Fernando González y María Helena Uribe de Estrada (1963). Foto por Leonel Estrada.
En los últimos años de su vida visitamos varias veces a Fernando González. Ir a su casa era entrar en refugio donde se perdía la sensación de tiempo, de espacio, de gravitación. Era vivir el pensamiento puro, el amor puro, la esperanza pura. Salíamos reconfortados, seres nuevos, llenos de espíritu y de naturaleza.
María Helena Uribe de Estrada