La Otraparte del Audiovisual
Mi cuerpo es la verdad
y la verdad es arcoíris
Invitado: Daniel Esteban Bedoya
—6 de marzo de 2024—
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Ver grabación del evento:
YouTube.com/CasaMuseoOtraparte
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Daniel Esteban Bedoya es, en sus propias palabras: «Marica de vereda, historiador y exinvestigador de la Comisión de la Verdad. Trabaja en temas relacionados con género y diversidades sexuales, conflicto armado y medio ambiente». Actualmente coordina el grupo de lectura «Encuentros con el Legado» en la Casa Museo Otraparte, una serie de conversaciones en torno al Informe Final de la Comisión de la Verdad.
Este encuentro se da en el contexto del ciclo «La verdad es arcoíris» de Encuentros con el Legado y del ciclo «Mi cuerpo es la verdad y la verdad es arcoíris» del Cineclub Manel Dalmau.
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Mujeres y hombres experimentaron el conflicto armado de modos diferentes. A muchos de ellos les costó la existencia; a las mujeres sobrevivientes, la guerra marcó sus cuerpos, su intimidad, sus relaciones sociales, su salud, sus estados de ánimo, sus deseos de vivir y de amar. Sumidas en el dolor, perseveraron en el empeño de cuidar la vida, sus hijos, su techo, su territorio. Por eso, era necesario un documento que reconociera las experiencias vividas por millones de mujeres, porque la guerra es, sobre todo, posesión y destrucción de lo femenino y del cuidado de la vida.
Las voces escuchadas por la Comisión fueron diversas. Muchas mujeres nacieron en medio del conflicto, entre hombres siempre armados y de distintos bandos. Muchas vieron morir a sus padres, hermanos e hijos; otras observaron cómo violaban a sus hijas o padecieron la violación en carne propia. O fueron desplazadas, en condición de huérfanas o viudas; llegaron a ciudades extrañas a empezar de nuevo, sin noticias de sus familiares, sin nada, solo con su fuerza y la convicción de levantarse y honrar la vida. Perdieron sus tierras y nunca pudieron recuperarlas, porque no tenían títulos que las acreditaran como propietarias. Trabajaron durante dobles o triples jornadas. Lideraron procesos colectivos con otras mujeres. Algunas jamás se recuperaron de lo sucedido y prefirieron olvidar; otras, en cambio, hicieron de la memoria su bandera de no repetición, reclamaron y siguen buscando dignificar su dolor. Colombia conoció el horror de lo ocurrido, gracias a las mujeres que valientemente decidieron contar, buscar ayuda, no resignarse, hallar otro futuro.
Muchas fueron reclutadas o se unieron a una organización armada para huir del hambre, el maltrato o la exclusión. Unas creyeron que así construirían un mejor país, y por ello dieron sus vidas, perdieron a sus familias, o renunciaron a sus hijos y a sus proyectos personales. Otras fueron torturadas, encarceladas y exiliadas. Ellas se han reconocido como partícipes de una historia que no puede volver a ocurrir.
Comisión de la Verdad
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Daniel Esteban Bedoya
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