Con su Música a Otraparte
Somos Débora
Alumnos de la Escuela
Superior Tecnológica
de Artes Débora Arango
—17 de junio de 2011—
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Los músicos de la Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango presentan en la Casa Museo Otraparte un recorrido por el bolero y su imborrable huella en la historia, en medio de una velada maravillosa y sentimental.
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El bolero en el tiempo
Por Uber Vélez Palacio
¿Qué tienen que ver entre sí Rusia, María Luisa Landín, Daniel Santos, Radio Progreso, España, la salsa, las serenatas, y usted o yo, por ejemplo? ¡Todo! Ante los ojos del bolero, ¡todo!
Un aire cuya génesis se puede ubicar en Europa, instalado en Cuba, se desarrolla como fenómeno en los años veinte y se difunde por América por medio del Caribe. Vincula el desarrollo tecnológico de la isla en sus antenas radiales y se filtra en el dial de la época como música popular. Esa historia, justo esa, es la que me encanta conocer de la música en America.
Hablando con un experto en el tema, mi amigo Juancho Vargas, se abre un naipe de historias mientras me entero de las una y mil experiencias que, detrás del bolero, se han tejido y se han vuelto preguntas para mis días: que el Jefe, el famoso Daniel Santos, estuvo por Colombia en los cincuenta, y que fue Juancho justo en sus menos de 20 años el pianista oficial de la gira. Que Lucho Bermudez ya venía experimentando con Te busco…, pero no ese que conozco, el que canta Celia, ¡no! Se trata de otro Te busco, escaso bolero de don Lucho para la historia. Que María Luisa Landín fue acompañada por un grupo de músicos al mando de mi amigo Vargas, la misma Luisa mexicana, icono del bolero de esas latitudes. Que esto y aquello con el bolero, los “qué” de la historia que nunca me respondieron.
Quizás historias como estas surjan esta noche, vestidas de trío o de dueto. En forma de poema, de reclamo o declaración… “Cosas como tú, son para quererlas; cosas como tú, son para adorarlas…”. En forma de flor ofrecida a la amada. Quizás…
La verdad no lo sé; soy de los que prefieren las sorpresas. Por me detengo aquí para invitarle a usted que me lee a disfrutar de una velada al dejo romántico del bolero.
Un grupo de jóvenes inquietos se ha dado a la tarea de indagar por los inicios, el desarrollo y el devenir del bolero en nuestras tierras americanas, así que le extiendo la invitación a un acogedor evento donde nos contarán anécdotas y, quizás, un improvisado cantor se declare a pecho al son del piano. No lo sé, le dejo eso a la magia del bolero en la acogedora casa del maestro preguntón don Fernando González…
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