La sillita del Maestro
Por Mary Jo Smith *
El Maestro era mi «abuelito». Mi mamá (Rosa Girasol), como nadaísta, solía visitarlo mucho, y yo forjé mi propia relación con él desde los 3 hasta los 5 años de edad.
Nos íbamos a caminar juntos y él recogía naranjas de los árboles, y caminando, comiendo y conversando pasamos muchas tardes.
Una vez me cansé de pelar mi naranja —mientras él ya se comía la suya— y le pedí que me diera un casquito. Me dijo: «Todo lo mío es tuyo».
Cuando yo lo visitaba, subía a su alcoba donde escribía, sentado en una sillita chiquita, con la máquina de escribir sobre una silla de tamaño normal. Las rodillas le llegaban hasta el pecho, y yo le pregunté por qué tenía una sillita que era chiquita, como para mí. Me dijo que así le gustaba escribir. La sillita, de esas que colgaban fuera de los almacenes en la plaza de Envigado, era el símbolo del puente espiritual que nos unía.
Abuelito nunca me trató como una «niña chiquita». Me trató siempre como un ser espiritual; para mí fue el único adulto que realmente me vio por lo que yo era, aun estando dentro de una cáscara de niñez. Compartíamos una rebeldía, una protesta que llevaba a serenidad —había algo que se entendía, que se aceptaba— sin necesidad de expresarlo o explicarlo.
Mi mamá me llevo a Otraparte el día después de que el abuelito dejó su cuerpo, y mientras ella tomaba agua aromática con doña Margarita, yo subí las escaleras angostas a la alcoba a buscar la sillita. La llevé al carro, la puse sobre el asiento de adelante y me senté en ella. Admiré el jardín y sentí mucha paz. Mi amigo ya no estaba para darse caminadas conmigo, pero yo nunca perdería nuestra amistad. Recuerdo esa certeza como si hubiera sido ayer…
En esas salieron doña Margarita y mi mamá a preguntarme qué estaba haciendo con la silla del Maestro, y les contesté: «Abuelito me dijo que todo lo de él era mío y esto es lo único que quiero».
En ese entonces yo tenía 5 años; la sillita me ha acompañado ya casi 39 años. Me gustaría regresarla a la alcobita del Maestro, ya que ustedes han creado en Otraparte un sitio muy especial que lo celebra. No tenerla físicamente conmigo no significa que no la tengo. Así como no tenerlo a él en el físico no significa que él deja de existir. Yo siempre lo celebraré y lo amaré.
Fuente:
Comunicación personal, 2002. Escuchar la grabación del texto en su propia voz en español (2017) y en inglés (2018).
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* Mary Jo es hija de Rosemary Smith (Rosa Girasol), artista estadounidense que en la década de 1960 vivía con sus hijos en su casa «Todaspartes», cerca de Otraparte. Actualmente Mary Jo vive en Uruguay con su esposo Ivan Obolensky. Es la directora de Dynamic Doingness, su propia compañía.