La ley de la
hospitalidad
Dirigida por Buster Keaton
EE. UU., 1923 – 65 minutos
Rompiendo los moldes de una comedia, el inicio de la película es trágico. Estamos en 1810 y se nos informa del conflicto a muerte entre dos familias americanas, los McKay y los Canfield. En estas primeras escenas se recogen lo que probablemente ya en 1923 serían tópicos de una película dramática: el marido protegiendo a su mujer, la mujer protegiendo a su bebé, el bebé que llora, una tormenta preludiando una tragedia y el duelo en la oscuridad de John McKay y uno de los Canfield. Los relámpagos permiten ver el resultado del enfrentamiento: ambos caen muertos, se juran más venganzas y el conflicto se perpetúa. Con el ánimo de proteger a su pequeño hijo, la viuda McKay huye hacia Nueva York para olvidarlo todo. Veinte años más tarde, el joven recibe una carta en la que se le informa que puede tomar posesión de la hacienda de su padre. La tía con quien vive en Nueva York le pone al corriente del enfrentamiento con el clan Canfield, pero Willie decide regresar y promete no enfrentarse con ellos. Sin embargo, en el tren conoce a Virginia Canfield…
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