Fernando González con su
nieto Rafael Ángel González.
Si me viera forzado a no poder salvar de un hundimiento imaginario de toda la cultura colombiana sino una obra, un autor, yo escogería sin vacilar a Fernando González. Y lo haría desde el doble ángulo de una retrospectiva nacional, tanto como desde la elección más individual y espontánea de la persona; como el mejor de nuestros documentos humanos, para repetir una vez más lo que todo lector hace cuando se acerca a su pensamiento: emprender un gran camino hacia sí mismo.
Carlos Jiménez Gómez