Conversatorio

Los retos de
la Paz Territorial

—Abril 9 de 2016—
Día Nacional de la Memoria y
la Solidaridad con las Víctimas

Paz - Vladdo

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La paz es la expresión cultural de una sociedad tras largas luchas para conquistarla. Su aparición permite que nos despojemos de los sentimientos dolorosos que acompañan la cotidianidad y alimentan los rencores personales. Lograr tal transformación requiere tiempo, paciencia y mucho mayor esfuerzo que la guerra, que pretende resolverlo todo a partir del exterminio.

La Corporación Región, apoyada por el Fondo Sueco-Noruego de Cooperación con la Sociedad Civil Colombiana – FOS, promueve permanentemente entre los habitantes del Valle del Aburrá la discusión abierta en diversos escenarios sobre los retos de la Paz Territorial.

En esta ocasión invitamos a la ciudadanía a conversar con algunos de los integrantes de la Plataforma para el Seguimiento Político en Antioquia – SEPA, conformada por universidades y organizaciones sociales unidas por el interés común en construir una democracia plena y paritaria desde la igualdad de género y la transparencia de los procesos político-electorales.

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“La muerte, en fin, es esa mancha en el muro que una tarde hemos mirado, sin saberlo, con un poco de terror”.

Eliseo Diego

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Programación

Representación

“Rojo como la sangre”

Jharry Martínez

Historia que transita entre la realidad y la fantasía, la verdad y la ficción. La muerte de Jorge Eliécer Gaitán y una jugada clandestina de parqués sirven como marco para esta aventura de la palabra, cargada de remembranzas, asombros y emotividades. Mario, un joven trabajador a quien le toca vivir uno de los acontecimientos políticamente más relevantes de la historia colombiana, se encontrará en una encrucijada y desde allí planteará para sus descendientes una relación con el pasado que no podrán dejar de lado. Textos de Jorge Eliécer Gaitán, Eliseo Diego y Jharry Martínez.

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Conversatorio

Fernando Valencia, abogado, director de Viva la Ciudadanía – Antioquia.

Juan Carlos Escobar, sociólogo, magíster en Ciencias Políticas, profesor de Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

Silvia María García Ángel, directora de la Corporación para la Vida – Mujeres que Crean.

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Corporación Región

Ciudadanía para la Paz

Fondo Sueco-Noruego de Cooperación con la Sociedad Civil Colombiana

SEPA - Plataforma para el Seguimiento Político en Antioquia

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Hacia la construcción
de Paz Territorial

Seis puntos que no deben
faltar
en los planes de
Desarrollo Local y Departamental

Por Corporación Región (Editorial)

Durante este semestre se aprobarán los planes de desarrollo municipal y departamental. Como cada cuatro años, se presenta un escenario propicio para la participación ciudadana, la lectura de los territorios y sus retos. Pero en esta ocasión esto ocurre en una coyuntura histórica para el país: la negociación del conflicto armado entre las FARC y el Gobierno y los retos que de allí se desprenden en términos de paz territorial.

Desde el gobierno nacional (Planeación Nacional, Ministerio del Interior), y con el acompañamiento de Naciones Unidas, se ha generado una valiosa herramienta para la inclusión de una perspectiva de paz en los procesos de desarrollo local: Kit Territorial para la Paz, con el que se busca la articulación entre el Plan de Desarrollo Nacional de Desarrollo, el Desarrollo Sostenible y el Proceso de Paz. En relación con la paz desde una perspectiva territorial se busca que los planes de desarrollo contribuyan a “superar el uso de la violencia como medio para resolver los conflictos; generar alternativas para la gestión pacífica de conflictos a través del diálogo y la concertación, la justicia social y la garantía de derechos; impulsar alternativas de desarrollo económico y social sostenibles, según las visiones colectivas, necesidades y capacidades con que cuenta cada territorio”. El kit ofrece insumos específicos para la realización de diagnósticos, construcción de estrategias y del plan de inversiones para esta elaboración.

Como se ha dicho en tantas ocasiones, el acuerdo de paz se firma en La Habana pero se construye en los territorios. Sin embargo, es grande la brecha para lograr esta conexión. No solo el tema de paz no fue visible en la mayoría de las propuestas de gobierno en las pasadas elecciones, sino que hay escepticismo, desinformación e incomprensión sobre las competencias de los entes territoriales sobre ello. Por eso es tan importante incidir en que los nuevos planes de desarrollo municipal y departamental apuesten, efectivamente, al avance en la construcción de paz territorial.

Si bien es básico leer y comprender las especificidades de los contextos territoriales, en principio consideramos que hay seis asuntos que sería indispensable contemplar y que están en el resorte de los entes territoriales:

1. Atención integral a víctimas: Desde la promulgación de la ley de desplazamiento forzado, y la ley de víctimas después, los entes territoriales están en la obligación de asignar recursos y contar con dependencias específicas para la atención integral de las víctimas desde un enfoque garante de derechos que atienda las necesidades y demandas diferenciales. En una perspectiva de paz es imperativo visibilizar, fortalecer y seguir contado con una acción encaminada a una atención integral a las víctimas del conflicto armado y crear condiciones para avanzar el proceso de reparación. El tema de la verdad, la justicia y la reparación ocupan un lugar central en los acuerdos de La Habana y los entes territoriales deberán jugar un papel en coordinación con el gobierno nacional para tomar medidas de adecuación institucional que permitan fortalecer esta acción.

2. Acciones de pedagogía y cultura de paz: La existencia de una sociedad favorable a la paz debe ser un compromiso de los gobiernos locales. Se trata de apostar a una transformación cultural que tenga como centro la convivencia democrática, la aceptación de las diferencias como parte de la cultura democrática, la renuncia al ejercicio de la justicia por mano propia y la creación de mecanismos para la tramitación pacifica de los conflictos, entre otros. El gobierno ha dispuesto la implementación de una cátedra de la paz, pero puede haber otras estrategias acordes con las dinámicas territoriales y características socioculturales que puedan buscar el mismo propósito: construcción de cultura de paz.

3. Reintegración y reconciliación: Los gobiernos locales deben diseñar estrategias concretas que faciliten el proceso de reintegración de excombatientes a la vida económica, social, política y cultural de los territorios. La misma sociedad que produjo la guerra es la que debe crear las condiciones para la paz. En esto consiste el avance en procesos de reconciliación.

4. Garantías de No Repetición: Los gobiernos locales deben plantearse la manera de generar las condiciones necesarias para que el conflicto armado y las violencias que le han acompañado no vuelvan a reproducirse. Todos los puntos anteriores van encaminados hacia esto, pero, de modo puntual, urgen acciones orientadas a que sea el Estado el que tenga el monopolio de las armas. El respeto y la garantía de los derechos humanos desde la administración pública, así como la eliminación de prácticas discriminatorias de grupos poblacionales específicos, entre otros aspectos, deberán ser contemplados en un horizonte de paz territorial.

5. Instancias de participación ciudadana: Es necesario que la construcción de paz se convierta, en primer lugar, en una política de Estado, y segundo en un asunto que convoca y compete a la sociedad. Para esto es necesario habilitar espacios de diálogo entre el Gobierno y la Sociedad Civil que permita avanzar en este sentido. Los Consejos Territoriales de Paz son una valiosa herramienta para lograrlo y consideramos que es necesario habilitarlos en esta coyuntura, según lo ordena la ley. Además, es indispensable apoyar y fomentar la creación de veedurías ciudadanas que hagan seguimiento a la implementación de los acuerdos.

6. Medidas de anticorrupción y trasparencia: Uno de los grandes enemigos de la paz es la corrupción. Esta ha sido no solo una fuente de desangre de los fiscos del Estado sino de ilegitimidad y de vaciamiento del sentido de lo público. Es alto el riesgo de que fracasen ante las mañas y la voracidad de algunos pocos los grandes esfuerzos que estamos haciendo como sociedad para respaldar los diálogos de La Habana y para comprender las implicaciones sociales y políticas de la implementación de los acuerdos. Por lo tanto es indispensable, de cara a la implementación de los acuerdos, un compromiso explícito de los entes territoriales en relación al ejercicio administrativo responsable con los recursos públicos y, especialmente, a recuperar la legitimidad del Estado como garante de los mismos.

Recientemente fueron entregados a los Consejos Territoriales de Planeación los anteproyectos del Plan de Desarrollo. Además de esta instancia, en la que se prevé representación de diversos sectores sociales, están las consultas ciudadanas y los debates en concejo y asamblea donde es posible participar. Si bien es cierto que muchas veces esta opinión ciudadana no logra revertir asuntos estructurales, de enfoque o presupuestales, que traen ya los planes de gobierno, el ejercicio de conocer las propuestas y construir opiniones calificadas al respecto constituye una oportunidad importante de participación ciudadana y movilización social. Además de la pregunta sobre qué proyecto se configura en estas propuestas necesitamos analizar de qué forma responden a los retos de la paz territorial.

Desde la Corporación Región, a través de diversos espacios y plataformas (Viva la Ciudadanía, Mes Voces de Paz, Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín, Plataforma al Seguimiento de Antioquia -SEPA-, Diálogos Campo Ciudad, Federación Antioqueña de ONG) y de una intensa labor de capacitación y diálogo con servidores públicos en los 10 municipios del Valle de Aburré, venimos promoviendo esta reflexión. Estamos convencidos de que la creación de condiciones institucionales y de capacidades locales son esenciales en la comprensión en la construcción de paz territorial. Los planes de desarrollo son un instrumento potente para ello. No dejemos pasar esta oportunidad.