Fernando González
Pintura © Alberto Torrente
González nos angustiaba porque nos definía. Frente a él no cabía sino callar, porque su acusación continúa viva: es más, continuará creciendo día a día, a medida que los defectos que él trató de desenmarcar y combatir persistan en nuestra psique de pueblo resentido y acomplejado.
Gonzalo Cadavid Uribe