¿Antioqueñizar la Gran Colombia?

Por Juan José García Posada

Es muy seguro que algunas personas retomen el vicio de ridiculizar sin razonamiento serio la afirmación del carácter nacional de lo regional y sobre todo cuando se trata de Antioquia y su influjo determinante en el destino del país. Ni un regionalismo vanidoso y desafiante, ni la equivocada invocación de un federalismo improcedente, ni la asunción de una actitud arrogante de superioridad moral se justifican cuando se ejerce el derecho a defender sin pena la vocación y la presencia del pueblo antioqueño.

Siguen siendo válidas en lo esencial las opiniones de personajes tan inteligentes como el escritor boyacense Eduardo Caballero Calderón, quien exaltó la presencia vital de Antioquia en el país. «Mientras resista Antioquia, los colombianos no nos vamos a hundir», concluía el gran novelista.

Su escrito, como los de otros colombianos eminentes, lo recordamos en la tertulia semanal del Coloquio de los Libros, donde hablamos sobre los límites históricos, geográficos, administrativos y sentimentales del País Paisa y expusimos puntos de vista muy diversos acerca de la identidad y el futuro regionales.

Vuelvo a decirlo, como hace años en otro artículo aquí mismo: el provincianismo centralista y la idea falaz de que la nación es superior a la región y por consiguiente lo regional es algo así como primitivo, aborigen, pasado de moda, han determinado en gran parte el trato inequitativo evidente que ha recibido Antioquia, a lo largo y ancho de más de dos siglos en que ha creado una cultura regional auténtica, comprobable en todas las manifestaciones del saber y el hacer colectivos. «No saben lo que es Antioquia», dijo Carrasquilla en sus postrimerías. Ojalá lo supieran, por ejemplo ahora cuando afloran interesantes discusiones políticas y económicas, inseparables del sentido profundo y trascendente del modo de ser antioqueño y al menos sospechosas por ciertas coincidencias.

Es preciso insistir en que la visión centralista provinciana subestima la corriente universal de regionalización y la participación eficiente de las regiones en la construcción de las naciones como puentes y cohesionantes del cosmopolitismo global. La sola región central es apenas un componente, en medio de las demás regiones, aunque todavía haya quienes nos pregunten qué piensan allá en la provincia.

En la amena tertulia del miércoles recordé Los negroides, el muy polémico ensayo de Fernando González: «El problema más grave de Colombia está en que el río Magdalena la divide en dos partes de caracteres diferentes. Si nuestros gobernantes dificultan la emigración antioqueña hacia el resto de país, permitiendo inmigración extranjera, Colombia se frustrará en cuanto a su futuro original». Nuestro filósofo decía mucho más sobre «el hecho antioqueño». Varias veces tuvo el valor civil, que le era proverbial, de publicar la consigna de «antioqueñizar la Gran Colombia». ¿Vale volver a preguntar si sí?

Fuente:

García Posada, Juan José. «¿Antioqueñizar la Gran Colombia?». El Colombiano, Medellín, lunes 22 de noviembre de 2021.