Don Quijote
Dirigida por Grigori Kózintsev
Unión Soviética, 1957 – 110 minutos
La adaptación soviética de Don Quijote sigue fielmente la historia descrita en el libro de Cervantes. El cineasta ucraniano Grigori Kózintsev, discípulo de Sergéi Eisenstein, filma la película en color con Nikolai Cherkassov en el papel del hidalgo, y excelentemente ambientada por el escultor Alberto Sánchez, exiliado en Rusia desde el fin de la guerra civil española. Kózintsev, en su afán por subrayar la condición de símbolo de la justicia de don Quijote, presenta, como ha señalado con agudeza José Luis Borau, a un caballero que “… no está loco. Es un hombre de extrema buena voluntad, un profeta que sale a los campos de Castilla a predicar su buena nueva y fracasa. Los libros de caballería no le secaron el cerebro, aunque el cura y el barbero los quemen en el patio. Sólo sirvieron para darle una idea falsa de la sociedad y proporcionarle el molde —el caballero andante, desfacedor de entuertos— donde volcar sus ansias justicieras. Así, cuando don Quijote muere, no muere de vuelta de ninguna locura, sino agotado, aplastado por ese fracaso. Y si Sancho llora a su lado, él le consolará, apuntando la posibilidad de que el día de mañana otros hombres salgan a los campos del mundo a continuar la empresa con mejor fortuna que ellos”.
* * *