Vuelve el Nadaísmo con la
publicación Obra negra
de Gonzalo Arango
Reeditan libro del “profeta” cuando se cumplen 40 años de su muerte.
Por Jotamario Arbeláez
En el primer número de la revista Nadaísmo 70 aparece una cita del recién fallecido escritor Fernando Soto Aparicio —tomada de El Espectador, abril 1966, hace 50 años—, que reza: “El Nadaísmo, ¿hasta cuándo va a durar su poder?”.
El próximo 25 de septiembre van a cumplirse 40 años del accidente en Gachancipá, donde perdiera vida y sombrero su fundador y líder, el “profeta” Gonzalo Arango. Y los nadaístas continúan con la joda, ahora incluso pendientes de la Presidencia de la República.
Aparte de los actos de conmemoración que se anuncian, es significativa la reaparición del libro que reúne lo principal de su producción, Obra negra, originalmente publicada en Buenos Aires, en 1974, por Carlos Lohlé, quien además publicó por entonces la novela El amor en grupo, del novelista antioqueño Humberto Navarro, que también está mereciendo reedición.
En 1971, cuando el “profeta” comenzó a dar señas de que se iba convirtiendo en místico y renegó del “inventico”, el editor argentino me confió la misión de rescatar la obra nadaísta de Arango, quien por entonces había renunciado a la prosa, como a la carne y el cigarrillo, en virtud de su reciente amor. La investigación me tomó dos años y quedó bastante representativa del pensamiento de quien en principio se presentó, para terror de la parroquia, como enviado de las tinieblas. Lo expreso así en la solapa de entonces, en la que me descubro ahora siguiéndole los pasos en el amor por Cristo:
“Como en esta obra Gonzalo Arango habla tanto de sí no agregaré redundancias. Solo quiero afirmar que durante 13 años puse mis manos sobre el fuego dando fe de estas negaciones. En mi adolescencia me dije: ‘No nací para nada y este mundo no está bien hecho’. Quince minutos más tarde aparecía en mi vida Gonzalo Arango desenfundando el Nadaísmo. Toda la energía celular de que era capaz la afilié a esa causa que pretendía combatir el error por el terror.
Di mi mano a la dinamita y mi lengua a los vituperios. Concebí una veneración sacrílega por este Profeta que venía a reclutarme para la tarea destructiva de cuanto mito o mitra permaneciera en pie sobre las conciencias. Nos hicimos ateos para deshacer lo creado. Nos hicimos antisociales mientras llegaba el socialismo. Nos situamos en el mapa de los apátridas.
Seguramente Mefistófeles ponía fuego en la punta de nuestra pluma. Nunca se invocan vanamente los pactos apostáticos y el ángel derrumbado siempre tiene otro brazo para el rebelde. Se nos había encargado la misión subterránea de volver adorable todo lo repudiado por la tradición y el buen gusto burgués: los llamados pecados y transgresiones y delitos y los bajos instintos y las malas inclinaciones y peores palabras. El ser pendiente de la cruz fue reo de nuestras resucitadas ofensas y vejaciones, pero también toda cabeza regidora de la conducta de la mente del hombre fue martillada con el INRI sonriente de nuestros verbos profanos.
Trece años le metimos a la misión satánica y tanto nos ejercitamos en volear el alfanje que en pleno campo de batalla le rebanamos la cabeza a nuestro aliado Satanás y volvimos a Dios las miras. Hoy nuestra espada está en su vaina y esa vaina oxidada en el mar de las negaciones. De todas las sorpresas que pudimos proporcionar, ninguna como la que el Nadaísmo iba a dar a Dios. Y el Señor nos ha enviado, para dar a la luz del mundo nuestra antigua blasfemia, a un editor especializado en teología. Con Dios se han hecho muchos chistes, y Él no ha dejado de reír”.
Esta nueva edición ostenta el sello editorial de Eafit y de la Corporación Otraparte. Eafit ya había publicado dos tomos epistolares del “profeta”, las Cartas a Aguirre y las Cartas a Julieta. Ya se encuentran en las principales librerías de Bogotá y del país.
Fuente:
El Tiempo, miércoles 27 de julio de 2016.