareja de sordos. Cuando la encontramos por primera vez es una precoz chiquilla de ocho años, inteligente y sabia más allá de su corta edad. Se dedica a sus padres y utiliza su habilidad en el lenguaje de signos para traducirles durante sus reuniones de negocios. Frecuentemente sale temprano del colegio, poniendo en riesgo su propia educación, para ayudarles cuando necesitan que ella sea su boca y oídos. Lara es el puente entre su reino de silencio y el ruidoso mundo exterior. Además, Lara admira a su tía Clarissa, una pelirroja que toca el clarinete. Cuando Clarissa le regala uno de estos instrumentos, la pequeña no puede ocultar su inmensa alegría e inmediatamente comienza a practicar. Su padre se enoja, en parte por la obsesión de la niña con algo que él no puede entender o disfrutar, y en parte porque siente celos de Clarissa, pues piensa que ella trata de robar el amor de su hija. Su esposa le aconseja paciencia y le advierte que si es duro con ella la podría perder para siempre. Diez años después, Lara es una joven y talentosa clarinetista. Es tan buena en ello, que de hecho su tía le aconseja convertirse en profesional e ingresar a un famoso conservatorio alemán. El padre se opone, y sin embargo su esposa le convence de permitir a Lara viajar a Berlín durante el verano y quedarse en casa de Clarissa y su esposo Gregory, donde se podrá preparar para el examen de admisión. Allí conoce a Tom, un profesor de niños sordos, y se enamoran. Lara habrá de enfrentarse al doloroso proceso de separación de su familia…
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La directora Caroline Link es una figura absolutamente fundamental en el reciente cine alemán. Más que nada porque en 2003 consiguió, gracias a su excelente y evocadora cinta En un lugar de África, el segundo Oscar a la mejor película extranjera para una producción germana (el primero fue para Volker Schlondorff por El tambor de hojalata). Pero ésa no era la primera ocasión en que Link coqueteaba con la estatuilla dorada, pues ya en 1998 había figurado entre las cinco finalistas con su ópera prima, Más allá del silencio.
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