Aniversarios de Otraparte
Por Ernesto Ochoa Moreno
Recordando a Fernando González: 90 años de “Una tesis”; 80 años de “Viaje a pie”; 50 años del “Libro de los viajes o de las presencias”; bodas de oro del nombre “Otraparte”; 20 años de “Las cartas de Ripol”; 60 años de la muerte de su hermano Alfonso González Ochoa; 30 años de la muerte de su esposa, Margarita Restrepo Gaviria; 10 años de la muerte de su hijo mayor, Álvaro González Restrepo.
Se cumplen este año varios aniversarios que tienen que ver con la obra y la vida de Fernando González Ochoa, el filósofo de Envigado. Es como si por una inesperada coincidencia, diversos eventos ocurridos en el pasado se remansaran en este recodo que es gráficamente el número 9 y contra el cual golpea el río del tiempo en el último año de las décadas.
Hace 90 años, el 20 de abril de 1919, se publicó “Una tesis”, el trabajo con el que Fernando González se graduó como abogado a la edad de 24 años. Su título original era “El derecho a no obedecer”, pero debió ser cambiado por exigencia del jurado calificador, presidido por el doctor Víctor Cock. Tres años antes, en 1916, había aparecido la primera edición de “Pensamientos de una viejo”.
Una década más tarde, hace 80 años, en octubre de 1929, sale a la luz “Viaje a pie”, editado en París por “Le livre libre”, que consagró al escritor envigadeño en el ámbito literario y del pensamiento tanto en Colombia como en el extranjero. Más en el extranjero que en Colombia, la verdad sea dicha.
A partir de entonces, Fernando fue puro viaje pasional, un huracán de creación, de autenticidad, de producción literaria. La década de los 30 fue fecunda y en ella aparecieron, año tras año, la mayoría de las obras del maestro: “Mi Simón Bolívar” (1930), “Don Mirócletes” (1932), “El hermafrodita dormido” (1933), “Mi compadre” (1934), “El remordimiento” (1935), “Cartas a Estanislao” (1935), “Los negroides” (1936), “Revista Antioquia” (1936 y años siguientes), “Santander” (1940). En 1941, tras la publicación de “El maestro de escuela”, González entra en un prolongado receso de silencio y aislamiento, que durará 18 años.
En 1959, hace 50 años, con la publicación el 14 de agosto del “Libro de los viajes o de las presencias” editado por Alberto Aguirre, culminó ese lapso de maduración silenciosa. Se lee en la primera página del libro: “Soñé despierto con esos papeles y veía ya en mis manos el primer ejemplar de librito empastado en rojo oscuro, casi negro, y que cabía en el bolsillo de la chaqueta. Todo libro debería caber en el bolsillo; hay que llevarlo, tiene que ser manual, para leerlo al pie de los árboles, al lado de las fuentes, en donde nos coja el deseo…”.
El cincuentenario de esta obra de Fernando González es, sin lugar a dudas, la principal efeméride de este año en Otraparte, su casa a la entrada de Envigado que coincidencialmente también cumple bodas de oro. En 1959 el escritor le cambió el nombre de “Huerta del alemán” por el que a partir de entonces la ha hecho famosa. Actualmente es la sede de la Corporación Otraparte, que dirige Gustavo Restrepo V. y tiene bajo su cuidado la casa-museo, irradiando, como referente cultural de Envigado y Medellín, el pensamiento del genial solitario que la habitó.
Fernando González moriría el domingo 16 de febrero de 1964 allí, en Otraparte. Dos años antes había publicado su último libro, “Tragicomedia del padre Elías y Martina la velera”, que es la vivencia en plenitud de su viaje a la Presencia. Y cinco lustros después de su muerte, en mayo de 1989, es decir hace 20 años, apareció, como publicación póstuma, el libro “Las cartas de Ripol”, editada por Joe Broderick, con prólogo de Alberto Aguirre, que recoge las cartas de González al monje benedictino Andrés Ripol en las postrimerías de su existencia.
Es necesario recordar, en este imbricarse de hechos que saltan de diez en diez años en la vida del maestro de Otraparte, tres aniversarios de muertes. En 1949, hace 60 años, murió su hermano Alfonso, quien fue su gran apoyo y su agente literario. Dos años antes, el 28 de enero de 1947, Fernando había padecido el desgarramiento más trágico en su vida, como fue la muerte prematura de su hijo Ramiro, a los 22 años de edad, cuando apenas había terminado su carrera de Medicina.
La esposa de Fernando, doña Margarita Restrepo, hija del presidente Carlos E. Restrepo, con la que se había casado en 1922 y a quien él llama Berenguela en sus libros, falleció hace 30 años, el 7 de junio de 1979, también en Otraparte. “Doña Berenguela era la firmeza impalpable: qué presencia tan aguda la suya. Nos envolvía, y parecía que no estaba con nosotros. Por Margarita Restrepo se ve la grandeza de Fernando González”, escribió Alberto Aguirre en una columna suya de homenaje a doña Margarita, días después de su fallecimiento. Finalmente, hace 10 años, en Cartagena, el 6 de febrero de 1999, murió Álvaro González Restrepo, el hijo mayor, a la edad de 76 años.
Sobre cada uno de estos aniversarios se podría escribir un artículo entero. Baste esta enumeración como un homenaje al filósofo antioqueño, cuya vida fue vivencia, lucha, fecunda creación, enseñanza punzante y al mismo tiempo consciente y gozoso viaje de despojos hacia la Intimidad, donde no se cumplen años, sino que lo vivido es eternidad en la Presencia.
P.D. Para ampliar datos, referencias y textos sobre Fernando González, consultar Otraparte.org
Fuente:
El Colombiano, suplemento dominical Generación, domingo 2 de agosto de 2009.