Canaguaro
Dirigida por Dunav Kuzmanich
Colombia, 1981 – 88 minutos
El asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 desata la violencia en el campo colombiano. Se forman guerrillas que tras la fachada de la lucha partidista pelean también por el dominio de las tierras. “Canaguaro” comanda uno de estos grupos. Su historia es igual a la de miles de colombianos, sobrevivientes de ataques a sus familias. De su vida y la de sus amigos sabemos por medio del recorrido en busca de unas armas que el partido les ha prometido y que nunca les serán entregadas. Son llamados al orden y a la reconciliación y, finalmente, asesinados. El director Dunav Kuzmanich fue un cineasta, guionista y libretista chileno, quien llegó a Colombia luego de trabajar en su país con el gobierno de Salvador Allende y huir a causa del golpe de estado de 1973. Dirigió cinco largometrajes y fue productor de telenovelas, argumentista y director de cámaras de la comedia “Don Chinche”, producción emblemática de la televisión colombiana en la década de 1980. Escribió una veintena de guiones cinematográficos, entre los que se destacan “Cóndores no entierran todos los días” (1983), “San Antoñito” (1984) y “La nave de los sueños” (1995).
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Dunav Kuzmanich
(1935 – 2008)
“Dunav Kuzmanich fue un misterio. Todo un acertijo que seducía a quien se acercaba. Se encargó él mismo de ir borrando su pasado, para vivir el presente a tope y sin remilgos. Nadie tan discreto y lejano a los aspavientos de la vanidad y los homenajes. Lejos del halago y ajeno a hablar de él y su vida, sólo lo estrictamente necesario. Llegan voces de Chile que hablan de un Dunav payador en la televisión, comentan de un Dunav ministro de educación de Allende, mencionan a otro mochilero cruzando en barco el estrecho de Magallanes, dicen de un Dunav que corría de niño por los viñedos de Undurraga, aseguran de su amistad de gente tan disímil como Raúl Ruiz o Andy García, que se casó tres veces, testifican que ‘adoptó’ a varios hijos, certifican que vivió en un penthouse en Central Park, en un palacete en Milán y en una cueva en Medellín: la Dunicueva, donde se dedicó a enseñar con la generosidad que sólo se tiene cuando se está por encima del bien, del mal y del mall”.
Javier Mejía Osorio
Director de Apocalipsur
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“Sin utilizar un solo adjetivo, sin alabar o sin condenar Dunav decía las cosas que por lo regular se aproximaban a la verdad. Sincero, exigente, austero, sencillo, generoso y con la imperiosa necesidad de que nosotros, sus amigos, alumnos y compañeros, aprendiéramos cada vez más, que dejáramos la pereza de escribir y que mantuviéramos vivas las ganas por hacer. ‘El oficio, jóvenes, el oficio’”.
Darío González
Realizador audiovisual